La decisión catalana de declarar la independencia sin más negociaciones con Madrid, fue aprovechada por Rajoy para recuperar la iniciativa y arrebatarle la bandera democrática.
Los independentistas catalanes emulan la receta de las “revoluciones de colores” para que la responsabilidad por la ruptura recaiga sobre el gobierno central.
La represión en Cataluña colocó a la península en una situación límite en la que ambas partes buscan el choque y donde algunos prefieren dividir España antes que democratizarla.
El domingo Cataluña enfrenta una consulta independentista cargada de equívocos. De la fractura y los rencores mutuos al peligro de cruzar el patriotismo con la ingenuidad política.