Sonámbulos hacia la crisis

"Es posible augurar un futuro complejo y caótico, lleno de malos presagios, pero también de posibilidades si prevalece una lógica de cooperación y construcción de alternativas al actual capitalismo predatorio", afirma el autor. El rol de Argentina y la región en un escenario que cruje.

“El cielo truena y relampaguea y tiembla el mundo de los vivos y el de los muertos se resquebraja y le crujen los cimientos, y se estremece también la losa que su tumba ha de cubrir”.

Cancionero griego de frontera.

 

“Todo lo sólido se desvanece en el aire
Toda materia se deshace en un solo instante
Todo lo devora, todo se desploma
Se cae a pedazos como el imperio de Roma
No hay forma alguna de tener equilibrio
Si la balanza ha caído y no se ha sostenido”
“Todo lo sólido se desvanece en el aire”
Ana Tijoux

 

“Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profano, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas”.

Karl Marx “El Manifiesto Comunista”

 

«Si ves el futuro, dile que no venga» – Juan José Castelli (1764-1812

Libre mercado, globalización y crisis.

Las sociedades capitalistas post crisis del 1929 iniciaron un proceso de crecimiento acelerado, con economías estables y de alta inclusión social. Las políticas keynesianas llevadas adelante por la mayoría de los países, en el marco de la “guerra fría”, generaron una etapa de relativa estabilidad durante casi 30 años.

 

A partir de mediados de los 70 comienza un nuevo proceso que ira generando profundos cambios en los sistemas productivos, cambios tecnológicos y, también, económicos, políticos y sociales.

 

Hubo además algunos acontecimientos o hitos que marcaron y fueron definiendo una época y un nuevo escenario internacional.

 

Entre ellos, la crisis del petróleo en 1973, y el aumento del precio del crudo que generó un excedente de “petrodólares” que fueron volcados hacia los grandes bancos occidentales, sentando las bases para una hegemonía de estos y la posterior globalización financiera; la caída del muro de Berlín en 1989, con la reunificación alemana, y la consolidación de esta como potencia económica y política dentro de la Unión Europea; el colapso de la Unión Soviética en 1991, terminando con el mundo bipolar de postguerra y la consolidación de EEUU como única superpotencia; la guerra del golfo de 1990/91. El 11 de septiembre de 2001 (11-S) con los atentados terroristas en Washington y Nueva York. Por primera vez los Estados Unidos ya no eran invulnerables, que podrían ser atacados dentro de su propio territorio.

 

El último acontecimiento estuvo marcado por la caída de la compañía financiera norteamericana Lehman Brothers en 2008 y sus consecuencias sobre la economía mundial. La crisis del 2008 aun no fue superada y sus efectos siguen hasta hoy.

 

Hubo además una triada política ideológica que marcó la época e impuso al mundo una visión neo monetarista, un liberalismo burdo, basado en el individualismo y el sálvese quien pueda. Reagan- Thatcher y la colaboración de Juan Pablo II, impusieron esta “nueva” ideología, con el sustento teórico académico del liberalismo, las doctrinas monetaristas de Milton Friedman y la Universidad de Chicago.

 

Es importante destacar que la implosión de URSS, significó la muerte del mundo bipolar, de un mundo en conflicto pero también en equilibrio. La guerra fría garantizó varias décadas de paz global, pero también generaban un marco de certezas y referencias políticas ya que ambas potencias se ponían límites entre ellas. Las políticas del estado de bienestar que florecieron en casi todos los países del occidente capitalista tuvieron que ver con el miedo a las masas revolucionarias que veían al socialismo como una alternativa válida.

 

A partir de 1989 poco a poco fueron reorganizando el mundo bajo la hegemonía estadounidense en un mundo unipolar, donde las políticas imperiales se trasmutaron en un pensamiento único, globalizador; fue el fin de la historia; el capitalismo se sintió triunfante e impune para imponer sus intereses e ideología.

 

Surge así una economía basada en la liberación de los mercados, en las teorías monetaristas y en la apertura de todos los mercados, financiero y comercial. Esta desregulación llevo a la demolición de las fronteras geográfica, pérdida de soberanía nacional, eliminación del papel regulador del Estado y de toda soberanía popular con el objetivo del establecimiento final de una “dictadura de mercado”. Fue el comienzo del fin del “estado de bienestar”.

 

Con este esquema el capitalismo nos fue llevando a situaciones de alta inestabilidad, ya que construye una economía basada en la renta financiera y la especulación en un marco global, en desmedro de lo productivo. En otras palabras no solo no produce nada, sino por el contrario destruye riqueza y desmembra todo el andamiaje social y productivo.

 

La crisis del 2008 mostró claramente la irracionalidad de este modelo rentístico financiero globalizador que ejerce su supremacía en el escenario económico mundial.

 

A eso se agrega que los grandes bancos no han aprendido nada de la crisis y hoy, en Estados Unidos, Alemania y sobre todo Italia, se reprodujo la burbuja crediticia, mientras que los países emergentes asumen deudas con tasas cada vez más caras que ascienden al total de su PIB o lo superan y que son impagables a medio plazo.
Resulta sumamente ilustrativo lo que al respecto señala Pascal Boniface: “Es una crisis mundial, no una crisis local. La causa fundamental es el desarrollo del capitalismo financiero en detrimento del capitalismo industrial, la búsqueda de beneficios a muy corto plazo y la falta de regulación de los flujos financieros que hace que algunos se beneficien rápido y otros están en la miseria” .

 

Pudiendo agregar la observación de George Soros relativa a que uno de los problemas centrales “es que los ciudadanos de los países desarrollados gastan más de lo que producen”. Se puede coincidir en esto con Adam Smith, David Ricardo o Karl Marx, cuando señalaban que solo al trabajo genera valor.

 

Esta crisis, puso en evidencia la falacia del neoliberalismo acerca de que el Estado y el gasto público son el problema, por ejemplo en medio de la crisis fue el estado quien salió a ayudar a los bancos y empresas a través de grandes subsidio. Está más que claro que las políticas neoliberales están destinadas a beneficiar a los bancos y al sector financiero. Así, durante el gobierno de Obama, EEUU subsidió en medio de la crisis a los grandes bancos, quienes habían originado la crisis y no así para ayudar a las víctimas, los ciudadanos comunes que perdieron su vivienda, vieron recortados sus gastos en salud y educación, pérdida de puestos de trabajo y aumento de impuestos.

 

Apuntábamos más arriba que la globalización, que tuvo un impulso a partir de los cambios tecnológicos en comunicación y electrónica, con la aparición de los petrodólares pero sobre todo a partir de la desaparición de la URSS y sustentada en su correlato ideológico neoliberal, generó una gigantesca transferencia de riquezas desde los países periféricos más desfavorecidos en el mundo hacia los países centrales y el sistema financiero mundial. Este mismo proceso se da dentro de los propios países, una minoría se apropia y concentra la mayor parte de la riqueza nacional. Dándose también otro fenómeno perverso los impuestos a las ganancias o al patrimonio han ido disminuyendo o sea que quienes más tienen y más ganan, pagan cada vez menos impuestos.

 

Así la “teoría del derrame”, según la cual el mercado derrama espontáneamente sobre el resto de la sociedad resultó falsa, el mercado, por si solo y sin una acción estatal no sólo no derrama sino que concentra cada vez más, tal como de manera reiterada ha sido señalado por informes de la ONU y el Banco Mundial.

 

La lógica predatoria del sistema generada sobre explotación de los recursos naturales y las comunidades no desarrollan nada. Este tipo de inversiones extractivistas solo generan miseria y emigración.

 

La tala de bosques naturales, la perdida de gran variedad de especies, la gran minería que envenena las aguas, el extraccionismo como sinónimo de productividad y progreso, son una falacia, ya que extraen la riqueza, depredan los lugares, y una vez hecha la ganancia se retiran, dejando el daño ambiental para que se haga cargo el Estado y las generaciones futuras.

 

Estas lógicas predatorias muestra la verdadera imagen del neo liberalismo: impone ajustes draconianos sobre los pueblos en beneficio de la banca internacional y las minorías ricas de cada país. El ejemplo más reciente es Grecia y ahora Argentina.

 

El caso de la Argentina es significativo para comprender los efectos perniciosos del neo liberalismo: según datos aportados por el funcionario de la ONU, Bernardo Kligsberg, la brecha entre el 10% más rico y el 10% más pobre pasó de 18 veces en 1993 a 24 veces en 1998, llegando a 26 veces en el año 2000 y situándose en torno de las 32 veces en 2008.

 

Las políticas neo liberales aplicadas a partir de 2016 y sobre todo a partir del acuerdo con el FMI, llevaron a una economía relativamente sana a una generación de deuda externa de más de 200 mil millones de dólares, con el correlato de destrucción del aparato productivo,

 

“La economía global está entrando en un periodo de vulnerabilidad, luego de no haber abordado las causas esenciales del colapso financiero que la removió en 2008. “Estamos en peligro de caminar sonámbulos hacia una crisis futura”, dijo a The Guardian Gordon Brown, ex primer ministro del Reino Unido”.

 

Brown, que estaba al frente del gobierno británico cuando estalló la crisis detonada por la quiebra del banco Lehman Brothers en EE.UU, consideró que “se han abordado algunas cosas pero no las grandes, las medidas contra irregularidades financieras no han sido lo suficientemente duras y muchos bancos tienen la esperanza de ser rescatados nuevamente en caso de que se desate una nueva crisis”.

 

“Es muy difícil decir qué desencadenará la próxima crisis, pero estamos en el último tramo del ciclo económico donde la gente toma mayores riesgos. Hay problemas en los mercados emergentes”, dijo, y añadió: “En un mundo interconectado hay una escalada de los riesgos. Hemos tenido una década de estancamiento y estamos al borde tener una década de alta vulnerabilidad”.

Otros actores cambian el escenario.

En el medio de la crisis del capitalismo global surgen otros actores, que jaquean la hegemonía yanki y sus aliados.

 

Europa no sale de su crisis. El año comenzó con una fuerte caída de las bolsas, con informes sobre la actividad industrial que demuestran un estancamiento europeo.

 

Europa está siendo beneficiada por los bajos precios del petróleo y del gas, sin embargo la situación política interna, el fuerte impacto de un debilitamiento de la economía y del aumento del recalentamiento climático que desplazará cultivos y gente, potenciará la desertificación de grandes zonas y reducirá el abastecimiento pesquero y agrícola.

 

La crisis del capitalismo genera también expresiones políticas marginales de derecha nacionalistas, todavía minoritarias pero no por ello menos peligrosas. La irrupción de un Bolsonaro en Brasil, un político mediocre y obtuso puede poner en riesgo a toda Latinoamérica, con su mensaje de explotación sin límites del Amazonas, pulmón del mundo o sus políticas militaristas hacia dentro de su pueblo y hacia países vecinos como Venezuela. Se va conformando un eje, EEUU, Israel, Brasil, Hungria, etc, de derecha, fascista autoritaria y violenta preocupante..

 

China aparece como una nueva potencia mundial que cuestiona el orden actual y se posiciona como potencia hegemónica para el 2030.

Difícil es predecir los acontecimientos de la próxima década, pero en principio la aparición de China puso un freno al proyecto unipolar de EEUU.

 

Estados Unidos está perdiendo la batalla comercial con China pues ésta cuenta ya con una clase media de unas 400 millones. Su mercado interno ya es mayor y tiene un potencial de desarrollo mucho importante que EEUU sino también por los lazos comerciales en Asia y África que la Ruta de la Seda potenciará grandemente.

 

Si bien China ha disminuido mucho su ritmo de crecimiento que actualmente gira en torno al seis por ciento anual, y EEUU, logró con Trump un efímero crecimiento récord de más del tres por ciento anual, pero no está claro si podrá sostenerlo en el corto plazo.

 

Ya el libre comercio siempre pregonado por EEUU, ya no es tan fácil de sostener frente a un tanque altamente competitivo como la economía china. Así, Trump ha ido cerrando la economía norteamericana, protegiendo su producción local. Sin embargo EEUU es muy dependiente de productos de alta tecnología que provee China, en cambio China tiene otros mercados donde proveerse de granos y alimentos.

 

Surge además Rusia que espera recobrar su papel de gran potencia.

 

Rusia ha salido de la crisis post caída del muro. Ahora esta lanzado aun procesos de rearme, al desarrollo de nuevas tecnologías bélicas y espaciales.

 

Rusia pone a punto cohetes poderosísimos y bombarderos de última generación portadores de armas nucleares. Además juega fuerte en el escenario mundial. Fue y es importante su papel en la crisis de Medio Oriente, poniendo límites a la locura de EEUU, Israel y Arabia Saudita contra Siria y cualquier intento contra el régimen chiita de Irán

 

El eje chino ruso empieza a cuestionar y desplazar el eje anglo-yanki, dominador del orden mundial desde el siglo XVIII a la fecha: así el escenario económico políticos pasa del atlántico al área al Asia pacífico.

 

El orden neoliberal globalizador parece tener, entre sus contradicciones internas y el nuevo escenario mundial naciente, los días contados.

 

Sin embargo la historia muestra que estas luchas por la hegemonía mundial, por los mercados y las materias primas siempre fueron resueltas por las guerras imperiales.

 

En todos los países la parte del león en los presupuestos gubernamentales corresponde a las fuerzas armadas y las fuerzas represivas mientras se reducen los fondos para los salarios indirectos (servicios sociales, pensiones jubilaciones) así como los ingresos reales de los trabajadores, lo que achica el mercado interno.

 

El gobierno de Trump significa que la facción más “nacionalista” más dura ha asumido parcialmente el poder, para, pareciera, salir de la globalización financiera y volver a una economía productiva, en un desesperado intento de reindustrializar el país.

 

El proceso de reindustrializar EEUU no parece tan lineal ni tiene un resultado asegurado, sin embargo hay bloques de poder en su interior como aliados al sistema armamentístico militar muy agresivos.

Trump en su patetismo y mediocridad encarna lo peor de la cultura norteamericana. Su patoterismo y su verborragia muestran que su política del garrote podría llegar a ser nuclear.

En síntesis es posible augurar un futuro complejo y caótico, lleno de malos presagios pero también de posibilidades si prevalece una lógica de cooperación y construcción de alternativas al actual capitalismo predatorio.

 

Alan Touraine, con una visión europeísta, “no hay posible solución interna a la crisis que ya no puede ser superada mediante reformas y un mejor control de las operaciones financieras… Un posible porvenir es la aparición de nuevos actores, que ya no sean solo políticos, sino sociales y morales, grupos o movimientos más o menos radicalizados que den la lucha en la calle, que opongan los derechos de todos los hombres a la acción de unos pocos que sólo piensan en incrementar sus utilidades.” En este marco puede entenderse el movimiento de los indignados en Europa, los chalecos amarillos en Francia.

 

Lo más importante, añade, consiste en la reconstrucción de la vida social, y en poner la política por sobre la economía, es decir poner a la sociedad toda por sobre las corporaciones económicas financieras.

“Ello debe engendrar nuevas formas de organización, de educación y de gobernanza, para ser capaces de originar una redistribución del ingreso nacional en provecho del trabajo, y de exigir un respeto a la dignidad de todos los seres humanos.”

 

 

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