Proyecto Surf

El autor lleva el blog Burbujas con detergente.

Entonces lo llamo a Carrasco y le digo que voy a armar mi partido propio, y que si quiere ser mi primer militante. Carrasco se desparrama en la silla, apaga la pipa, deja el jugo Baggio, y me dice: «no me lloren, crezcan».

Me deja pensando. No un partido. Voy a armar Proyecto Surf. Pero no como partido, que ya debe haber alguno: debe ser una forma de vida. No es un slogan, os juro: Proyecto Surf es una actitud ante la vida, una postura, una guía, si se quiere, acaso una orientación. Auto ayuda política. Proyecto Surf debe ser la continuación del aripaluchismo por otros medios. Tomar decisiones de mierda con la conciencia tranquila: que el hombre, después de todo, viene al mundo a evitar el displacer y conseguir el placer. Hasta freudiano es Proyecto Surf.

Podemos ser economistas, politólogos, almaceneros, secretarios de comercio, opositores, curas impunes. Lo que sea, podemos ser. Lo importante es que proyectosurfista, podamos ser todos: que eso, después de todo, es el populismo, Laclau, qué tantas vueltas.

¿Y por qué Surf? Pienso, le doy vueltas. Se me ocurre: porque el proyectosurfismo postula, entre sus habilidades, la capacidad de subirse a cualquier ola que lo empuje, transitar por ella alegremente, al mismo tiempo que se la critica, por bajita, por salada, por oscura, y sobre todas las cosas, por no elevarnos a todos hasta los límites celestiales a los que Proyecto Surf apunta, aunque el sol nos queme las alas. Proyecto Surf sostiene que Ícaro es una fábula instaurada por los grandes grupos concentrados. Proyecto Surf no está demasiado preocupado por si atrás de la ola que ahora escupe y defenestra desde su tabla, viene una grandota, de las que te hacen tragar agua salada a montones: Proyecto Surf cree, siempre, que la próxima ola la generan ellos. Proyecto Surf, demasiadas veces, supone que surfea en un estanque donde las olas pueden generarse por su propia voluntad (como los remolinos, jóvenes del Interior, que hacíamos corriendo todos en un mismo sentido dentro de un estanque): a Proyecto Surf nadie le avisó que surfea en un océano.

(Y agrego: Proyecto Surf mira con demasiado asco a los que vemos con algo de simpatía a esta ola. Nos piden demasiada abjuración: se equivoca Proyecto Surf. Se equivoca en no esperar en la playa a que nosotros lleguemos barrenando, escupiendo agua salada y tragando cangrejos.)

Por eso Proyecto Surf es un estilo de vida. Proyecto Surf está encarnado en cada uno de nosotros: en los que no levantan un teléfono para organizar el partido y se quejan de que la cancha queda lejos; en los que cuestionan la cocción del asado, basado en la falsa premisa de que comer un asado es ingerir, apenas, un alimento; Proyecto Surf está encarnado en los buscadores de defectos ajenos, en los que les gusta la mina, sí, pero ¿viste el corte de pelo?, en las que les gusta el pibe, sí, pero, ¿viste lo inestable que es?; está en los que corrigen exámenes y bajan puntos por citar mal el año, y en los fríos que conservan la dignidad cuando los dejan; Proyecto Surf está en los que se sacan un 8 y piden revisión, está en los que pudren la cena y llaman para decir que faltó una empanada, y en los que perdieron la juventud y ahora putean contra los forros en la calle, en los que se hacen los boludos cuando la pelota se va al arroyo, en los que quieren seguir jugando y no se animan a trepar el árbol.

Porque proyectosurfistas, en definitiva, somos todos.

COMPARTÍ ESTE ARTÍCULO

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

Recibí nuestras novedades

Puede darse de baja en cualquier momento. Al registrarse, acepta nuestros Términos de servicio y Política de privacidad.

Últimos artículos

El ex-presidente de Boca Juniors marcó la cancha en Córdoba. Construirá una vivienda para tener domicilio legal en la provincia, abriendo especulaciones electorales. Los antecedentes de los empresarios que le están dando una mano. Por Lea Ross
Horacio Quiroga y sus derivaciones. La duda de una muchacha. Los árboles y sus conocedores. Los infiernos perdidos y los universos encontrados. Por Eduardo Silveyra
Desfinanciamiento, «fake news» y otras mentiras: el ataque a las universidades, su impacto en Tucumán y el gigante dormido que se despereza. ¡Que vivan los estudiantes! Por Jessica Soria