El programa Precios Cuidados tiene origen en el año 2014 como política estatal con objetivos anti-inflacionarios y consiste fundamentalmente en un acuerdo de precios con participación voluntaria, donde se incluyen precios de determinados productos previamente conveniados. El Estado se hace cargo de la difusión, la propaganda y la negociación con otros integrantes de la cadena, lo que resulta especialmente beneficioso para las empresas más pequeñas.
Con el cambio de gestión gubernamental a fines de 2015, hubo un rápido giro en la interpretación de las causas de la inflación y en las medidas para combatirla. La política monetaria de altas tasas y absorción de pesos que llevó adelante el Banco Central fue el principal instrumento, aunque contrastante con repetidos aumentos autorizados por el gobierno en servicios públicos como gas, electricidad, agua, transporte y en los combustibles, en contextos de pronunciada suba del dólar como sucedieron en diciembre 2016 y en la reciente corrida abril-agosto de 2018. La mirada ortodoxa lejos se encuentra de identificar a los empresarios como causantes de los aumentos de precios y, por el contrario, identifica al Estado como principal responsable de la sucesión de aumentos de precios producto de los elevados niveles de emisión monetaria. Desde la ortodoxia económica, los controles o acuerdos de precios se consideran medidas intervencionistas obstructoras del libre funcionamiento del mercado. En este sentido, Precios Cuidados es un programa que llegó para intervenir desde distintas aristas: como programa anti-inflacionario, como política de defensa de la competencia para evitar apropiación de rentas extraordinaria y al mismo tiempo era una política de defensa del consumidor.
No obstante estas consideraciones, a contramano de su propio pensamiento económico con relación a las causas que originan la inflación, el gobierno se acogió a continuar con el Programa de Precios Cuidados, pero se vislumbran importantes cambios en el funcionamiento, cumplimiento, publicidad y –en suma- la efectividad del programa. En los informes previos realizados desde el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), en el marco del lanzamiento de las canastas de Precios Cuidados de mayo y septiembre de 2017, se corroboraba la conformación de canastas sustancialmente distintas, con cerca de 100 productos menos, menos alimentos, menos variedad y definitivamente menor calidad. Además, se constató una comercialización acotada a grandes supermercados, dificultando el acceso a los consumidores del resto del país y de menores recursos, que suelen consumir en comercios de proximidad. Se observó asimismo una tendencia al reemplazo de productos líderes por productos con menor peso en el mercado, afectando el principal objetivo del Programa: acuerdos que oficien como precios de referencia. Ya no se trataba de un conjunto de bienes que servían de ancla para los precios, sino una canasta barata para sectores de bajos ingresos. En tercer lugar, la eliminación de la propaganda y los controles a cargo del Estado (con un deliberado vaciamiento de la Secretaría de Comercio y su personal experto en el rubro), constituyeron también una de las principales falencias, ya que limitaron fuertemente el alcance del Programa, afectando a consumidores (tienen poca información y orientan su consumo a otros productos publicitados fuera del Programa) y a las empresas (eliminando el principal incentivo a participar, el de la publicidad).
Apenas un mes después de firmado el acuerdo de septiembre de 2018 y faltando 2 meses más para la renegociación de precios, la Secretaría de Comercio aprobó el incremento de precios de varios productos de la canasta. Este incremento fue justificado en virtud del elevado proceso inflacionario que ponía en riesgo la oferta de productos del programa en los comercios. Sin embargo, lo que denota esta medida es la completa falta de articulación y coordinación entre los diferentes sectores del gobierno.
En virtud de este balance previo, en el actual informe se revisan los cambios en la composición de la canasta de Precios Cuidados de septiembre de 2017 a partir de los últimos cambios de octubre de 2018, apuntando a constatar si este nuevo acuerdo significa una modificación sustancial en las características del programa bajo el Gobierno de Cambiemos, o si se trata de cambios menores que no alteran el derrotero de una política pública devaluada.
Oferta reducida
En la última renovación del Programa, se profundizó la restricción en la oferta de alimentos. La canasta de Precios Cuidados de octubre de 2018 mantiene la misma tendencia evidenciada en 2017: considerando la canasta de AMBA, sólo el 63% de los productos son alimentos, cuando en 2015 eran 67%.
Entre los productos de alimentos ofertados encuentra concentrada en productos procesados, y de almacén, mientras que los productos frescos están casi ausentes: solamente hay dos cortes de carne, y dos productos de verdulería: papa y manzana.
Un dato llamativo de la lista de 2018 es la incorporación de productos propios de distintas cadenas mayoristas y de supermercados, cuya disponibilidad se reduce únicamente a dichos comercios, por lo que se dificulta el acceso a la mayoría de los consumidores. Del total de los 600 productos de la canasta, 54 corresponden a productos propios: 15 marcas propias de Carrefour, 15 de Yaguar, 11 de Makro, 9 de Día% y 4 disponibles en mayoristas.
Se incorporaron dos rubros con una oferta muy numerosa: iluminación y bebidas alcohólicas. En el primer caso, la gran variedad (48 tipos de lámparas led) contrasta con la escasa oferta de otros rubros de primera necesidad. El peso relativo del rubro iluminación alcanza el 8% del total de los productos ofrecidos en el Programa. En el caso de las bebidas alcohólicas, luego de haber sido eliminadas completamente en 2016 atendiendo a constituir una canasta más saludable, se incorporaron 20 variedades en 2018 sin ninguna justificación.
Pocos productos y aumentos
Uno de los objetivos de la canasta de precios cuidados, es servir como precio de referencia. Esto se lograba, a través de varias estrategias. En primer lugar, la consolidación de una canasta diversificada que sirva de ancla nominal, con representatividad de numerosos productos, marcas y calidades. En segundo lugar, las sucesivas renegociaciones de aumentos oficiaban de referencia para el resto de los productos. Sin embargo, el constante cambio en la composición de las canastas, la poca visibilidad del programa y la dificultad de encontrar los productos desnaturaliza esta característica.
Un análisis cualitativo de los productos que se mantuvieron dentro de la canasta muestra que los mismos se concentran casi en su totalidad en segundas marcas o de proveedores poco reconocidos en el mercado.
Si se toma como referencia el año 2015, solamente se mantuvieron 16 productos del rubro almacén, 2 productos de alimentos congelados, 3 bebidas sin alcohol, 1 bebida con alcohol, 3 de galletitas, 7 de lácteos, 15 de librería, 6 de limpieza, 2 de pastas y 3 de perfumería y cuidado. Ello totaliza 58 productos que se mantuvieron en 3 años en el programa. Estos aumentaron en promedio 100,18%, acompañando el ritmo inflacionario para el período, que fue del 108%. Si analizamos la última modificación del mes de noviembre, ascienden a 65 los productos que se mantienen desde 2015, y tienen un promedio de incremento de 120% acumulado.
El gobierno indica que los tres acuerdos entre septiembre de 2017 y septiembre de 2018 arrojaron un aumento promedio total acumulado de 7,36% a lo cual hay que sumarle algunos aumentos puntuales del mes de octubre de 2018 que llegan hasta un 12%[1]. Sin embargo, en dicho período, solamente se mantuvieron 58 productos en el rubro alimentos y bebidas (29 en librería, 15 en perfumería y cuidado personal, 8 en limpieza y 4 en bebé), con un aumento promedio de 17% y una mediana de 13%.
También se advierten el caso de productos que salen del acuerdo y volvieron a reingresar con precios sustancialmente mayores. Algunos ejemplos son los pañales Huggies Classic de Kimberly Clarck que reingresaron en octubre de 2018 con un incremento de 125%. Otro caso lo constituye el aceite Cada Día de AGD por 900 cc que costaba $9,10 en octubre de 2015 y reingresó en septiembre de 2018 con un precio de $48,40, con un incremento total de 431%.
Una canasta menos variada y “de segunda”
La canasta de precios cuidados fue volviéndose mucho menos variada a lo largo de los diferentes acuerdos, especialmente en productos frescos y de primera necesidad como el aceite. Paralelamente, pasó a tener cada vez mayor presencia de productos de almacén y procesados. La falta de variedad de la canasta, sumado al aumento de las segundas marcas y desaparición de las primeras, atenta contra el objetivo del programa de conformar una canasta de referencia.
Los protagonistas de los nuevos acuerdos de precios cuidad, tanto en la versión de septiembre 2017 como en la de septiembre de 2018, son marcas desconocidas o segundas marcas de empresas importantes, como por ejemplo la leche Armonía de Mastellone cuya primera marca es La Serenísima, el arroz Sussarelli de Molinos Río de La Plata cuya primera marca es Luchetti.
La reestructuración del programa, con menos marcas líderes y menor incidencia en el conjunto de los precios y elecciones de consumo, la estrategia de las grandes empresas reside en colocar en el programa sus productos menos vendidos – en general segundas marcas- “liberando” a sus productos más vendidos de un acuerdo de precios que ponga techo a los aumentos. Esto atenta contra la esencia del Programa: que los precios de los productos en acuerdo sean referencia de precios para los productos por fuera de los acuerdos. Sumado a esto, la política de eliminar la publicidad ha afectado sensiblemente el lugar que ocupa Precios Cuidados en el consumo popular.
Si bien en 2018 se produce una recomposición de los consumos aptos para celíacos respecto del año pasado, sigue siendo una cantidad menor a la que se conseguía en 2015. La última lista de Precios Cuidados publicada por el Gobierno Nacional en septiembre de 2018 incluye una oferta orientada a personas celiacas más amplia que las dos ediciones anteriores que incluye cinco productos sin TACC. Sin embargo, lejos están de la nutrida canasta de 2015 que incluía 21 alimentos.
La inflación interanual proyectada por el Ministerio de Hacienda, que estiman rondará el 48% en 2018, sumado a que los precios de los productos para celíacos siempre son más elevados que los alimentos regulares, hace que las personas que padecen dicha condición se vean especialmente perjudicados por el incremento en los precios de los alimentos. Por esta razón los Precios Cuidados constituyen un elemento fundamental para el cuidado de su salud.
Se destaca la eliminación de las aguas saborizadas Cellier-Favaloro, bajas en Sodio, el agua mineral Nihuil y las tapas de tarta Mendía y la manteca baja en sodio Sancor. Todos productos aptos para el consumo de personas con problemas cardíacos.
Las estrategias para eludir el acuerdo
Una de las prácticas de los proveedores para eludir los acuerdos consiste en no ofrecer los productos de Precios Cuidados y en cambio presentar productos en una presentación similar por un precio mucho mayor. Por ejemplo, el caso del queso crema Mendicrim Ligth x 480 gr Sancor forma parte del acuerdo con un precio de $62,40. Sin embargo, un relevamiento en el supermercado COTO indica que además de no estar disponible, la alternativa ofrecida es el queso crema Tu Toque Mendicrim Ligth x 200gr a un precio de $74,89.
A pesar de que la última renovación de Precios Cuidados abarcaba desde el 6 de septiembre hasta el 7 de enero, en octubre la Secretaría de Comercio autorizó incrementos de precios y se incorporaron productos de la marca Marolio.
El promedio de los aumentos fue de 6,1% aunque en algunos casos como pañales Huggies se incrementó en 12,5%. Este aumento es muy relevante por dos hechos: primero, porque son los únicos pañales que están dentro del acuerdo y segundo, porque son productos muy caros (un bebé utiliza entre 3 y 5 pañales al día) que representa un gasto muy relevante para los hogares con niños pequeños.
El informe completo