Ahora les toca a las ART

El sistema de seguros de riesgos de trabajo camina sobre la cuerda floja. Es otro de los grandes negocios que dejó el neoliberalismo de la década del ‘90 con el uno a uno y la privatización de las tareas estratégicas del Estado. Su continuidad está siendo evaluada por el Gobierno y podría seguir el camino de las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones, según señalaron fuentes oficiales.

“El próximo sablazo es para las ART”, dijo a ZOOM una persona que conoce por dentro los debates que atraviesan las reuniones de Casa Rosada y la residencia de Olivos. La forma y contundencia de ese golpe todavía no está definida.

Desde hace varios meses el tema está siendo analizado en las oficinas del Ministerio de Trabajo. Allí observan con detenimiento las distintas propuestas para modificar el actual sistema de Aseguradoras de Riesgos de Trabajo y preparan un proyecto de ley que debería llegar al Congreso antes de fin de año.

Un funcionario que participa de esos encuentros bromeó al respecto: “Ahora a las empresas (ART) les puedo decir que tienen que cumplir con todo, porque si no, las próximas son ellas”.

Una ley que no previene

Un trabajo del año pasado, elaborado por los economistas del Centro de Estudios para el Desarrollo Argentinos (CENDA), concluyó que más allá de los objetivos formales, la Ley de Riesgo de Trabajo “no se concentra en reducir la prevención de accidentes y enfermedades de los trabajadores”.

“En su lugar, procuró otorgar un marco de previsibilidad empresarial en términos de los costos de los siniestros, creando –paralelamente- un nuevo negocio financiero que se sumó al de las AFJP”, subrayó el documento. Además, señaló: “El traspaso de la responsabilidad por la prevención y los siniestros desde los empleadores a las ART, los cambios normativos regresivos en términos de planes de mejoras y la pasividad de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo configuraron un sistema de seguro en el que la política de prevención no constituye el eje principal”.

En este sentido, un informe realizado este año en base a los datos de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo demostró que casi tres millones y medio de personas no pudieron tratar sus enfermedades profesionales en el sistema de ART. La comparación internacional –que tanto gusta a los neoliberales– es demoledora: el promedio mundial de enfermedades profesionales que afectan a los trabajadores ronda el 38%, pero en la Argentina sólo se aceptó el 2% de ellas. (ver Los resultados de la máquina de despojar)

La posición de la CGT y de la CTA

La existencia de las Aseguradoras de Riesgo de Trabajo es cuestionada tanto por la CGT como para la CTA, pero tienen diferencias.

El diputado nacional y abogado laboralista, Héctor Recalde indicó que una de las cosas con las que difiere el proyecto para reformar a la actual ley de Riesgos de Trabajo de la CGT y el de la CTA es la cuestión de mantener el sistema de Aseguradoras de Riesgos de Trabajo (ART).

«Nuestro proyecto lo mantiene, no porque nos guste el sistema sino porque se comprometieron empresas que ya están funcionando y terminarlas implicaría acciones contra el Estado que queremos evitar», explicó.

El representante de la otra central obrera, Claudio Marín, secretario de prevención y salud de la CTA, propuso que se elimine el carácter privado de las aseguradoras, porque “lo tiene que hacer el Estado y también mutuales, gremios o cooperativas”. Subrayó: “De esta manera se elimina la cuestión del lucro».

En la misma línea, el vicepresidente de la Asociación de Abogados Laboralistas, Luis Ramírez, sostuvo que las ART forman parte de “un sistema que no tiene solución”. En nombre de la asociación a la cual representa, Ramírez expresó que ellos han sido contrarios a la ley 24.557: “La hemos combatido y nos hemos sentido identificados cuando la Corte en el año 2004 la ha demolido desde el punto de vista constitucional”.

Para solucionar esta cuestión, Ramírez propuso que debería existir un ente público de gestión tripartita, a cargo del Estado, empresarios y trabajadores, que no lucre con el sistema, enfatizando en que “hay una maquinaria que se instrumentó en despojo de los derechos de los trabajadores.”

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