Miralos, miralos, están tramando algo.
Pícaros, pícaros, quizás pretenden el poder.
A los jóvenes de ayer. Serú Girán
A los bifes. Las críticas a La Cámpora y a la cantidad de lugares que los sub 35 ocuparon en las listas del FpV me tienen harto. En especial, cuando las practican los compañeros.
La pertinencia de las candidaturas está rotundamente argumentada por Fabián Rodríguez en esta edición. Por lo tanto, trataré de reflexionar acerca de cuál es el lugar desde donde se trata de impugnarlas. No me refiero a la prédica mediática concentrada, que solo busca horadar al gobierno nacional. Sino a nosotros mismos.
Cuando los pibes van para adelante, les pegan porque se cortan solos. Si están muy pendientes de la palabra de CFK, les pegan porque son jóvenes obedientes carentes de rebeldía. Los critican porque pegan contratos y cargos como si muchos de los que critican no los tuvieran o quisieran tenerlos. Como si hoy la política se hiciera desde un monasterio budista.
¿Por qué no dejar que hagan su propia experiencia? ¿Por qué no marcar los errores, inevitables para cualquier novato, para colaborar con el aprendizaje, sin entrar en la descalificación?
Entre todo lo que se dice, lo que más jode es un gataflorismo peligrosísimo. En el kirchnerismo, a partir de haberle ganado a Duhalde en 2005 y de consolidar el proyecto con el triunfo arrasador de Cristina en la PBA y el cuarenta y pico por ciento de votos obtenidos en el país, la crítica recurrente hacia adentro fue que faltaba construcción política. Que Néstor se seguía apoyando en lo viejo, que había transado con el PJ porque no tenía nada alternativo.
Nosotros somos parte de esos cuestionamientos. Escribimos aquí mismo, en julio de 2008, horas después del voto no positivo de Cobos: «el matrimonio K enfrenta por primera vez en cinco años el reto de gobernar con una oposición aun desarticulada en términos electorales pero con virtualidad de poder de cara al 2011. Frente a ese escenario, su mayor desafío será recomponer una política de alianzas y de construcción política que tocó fondo.»
Por si hace falta, vale recordar que la transversalidad y la concertación plural fueron una sarta de pajeros que no estuvieron a la altura de las circunstancias históricas. Con los ejemplos culminantes de Ibarra despegándose de Néstor en plena pelea con la Mesa de Enlace y con la traición inédita de Cleto. Entonces, hoy que despunta esa renovación, que aparece una expresión novedosa y organizada surgida de los años kirchneristas, que pretende terciar en una discusión hasta ahora monopolizada por la CGT y los intendentes, que abraza los pilares simbólicos y concretos de los gobiernos de los Kirchner con lealtad y entusiasmo, ¿de qué mierda acusan a La Cámpora?
Parecen todos viejos chotos a los que se les frunce el culo porque el mundo se viene en catarata de un modo que no habían anticipado.
Muchachos, háganse cargo, en vez de joder a los pibes. Hay que tener la madurez y los cojones de acompañar, ya que no supimos conducir cuando nos tocó.