Turquía: elecciones entre terremotos y la latente cuestión kurda

En medio de la destrucción por los terremotos y las ansias de grandes sectores de la población de que Erdogan abandone el poder, en mayo se realizan los comicios generales en el territorio turco. Un panorama de la situación actual y el mapa electoral que pone en juego el futuro de Turquía.

El próximo 14 de mayo, en toda Turquía se llevarán a cabo las elecciones generales, en las cuales se juega el futuro del actual presidente Recep Tayyip Erdogan, que desde hace 20 años controla al país con mano de hierro. Los comicios se realizarán en condiciones extraordinarias: el pasado 6 de febrero, dos terremotos en la región kurda de la nación, en el sureste fronterizo con Siria, provocaron la muerte de más de 50 mil personas y la destrucción de miles de edificios, a lo que se suman las recientes inundaciones que afectan varias zonas que también sintieron los golpes de los sismos. 

Con un estado de emergencia vigente por tres meses en más de diez provincias y miles de desplazados internos.  Con críticas por el desmanejo estatal posterior a las catástrofe y acusaciones contra el gobierno nacional por hechos de corrupción que afectaron las construcciones que colapsaron por los terremotos, las elecciones en Turquía acarrean una serie de incógnitas que, en su mayoría, rodean a Erdogan, el hombre fuerte del país y a quien muchos califican de nuevo sultán otomano.

Para los comicios de mayo, un total de 36 partidos políticos se presentarán, en su mayoría, divididos en tres grandes grupos: la Alianza Popular, comandada por los partidos AKP (que lidera Erdogan) y el MHP, dirigido por el ultraderechista Devlet Bahçeli y con fuertes vínculos con la agrupación terrorista Lobos Grises; la Alianza Nacional, encabezada por el partido nacionalista CHP –creado por el fundador de la República turca, Mustafa Kemal “Atatürk”—, que postula a Kemal Kilicdaroglu; y la Alianza Trabajo y Libertad, que reúne a diversos sectores de izquierda y es impulsada por el Partido Democrático de los Pueblos (que aglutina al movimiento kurdo), junto al Partido del Movimiento Obrero, el Partido Laborista, la Federación de Asambleas Socialistas, el Partido de los Trabajadores de Turquía y el Partido de la Libertad Social.

¿El Gandhi turco?

La postulación de Kilicdaroglu como candidato del CHP despertó unas frágiles esperanzas de que es posible la salida de Erdogan del poder. Al mismo tiempo, algunos medios turcos como buena parte de las cadenas de noticias extranjeras se alinearon para presentar a Kilicdaroglu como el “Ghandi turco”. 

De 74 años, el postulante del nacionalismo turco (presentado como “socialdemócrata”), tiene un largo historial como funcionario del Estado turco. Asesor del Ministerio del Tesoro y Finanzas en 1971, Kilicdaroglu también se desempeñó como director de la agencia de la Seguridad Social turca. En 2002 accedió a una banca en el Parlamento, donde fue designado, cinco años después como portavoz del grupo legislativo del CHP. En 2009, fue candidato a los comicios municipales de Estambul, pero fue derrotado por el AKP. Entre 2015 y 2018, lideró a su partido en las elecciones legislativas. En 2017, Kilicdaroglu tuvo un momento de esplendor al encabezar una marcha a pie entre Ankara y Estambul (unos 450 kilómetros) para denunciar el “autoritarismo” de Erdogan. 

El descontento con Erdogan –que va desde importantes sectores de la población turca hasta presidentes o grandes medios de comunicación— dejan en la nebulosa el hecho de que el candidato del CHP es un hombre que representa al status quo del Estado turco. Las expresiones de apoyo de su partido a las operaciones militares ordenadas por Erdogan contra las regiones kurdas de Irak y Siria, o en el apoyo del mandatario a la invasión de Azerbaiyán contra Artsaj y Armenia, son una muestra preocupante de quién podría acceder a la presidencia.

El analista Matt Broomfield recordó en un artículo publicado en Medya News que “el CHP representa la tradición kemalista que se remonta a la fundación de la República turca, y defiende un nacionalismo turco más o menos autoritario, controlado centralmente sobre la base de una identidad nacional unitaria que es anatema para los llamamientos del movimiento kurdo a la descentralización y el pluralismo. En particular, el CHP ha respaldado las mortíferas operaciones militares transfronterizas de Erdogan contra el sistema democrático dirigido por los kurdos en el norte y el este de Siria, que han causado cientos de muertos y cientos de miles de desplazados civiles, al tiempo que ha exigido la repatriación forzosa de los refugiados sirios, una medida que no haría sino consolidar la política turca de limpieza étnica y cambio demográfico en el norte de Siria”.

A su vez, Broomfield estimó que “hay elementos democráticos y reformas progresistas en el programa propuesto por el CHP que serían de gran ayuda para el movimiento kurdo, y bien podría producirse una alianza táctica con el bloque de oposición más amplio. Pero incluso si el HDP sobreviviera al caso del cierre y Kılıçdaroğlu resultara elegido, Turquía sólo estaría dando el primer paso en un largo camino hacia un acuerdo verdaderamente justo y democrático para todos sus ciudadanos”.

La cuestión kurda en las urnas

A principios de marzo, en Estambul se reunieron los y las principales representantes de la Alianza Trabajo y Libertad. En el encuentro, definieron presentarse en los comicios como una coalición. Los votos del HDP son codiciados tanto por Erdogan como por Kilicdaroglu, ya que el porcentaje del partido kurdo (que oscila entre el 10 y el 13 por ciento) podría definir las elecciones. 

En 2018, en Ankara, la capital del país, y Estambul, el AKP perdió el control de las ciudades luego de que el HDP llamara a votar por el CHP en la segunda vuelta electoral. En el caso de Estambul, el alcalde elegido fue Ekrem Imamoglu, inhabilitado este año para participar en los comicios presidenciales en una sentencia judicial por “insultar” a funcionarios turcos. En Turquía, el Poder Judicial funciona como otro brazo político del gobierno, algo que es denunciado continuamente por la oposición. 

El propio HDP es blanco de ataques similares, que buscan ilegalizarlo. En la última arremetida contra la agrupación kurda, la justicia le congeló sus cuentas bancarias, bajo el argumento de que apoya y se vincula con una “organización terrorista”, término utilizado por el Estado turco para calificar al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). 

El 20 de marzo, Kilicdaroglu se reunió con los co-presidentes del HDP, Pervin Buldan y Mithat Sancar, para discutir sobre el futuro del país, en el marco de los comicios generales. Desde el HDP, demandaban que el candidato del CHP tuviera un encuentro para abordar, entre otros temas, la cuestión kurda y su posible resolución. 

En la reunión, Kilicdaroglu remarcó lo que viene diciendo desde que fue postulado: la defensa de la democracia y el estado de derecho, la independencia judicial (algo que en la Turquía actual es prácticamente inexistente), la protección de las libertades y del medio ambiente. Junto a los representantes kurdos, el líder del CHP criticó las intervenciones del gobierno en las alcaldías administradas por el HDP y remarcó que su prioridad es “allanar el camino” para que la política deje “de ser un teatro de luchas”. Kilicdaroglu además enfatizó que “la violencia contra las mujeres debe terminar. La sociedad tiene una sensibilidad ante este tema y esta sensibilidad debe sentirse en el espíritu de la institución política. Si promueves la violencia contra las mujeres en un nivel u otro, no está bien”. El candidato del HDP también señaló que se “deben reconocerse los derechos de todos los grupos desfavorecidos y debe abrirse el camino para que vivan en todas las esferas de la vida en ciudades y pueblos”. En referencia a este último punto, propuso que “la dirección para la solución de todos los problemas, incluida la cuestión kurda, es la Gran Asamblea Nacional de Turquía”. 

Dos días después, la Alianza Trabajo y Libertad anunció que no presentaría candidato presidencial. Pervin Buldan, co-presidenta del HDP, junto a representantes de los otros partidos de la Alianza, leyó un comunicado conjunto en el que –además de efectuar una crítica profunda al gobierno de Erdogan—, se convoca pelear por los espacios dentro del Parlamento. Esta definición, tiene que ver con que el candidato del CHP remarcó que la Asamblea Nacional tiene que ser el ámbito para discutir y definir las nuevas políticas del país, incluida la resolución de la cuestión kurda.

Luego de estos movimientos políticos en Turquía, el camino a los comicios general de mayo parece más despejado. La incógnita sobre el apoyo de los partidos de la Alianza Trabajo y Libertad ya fue revelada. Los hombres y las mujeres del Kurdistán turco (Bakur), que suman alrededor de 20 millones de personas, ahora se encuentran en la disyuntiva de tener en sus manos la caída del actual mandatario y brindar el respaldo a un candidato que pronuncia discursos bañados de democracia y libertad, pero que en un futuro no muy lejano pueden cambiar radicalmente. 

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