Principales conceptos del politólogo Nicolás Tereschuk*:
«Tal como lo presentó Cristina, más que una táctica para ganar la elección, la fórmula Fernández-Fernández es un esquema para gobernar la Argentina después del 10 de diciembre».
«Las personas que quieren votar a Cristina son las más pobres y las más jóvenes del país. La presencia de Alberto F. permitiría enganchar con votos de otras personas que están en otros lugares de la pirámide social y en otra franja etárea».
«El desafío que se presenta ahora es cómo hacer que la calesita que gira entre gobiernos «modernizadores» y populares o reparadores gire más lentamente. Lo que experimentamos en el gobierno de Macri es muy acelerado, muy traumático para el cuerpo económico y social. De la hiperliberalización de las variables económicas hasta su fracaso, todo fue a mucha velocidad».
«El próximo gobierno popular, además de reparar y reactivar, va a tener que encontrar el modo de estabilizar la política para evitar que la calesita siga girando de manera rápida y traumática».
«El problema del macrismo no es táctico, es político. Macri hizo un mal gobierno y buena parte de su relato está puesto en duda. El presidente se puso él mismo en una posición complicada para lanzar su reelección».
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«A la oposición le está costando menos unir sus pedazos que al gobierno suturar los suyos. El gobierno está dedicando todos sus esfuerzos en mantener unido lo que tenía».
«Los ciclos políticos se han acelerado, el cuerpo social va de la fiebre al frío, y del frío al calor. Maquiavelo sostuvo que si los ciclos se repetían mucho, ese cuerpo social corría el riesgo de ser destruido, tomado por otro por ser tan débil».
«En la región hay un giro a la derecha, pero más que eso, hay mucha dificultad para gobernar. Macri y Bolsonaro caen en las encuestas, Duque lo mismo. Moreno tiene que ir al FMI. Esa situación endeble obliga a privilegiar la sostenibilidad».
«La avenida del centro se convirtió en una arena movediza con muchas contradicciones. Dicen que el Estado debe intervenir en la economía, pero desconfían cuando efectivamente el Estado lo hace. Dicen que es buena la cobertura social, pero a la vez consideran que quienes reciben un plan social son vagos. Trabajar sobre ese sector, que no se rige por un ideario coherente, requiere, no digo lavar las convicciones, pero si tratar de demostrar que los valores conectan con ese sector de la población».