Si bien cualquiera de los 29 poemas que conforman el libro “Sucedió en la lluvia” podría resultar representativo del mismo, elegimos los versos de “Odio del paradero y el recuerdo” y “Poeta desorientado” para ilustrar esta sección, por lo antagónico de sus matices. Es verdad, es un juicio crítico bastante subjetivo y arbitrario tal vez, pero que esperamos que el lector sepa disculpar… y disfrutar.
Odio del paradero y el recuerdo
Yo no sé donde estás ni si te acuerdas,
pero si tuviera una túnica de hambre
atacaría tu navidad
me sentaría a tu mesa
te quedaría mirando
como un gran lobo viejo.
Yo no sé donde estás ni si te acuerdas,
pero si tuviera un par de botas de filibustero
un acantilado, un faro,
te haría naufragar hasta la última alga,
hasta el coral más hondo,
velaría tu voz con una alondra muerta.
Yo no sé donde estás ni si te acuerdas,
pero si tuviera una guía de murciélagos
invadiría tus noches como un bisonte o un montonero
y con un enorme grito de venado en celo,
extendería tu piel como una res abierta.
Yo no sé donde estás ni si te acuerdas,
pero si tuviera un memorándum de hechiceros,
una agenda de magos y un turbante
trocaría tus pascuas por entierros
cambiaría tu luna por un gran ojo yerto
daría vuelta tu biblia hasta el peor pecado
te rodearía de muertos que te observen
hasta que pierdas la calma.
Poeta desorientado
Descubrí la peluca de mis héroes
y el río está oxidado.
Usan valet los árboles.
Se escapó mi paloma con un gallo.
Ya la lluvia no regala muestras gratis
ni da informes la luna por teléfono.
La muerte aprende el rock y la sonrisa,
no quiere saber nada.
El suicidio,
con gripe.
Las rosas,
no reciben.
Mi canto,
está en la radio.
Mi imagen,
en el cine.
Los sueños han formado sindicato,
las golondrinas hacen inventario,
hubo cortes de luz en las luciérnagas,
la angustia se me casa en primavera,
y la soledad, becada,
se fue a estudiar montañas.
El dolor,
gerente principal de mi poesía,
coimea a los dentistas.
Y el estrofero hombre con mayúscula,
no quiere trabajar en mis poemas.
Se me fue con un chofer la buena amada.
Gran dios de los poetas,
no tengo de que hablar.
Estoy desorientado.
Isidoro Blaisten, Sucedió en la lluvia, Ed. Stilcograf, Bs. As., Argentina, 1965.