Un suave y fresco aire otoñal

Un análisis político de las últimas semanas en contraste con el segundo semestre del año anterior. Evoluciones y retrocesos en los posicionamientos en la antesala de la puja presidencial de 2011.

En un trazo a vuelapluma, puede constatarse que tras el debate sobre la utilización de las reservas del Banco Central y el cambio de autoridades de esa entidad, la oposición que otrora apareciera galvanizada por una serie de puntos centrales, hoy se muestra desperdigada y anárquica.

Repercutieron hondamente en el radicalismo las apreciaciones de Margarita Stolbizer, para quien la oposición condena cualquier iniciativa oficial sin tener fundamentos para ello. Esas palabras sonaron con más estruendo puertas adentro que en los medios de comunicación. Y tuvo su impacto, también, el alejamiento explícito que Ricardo Alfonsín planteó con respecto a Julio Cobos.

Todos, a su vez, vienen dejando de lado aquellas confluencias rurales con Mauricio Macri y Francisco De Narváez quienes, además, ya emergen diferenciados agudamente de Felipe Solá. Las últimas dos semanas fueron dramáticas para el jefe de gobierno porteño, quien llegó a quedar en ridículo televisivamente, en el programa de Matías Martin, pese a ser indagado sobre una agenda muy propia.

Sin dejar de lado la incidencia soterrada en algunos distritos, es preciso destacar también que el duhaldismo ha lanzado candidaturas presidenciales que ni siquiera fueron aplaudidas por tropas afines, mientras se descarrilaba su vehículo insonorizado, el piloto sojero Carlos Reutemann.

A la izquierda, la reyerta entre las franjas más decidoras y el Proyecto Sur, que derivó en el quiebre de una marcha planeada conjuntamente para rechazar el pago de la deuda externa, y el debate con sordina pero con energía que se despliega entre las fuerzas solanescas, está perjudicando un acuerdo que podría canalizar segmentos populares. Allí, el desarrollo de posiciones como la de Martín Sabatella y Carlos Raimundi, entre otros, con respaldos efectivos y cuestionamientos racionales al gobierno, impacta hondo en una militancia que se siente incómoda.

¿Qué ha ocurrido? Hasta Mariano Grondona ha tenido que echar mano a esa anquilosada versión del antiperonismo aristocratizante que encarna Juan José Sebrelli para hallar ciertas líneas conceptuales que parecen difuminadas por el espacio. ¿Hay un nuevo estado de conciencia social?

Es probable, pero se registran otros elementos. De hecho, aquella opción por los ricos que planteáramos durante el conflicto con las entidades agropecuarias ha decrecido en vastas zonas medias de la comunidad. El forzamiento clarinesco para brindarles altavoz no alcanza para ocultar el deterioro de la voz del zonzo en el seno de sectores que reciben noticias sobre la crisis financiera y el estado de cosas en otras latitudes.

También, la equilibrada política internacional argentina ha dejado sin argumentos sólidos a combatientes y reaccionarios. Es inocultable que la vocación práctica latinoamericanista está en marcha con rasgos salientes, y también que la misma se ha desplegado sin contrastes dramáticos que levantaran polvareda en el continente.

Asimismo, la disposición de una asignación universal por hijo, el avance sobre el tema educativo dando respuestas a los reclamos docentes e incorporando la tecnología a las aulas y los indicadores sotenidos de crecimiento -que se palpan más allá de la polémica numérica- ha permitido al universo de organizaciones sindicales y sociales gritar a viva voz el respaldo al sendero presente, y ha dejado pequeños nichos verbales para los espacios hipercríticos en ambos espacios.

Es decir, puede indicarse que el gobierno viene acertando con profundidad desde el mazazo recibido en provincia de Buenos Aires y Capital Federal durante los comicios del 28 de junio pasado. Como los buenos pugilistas (metáfora extraña pues tenemos una presidenta) la gestión receptó un impacto y cambió el paso, tomando distancia para retomar la ofensiva tras cambiar el aire. Por lo demás, ya hay varias boxeadoras en actividad.

Pero en este panorama es pertinente incluir junto a algunas virtudes oficiales, ciertos factores ideográficos de valor: una gran parte de la sociedad pudo atisbar, tras mucho ignorar, con más nitidez, el rostro efectivo del núcleo de acero opositor, con sus planes de ajuste, sus recortes salariales, sus propuestas de despidos, sus perspectivas antisociales. Si para tantos eso había estado claro desde un principio, por motivos sinuosos, otros lograron comprenderlo con el andar del tiempo.

Es probable que la imagen de De Narváez, luego de la chacota tinelliana, haya configurado una victoria pírrica en zonas bonaerenses sacudidas por el narcotráfico. Es posible que muchos se hayan preguntado, finalmente, «¿che, a quién votamos? Este tipo que baila ba en la t ele resulta que es un narco colombiano». ¿Que había elementos para saberlo antes? Si, pero los tiempos de la opinión pública tienen un ritmo propio, desacompasado con la verdad plena e inmediata.

Sin embargo, esta serenidad parcial puede resquebrajarse. Las portadas de los medios de Papel Prensa, luego repetidas por los noticieros radiales y televisivos, han desenfundado las denuncias por «corrupción» como bandera, intentando un nuevo ciclo opositor. El voluble andar de las capas medias no brinda certezas, y algunos desajustes -si se prolongan- pueden surtir efecto: el alza del monotributo para los más bajos, la persistencia de un IVA inadecuado, un crecimiento de precios comprobable, la continuidad del desempleo en zonas bien capacitadas de la sociedad, ciertos abusos de algunos servicios privatizados que deberían ser contenidos por el Estado, entre otros asuntos aun congelados informativamente.

El camino hacia el 2011 va surgiendo ante los ojos nacionales y populares con un poco menos de maleza que un año atrás. No será fácil transitarlo, porque hay quienes intentan rápidas germinaciones entre las grietas del asfalto, y plantan sin cesar en las calles de tierra. Pero el clima es otro, y las movilizaciones callejeras de un mes a esta parte han aspirado, y contribuido a generar, un fresco aire otoñal en el ambiente sureño.

El autor es Director de La Señal Medios. Televisión, Radio y Gráfica en la Web.

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