Obama, Mc Cain, elecciones y petróleo

—En este contexto, un triunfo de Obama ¿sería más de lo mismo o le daría un poco de oxígeno a Estados Unidos?

—La expectativa de quienes están con Obama desde el comienzo es que va a representar algo nuevo. Mc Cain también dice que representa el cambio, como si él fuera de un partido opositor y no del que está gobernando. Los republicanos han tenido control de la Casa Blanca o el Congreso, y en algunos casos de ambos, en 26 de los últimos 28 años. Igualmente hay dudas de quién realmente es Obama. A mí me asombra, como a los propios estadounidenses, que un afroamericano llegue a esta posibilidad cierta de ser presidente. Pero es no es un afroamericano típico, porque ha sido educado en el extranjero y no es la síntesis de la lucha por los derechos civiles de esta parte de la sociedad de Estados Unidos. Él no sigue esa tradición y, aunque la reconoce, viene separado de ella. Promete unir opuestos, lo que no creo que sea posible, y mucho del discurso de los últimos meses, sobre todo después de ganar la nominación del Partido Demócrata, se ha ido hacia la derecha. Uno tiene dudas de que realmente represente algo nuevo.

—¿Y Mc Cain?

—Mc Cain es casi cómico, pero uno ve las encuestas y es una elección que no está resuelta, es increíble. No se ve una leve esperanza para que la situación cambie gane quien gane. Uno espera que, frente a la emergencia, si los demócratas llegan a la Casa Blanca —primero tienen que llegar— el temporal amaine con medidas impopulares en algunos casos. En cuanto a Mc Cain, es más de lo mismo y presentarse como el candidato del cambio es francamente ridículo. El discurso del otro día en la convención republicana dio gracia, porque hablaba como opositor. Y es del mismo partido gobernante y tiene la misma base política.

Uno de temas que tendrá que abordar el próximo presidente de Estados Unidos será recuperar herramientas económicas para el Estado, que han sido cedidas al sector privado. No sé si esto es posible a esta altura, pero efectivamente el Estado debe intervenir, como en el caso de Fannie Mae y Freddie Mac, tomar un rol más importante. Esto no se condice con la idea del Estado que trae todo lo malo, que perjudica a los individuos y a la sociedad o que se convierte en un impedimento para la generación de riqueza. Eso que hemos escuchado hasta el hartazgo en los ‘80 y los ‘90. Creo que esa concepción va a tener que cambiar.

—Un triunfo de Obama o la continuidad republicana de Mc Cain, ¿cómo influirían en el mapa mundial del petróleo?

—Cualquiera que llegue a la Casa Blanca va tener que desincentivar el uso de petróleo, no solo por razones de precio sino por cuestiones ecológicas. Estaba leyendo que un glaciar que llevaba 4.500 años y estaba pegado a una isla en el Ártico se soltó y se derritió al poco tiempo, lo que demuestra que hay un fenómeno de cambio climático innegable. Aunque admito que hay evaluaciones distintas de cuál es la gravedad, pero en todo caso es rápido y es grave. Y si es una cuestión terminal o no, eso queda para el debate de los expertos.

Así que van a tener que desincentivar. Con Mc Cain no veo que pase eso, Obama quizá lo enfrenta. Mc Cain pretende, y no hablemos de Sara Palin la candidata a vice, perforar y buscar petróleo por todos lados. Palin quería que se autorice un parque nacional muy importante como lugar para buscar petróleo.

Cualquiera de los candidatos se va enfrentar con una realidad que los slogans de campaña no alcanzan a definir. Están hablando de una economía mundial que no existe, esa es la sensación que tengo, tanto de Obama como de Mc Cain.

—¿Cuántos regalitos le va a dejar George Bush a la nueva administración?

—No es casual que no haya podido ir a la Convención Republicana, no lo quieren.

—¿Es el salvavidas de plomo?

—Es exactamente eso.

—Con el nuevo presidente, ¿habrá una reevaluación sobre lo actuado en Irak y Afganistán?

—Hay una media promesa de Obama de acelerar el retiro de tropas de Irak.

—Félix Herrero dice que Irak era el Vietnam del petróleo de Estados Unidos…

—Yo no lo veo tan así, los factores que llevaron al petróleo adonde está son parte de la especulación financiera y la demanda creciente de algunos países consumidores, como China y la India. La humanidad consume cada día que pasa 86 millones de barriles de petróleo, de los cuales la mayoría los consume Estados Unidos. En la próxima década, que está a la vuelta de la esquina, la previsión es que se van a necesitar 120 millones diarios. No creo que la ecología mundial lo pueda resistir.

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