El escrutinio definitivo determinó un aumento en el monumental caudal de votos de CFK y, a la vez, de manera inaudita, la oposición mediática quedó engranpada como siempre en las discusiones e intereses del Grupo Clarín y la operación de las irregularidades en los comicios de las PASO. Un dislate mayúsculo y desproporcionado como querer tapar el sol con un dedo.
Sin capacidad para reaccionar como un partido político, los dirigentes opositores reaccionan airadamente como hombres de los medios defendiendo la tapa del gran diario argentino. Ahora, ¿cuándo van a hablar de la agenda pendiente del país? Porque la hay. Este gobierno ganó ampliamente las elecciones primarias no porque se puso a opinar sobre la tapa de los medios, sino por ejecutar políticas activas que de alguna manera alivian las inmensas penurias del pueblo. Es ahí donde la opo debería haber profundizado el debate, consignando lo pendiente. Ese ida y vuelta es necesario. Lo precisará el gobierno, por ejemplo, cuando deba contar por lo menos con una parte de la oposición para avanzar con la ley de tierras.
Señalo todo esto porque el 23 de octubre les va a pasar de nuevo lo mismo del 14 de agosto. Porque para tratar de entender lo que pasa tienen que salir de lo virtual y encontrarse con la dura realidad de la realidad.
Aquel partido que a partir del 23 de octubre se haga una profunda autocrítica y direccione toda su capacidad y cuadros para empezar a adentrarse en las profundidades y problemas de la ciudadanía, estará en condiciones de empezar el largo camino de reencontrarse con las fuentes. Para comprender que la política solo tiene sentido si es para cambiar la realidad. La de verdad, no la que nos muestran los medios hegemónicos.