Una abrumadora mayoría de vecinos, organizaciones sociales, políticas y culturales nos dimos cita a la convocatoria del gobierno de la ciudad para conformar los Preconsejos Consultivos Comunales en las 15 comunas en que está dividida la ciudad.
En el caso de la comuna 5 (Boedo-Almagro) fue una gran frustración. Más de 250 vecinos fuimos con la idea de participar y refrendar lo que ya veníamos haciendo desde el año pasado y que en marzo de este año se constituyó formalmente con sus reglamentos, comisiones y demás. Todo lo actuado había sido girado a las distintas dependencias, como por ejemplo el CGP5, para que tomara debida cuenta de que el gobierno estaba y está en mora con los pasos a seguir para que definitivamente el 5 de junio de 2011 podamos por primera vez elegir a nuestros delegados comunales y que se conformen los gobiernos locales tan esperados.
En principio, nos encontramos con un funcionario absolutamente formal y administrativista ubicado como la última línea política de la gestión del PRO, que no supo ver lo que tenía en sus narices: muchos vecinos organizados desde hace mucho tiempo. Lo manejó apelando a cuestiones formales cuando podía haber sintetizado las propuestas y reconocer lo preexistente, incorporar lo nuevo, plantear una agenda de temas y de trabajo. Pero no, se encerró en su mandato (como cuando hay una orden de desalojo, siempre hay margen para negociar). Parece que el hombre tenía una cláusula gatillo.
Luego de dos horas de exposiciones y acaloradas discusiones terminamos todos los vecinos en la calle autoconvocándonos para el sábado siguiente a seguir nuestra preconsejo. Mientras, el funcionario con sus treinta seguidores intentaban buscar explicaciones cuando tenía todo en la mano y lo dejó escapar por apegarse a las reglas básicas del funcionamiento de una empresa. Habría que avisarle que está en la función pública y que su área, en particular, se rige por el arte de la política.
Otra vez, las debilidades de la gestión macrista. Que no escucha, o no quiere escuchar.