Principales conceptos del analista político Raúl Timerman en conversación con Adrián Murano:
«Para mi gusto, la campaña tiene una alto nivel de violencia y agresividad mutua. Ese nivel de irascibilidad no era común en la Argentina. Esto potencia la división en la sociedad, lo que lleva a la siguiente pregunta: gane quien gane, ¿cómo hará para gobernar para todos?»
«Si uno hace el corte socioeconómico de los votantes, se puede advertir que se da un enfrentamiento de intereses de clase entre los votantes de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos. No en términos marxistas, pero se da esa circunstancia de enfrentamiento de valores. »
«La agresividad entre los candidatos proviene de un gran encono personal entre los candidatos. Se personalizó la discusión política. Y este comportamiento se replica entre los partidarios».
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«La idiosincrasia política porteña ejerce un prepotente dominio cultural sobre el interior. Al interior le cuesta imponer culturas y valores. El área metropolitana es prepotente en la imposición de valores y, a la vez, despectiva hacia quienes no asumen esos valores».
«No hay una sola moda cultural que no salga de la metrópolis. Hay un pensamiento totalmente unitario, culturalmente muy prepotente, avasallador de las culturas urbanas del interior»
«Esa imposición se puede ver en el tratamiento diferenciado que reciben (Gildo) Insfrán y (Gustavo) Posse por su continuidad electoral. Cuando Gildo Insfrán vio por primera vez al ministro (Guillermo) Dietrich, el ministro al recibirlo le dice: ‘Gildo, ¡usted tiene los ojos celestes!’. Lo que molesta no es Insfrán, sino su modelo de gestión de inclusión y equidad social».
«La gente tiene un interés distractivo con los medios, no un interés formativo. Nadie protesta por el valor de la televisión por cable, porque el entretenimiento se convirtió en un derecho adquirido. Pero para que eso funcione necesitás energía eléctrica, y por el precio de la luz sí hay quejas».
«Los medios no son tan inteligentes como para moldear comportamiento electoral. Cuando bajan línea lo hace de manera muy rústica: hacen un juicio de valor y lo bajan tajante tipo guillotina. Vos podés estar de acuerdo o no, pero no hay convencimiento en una acumulación de argumentación que se mantiene en el tiempo. Es simplemente pegar y pegar».