Pinochet y Contreras cara a cara

Por lanacion.cl

Pinochet y el Mamo se vieron las caras ante el juez que investiga la operación Colombo. El ex dictador negó dar órdenes criminales al ex jefe de la DINA, mientras Contreras negó haberle ofrecido depósitos de fondos en el extranjero. Tres horas demoró el careo en el Club Militar de Lo Curro.

Hace treinta años tomaban desayuno todos los días y eran los hombres más poderosos de Chile, al punto de asegurar que en el país no se movía una sola hoja sin que lo supieran.

El entonces director de la DINA Manuel Contreras y el ex dictador Augusto Pinochet, se vieron las caras ayer en condiciones muy distintas, en uno de los careos más trascendentes en la historia judicial que tuvo como epicentro el Club Militar de Lo Curro.

De los viejos tiempos, cuando en 1974 Contreras firmaba su correspondencia con un timbre en que se leía “República de Chile, Presidencia de la República. DINA”, poco quiere quedar en la memoria de Pinochet, mientras que el Mamo se ha encargado de refrescarle los recuerdos ante los tribunales.

La diligencia ordenada por el ministro del caso Operación Colombo, Víctor Montiglio, a petición de la defensa de Contreras por estimar que existen contradicciones vitales entre los dichos de ambos y en perjuicio del Mamo, se desarrolló sin embargo sin mayores sobresaltos.

El propio magistrado confirmó que Contreras, Pinochet y Ricardo Llorens, comandante en retiro de Carabineros y ex jefe de una unidad de la DINA, tuvieron “una actitud ejemplar”, agregando que “por eso yo también estoy muy satisfecho y agradezco a todos los que han contribuido a que esta diligencia se lleve en esos términos”.

Desde Copiapó, el comandante en jefe del Ejército, general Juan Emilio Cheyre, planteó ante el histórico careo que “todos los chilenos, civiles y militares, tenemos que responder a la justicia, eso es lo propio de la democracia”.

La primera vez que Contreras acusó directamente a Pinochet de dar todas las ordenes de la DINA fue en el proceso por la operación Cóndor.

“Todo lo que la DINA hizo fue ordenado por el Presidente de la República, yo no hice nada sólo, yo no me mandaba sólo”, fue la tajante declaración del mamo y la daga que cortó las relaciones fraternas para siempre.

Ahora, en el marco de la investigación por la Operación Colombo, Pinochet niega los hechos tal como lo hizo el 25 de septiembre del año pasado ante el juez Juan Guzmán, la primera vez que fue consultado acerca de quién era el jefe de los servicios de inteligencia de la dictadura.

Entonces dijo que primero Contreras estaba a cargo de la DINA, y después Gordón en la CNI, aclarando que ambos eran servicios de mandos medios y apuntando que “como yo era el Presidente de la República, esos servicios me informaban de la seguridad nacional, y no de la seguridad chica. A mí no me iban a estar informando de cosas chicas”.

También declaró en esa oportunidad que “efectivamente” se reunía a diario con Contreras, pero “para que él me informara de lo que se vivía en Argentina, por la situación limítrofe. Ni Cóndor ni nada de eso era problema mío. Eso siempre fue problema de los mandos medios”.

Ahora, de cara a Contreras y en tres horas de careo, no hubo un mayor reconocimiento de parte de Pinochet. Su abogado, Pablo Rodríguez, sostuvo que el general insistió que nunca dio órdenes criminales.

“La situación de la DINA está perfectamente esclarecida tanto en la ley como en la práctica, en primer lugar la DINA era un órgano del Estado con una ley especial, en segundo lugar dependía de una Junta Militar de Gobierno, se le daba cuenta a la junta y mientras fue presidente de la junta evidentemente que el general Pinochet tuvo los contactos que corresponden con el jefe de la DINA, pero de ahí a la comisión de delitos no existe ningún antecedente de ninguna naturaleza”.

Agregó que “no existe ninguna contradicción entre los dichos del general Pinochet y los dichos del general Contreras, se superaron plenamente y por lo tanto no existe contradicción que el juez pueda calificar”, en tanto consideró “una barbaridad que se le esté sometiendo a dos interrogatorios durante la semana más este careo, y esto puede incluso poner en riesgo su vida”.

La molestia de Contreras nació luego de la declaración Pinochet realizada el lunes al juez Montiglio, señalando que “yo saqué a Contreras, porque estaba creando problemas que yo había prohibido. Tengo que haber sido yo, porque el único que lo podía mover era yo, porque no podía hacer escándalos. Me acuerdo porqué lo saqué. Me ofreció unos depósitos de fondos en el extranjero, y yo lo saqué por eso. Yo rechacé el ofrecimiento que me hizo«.

El abogado de Contreras, Juan Carlos Manns, reiteró su rechazó a las imputaciones de Pinochet, planteando que él “está tratando de salvar su imagen de una manera burda, está totalmente contrario a los acontecimientos de los distintos procesos, no hay ninguna prueba al respecto que el general Contreras le haya insinuado eso”.

Viejos amigos

Los viejos amigos habían estado juntos por última vez en la escuela militar, en el acto con que se celebraron los 20 años del régimen militar.

Era 1993, el Mamo se acercó a saludar a Pinochet y éste lo esquivó. La razón era clara y dos años más tarde ya era inminente que el jefe de la DINA arriesgaba cárcel por el crimen de Orlando Letelier.

Pinochet se reunió esa vez con el entonces ministro de Defensa, Edmundo Pérez Yoma, y le solicitó que tomará medidas para evitar la encarcelación de Contreras.

Pero el compromiso con el gobierno de Estados Unidos, sumado al marco legal de las leyes Cumplido, y a la filtración de la cita, le restó toda viabilidad a la maniobra y, finalmente, la justicia lo condenó.

El Mamo se resistió y terminó atrincherado en su fundo del Viejo Roble. Cuando esperaba la mano solidaria de Pinochet, éste le pidió que se entregara.

En el libro “La historia oculta del régimen militar”, de los periodistas Ascanio Cavallo, Oscar Sepúlveda y Manuel Salazar, se reseña con precisión la cercanía que tuvieron Pinochet y el Mamo, hombre de confianza y ex alumno que terminó como jefe de la DINA, creada el 14 de junio de 1974, con la amplia misión de “reunir toda la información a nivel nacional proveniente de los distintos campos de acción, con el propósito de producir la inteligencia que se requiera para la formulación de políticas y planificación”.

En artículos secretos se le encomendaba la coordinación de todos los servicios de inteligencia, facultad de cooperar y participar en tareas de dirección militar en caso de peligro del Estado, estatus jurídico para operar en allanamientos y detenciones bajo Estado e sitio, y la existencia jurídica.

El año 1975 marcó la desarticulación del MIR, la gloria del organismo represor, y el vuelo del cóndor culminó con aprensiones y reducciones presupuestarias.

El 76 la FACH retiró a sus hombres de la DINA, el 77 hubo problemas con la Armada y Carabineros. El 12 de agosto de 1977, se hizo publica disolución de la DINA y su reemplazo por la CNI.

Pinochet mantuvo a Contreras como director de la CNI por tres meses. Luego lo ascendió a general y lo destinó al Comando de Ingenieros. En su reemplazo nombró a Odlanier Mena

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