“No existen dos peronismos: hay uno solo y lo preside Kirchner”

El líder de los canillitas y candidato a diputado nacional en la lista que encabeza el ex presidente cuenta desde adentro la pelea con las corporaciones mediáticas y afirma que en su recorrida por tierras bonaerenses percibió un apoyo al Gobierno que contradice los titulares de los diarios. Califica a De Narváez como “lo peor de los ‘90” y reivindica el modelo oficial: “Con Kirchner fueron centrales los movimientos sociales porque la mayoría de los trabajadores estaban desocupados y excluidos. En esta etapa de Cristina, era inevitable que el movimiento obrero tuviera más protagonismo.”

Secretario General de SIVENDIA y candidato a diputado por el Frente Justicialista para la Victoria en la provincia de Buenos Aires, Omar Plaini es ante todo un luchador de mil batallas contra los medios concentrados de información y por eso ahora quiere continuar esa pelea desde el Congreso. Con Revista ZOOM habló de la actitud destituyente de los sectores concentrados de la economía y las corporaciones mediáticas, criticó a De Narváez y sopesó los dos modelos en pugna en las elecciones del 28 de junio.

—¿Qué representa políticamente Francisco De Narváez en la provincia de Buenos Aires?

—Lo peor de los ’90. Eso quedó claro cuando expresó que hubiera preferido un tercer mandato de Menem en 2003, a quien financió la campaña, a que el presidente haya sido Néstor Kirchner. Ese sinceramiento es bueno, como lo es que la derecha se presente democráticamente a elecciones. Pasa que en torno a esa derecha se juntan los intereses económicos financieros y agrarios, las corporaciones mediáticas y todo eso hace un combo que quiere hacer retroceder a la Argentina nuevamente.

—¿Forma parte de un nuevo vaciamiento ideológico del peronismo?

—Sí, y esto a los peronistas nos causa indignación. De ninguna manera podemos admitir que vengan a hablarnos de peronismo De Narváez o Reutemann. Primero, porque no vivieron el peronismo, así que no lo conocen y lo han utilizado como un instrumento para alcanzar objetivos personales. El peronismo sufrió un golpe en el ‘55, el ataque más virulento y genocida en el ‘76 con 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos, en su mayoría peronistas. Y, como no se pudo con todo eso porque el peronismo tenía siempre un reservorio desde su mística, su historia y su pertenencia, lograron en los ‘90 un hecho inédito: tomarlo por dentro, infiltrarlo, con un traidor ideológico como Carlos Menem, acompañado por un séquito muy grande. Eso representan hoy De Narváez y Reutemann. Es mentira lo que dicen los medios concentrados de comunicación, no existen dos peronismos. Hay uno solo que preside Néstor Kirchner y cuyo vicepresidente segundo es, a nivel nacional, Hugo Moyano y el presidente en la provincia es Alberto Balestrini. Ese es el peronismo. Del otro lado puede haber compañeros confundidos, equivocados, que están afuera pero de ninguna manera nosotros podemos aceptar que venga este empresario colombiano-argentino a hablarnos de peronismo. Alguien que nada en la abundancia y que ahora va a los barrios humildes para ver cómo capta y confunde el voto de los trabajadores, algo que tampoco va a lograr.

—Desde la CGT, ¿qué proyectos tienen en carpeta para presentar en el Congreso?

—Nosotros tenemos que legislar para que se reduzca el trabajo informal y no registrado, pelear por el primer trabajo joven. Vamos a trabajar cuando quede constituido el Consejo Económico y Social para que salga por ley del Congreso. Discutiremos la ley de contrato de trabajo (20.744) del doctor Norberto Centeno, que fue desaparecido, de la cual se eliminaron 29 artículos y se cercenaron otros 100. Lo que no quiere decir que las correcciones que tuvo no hayan sido buenas, de algunas es autor el doctor Héctor Recalde, pero evidentemente nosotros tenemos que ir a aquella ley de contrato de trabajo. Además de lo que hace al interés específico del movimiento obrero, queremos discutir y profundizar este modelo. Para eso vamos a participar activamente en la ley de servicios audiovisuales para democratizar la comunicación y en la de entidades financieras, otra ley de la dictadura de la época de Martínez de Hoz, y la de minería. Nosotros no aceptamos que nos encorseten en discutir salarios y condiciones laborales, queremos debatir en qué país vamos a vivir los trabajadores.

—A partir de este modelo el sindicalismo se consolidó. ¿El movimiento obrero es nuevamente un factor de poder en Argentina?

—Sí, y esto tiene que ver con un modelo de inclusión social. Sin esos nuevos 4 millones de puestos de trabajo, sin esas 1.800.000 jubilaciones era imposible pensar en ese rol del movimiento obrero. Por eso, en la primera etapa de Kirchner, fueron centrales los movimientos sociales porque la mayoría de los trabajadores estaban desocupados y excluidos socialmente. En esta segunda etapa de Cristina Fernández, era inevitable que el movimiento obrero tuviera más protagonismo. Ahora, de todas maneras, nosotros decimos que tenemos que ser más protagonistas. Tenemos 6 millones de trabajadores con convenio colectivo y nosotros aspiramos a que sean 10 millones los que estén en esa situación. Entonces, ahí sí el movimiento obrero va a ser un protagonista central de la vida política y social de la Nación.

—Ese crecimiento se evidencia en las listas de candidatos.

—Nuestra mayor presencia en las listas es producto de que hay más empleo, es decir el círculo virtuoso de producción, trabajo, salario y consumo dado en el marco desde 2003 para acá con el gobierno actual y el anterior. Eso es lo que nosotros vamos a defender y no estamos dispuestos a hacer ningún retroceso. Vos escuchás claramente lo que dicen, en estos días, los candidatos de Unión PRO o Prat Gay. Hablan de vincularnos de nuevo a los organismos multilaterales de crédito. O De Narváez, que dijo que había que reducir el IVA y las retenciones y cuando le preguntaron de dónde sacaba esa plata que iba a faltar, él respondió “con ajuste”. Y cuando lo dice, está claro que el ajuste es para los trabajadores.

—Como candidato acompañaste a Kirchner y a Scioli por la provincia. ¿Notaste el supuesto mal clima que existe, según los medios, con los candidatos del oficialismo?

—Te voy a dar un ejemplo de una zona con una importante inserción agraria como San Nicolás donde estuvimos con el Movimiento Evita en un debate de todos los compañeros de la segunda sección electoral y después participé de una mesa-debate sobre la ley de servicios audiovisuales junto con el diputado Díaz Bancalari, el intendente y el diputado Manuel Baladrón, presidente de la comisión de comunicaciones. Terminamos, fuimos a una cena y conversé con la gente. Les va muy bien a ellos allá. En San Nicolás, al Frente Justicialista para la Victoria le dan una diferencia de más de 20 puntos sobre las otras dos opciones. Estoy hablando de una zona en donde el agro es muy importante. Y en algún otro recorrido que hice por el interior de la provincia no percibí lo que dicen los medios. Pero, bueno… uno, que de chico está en esta actividad, ya conoce los titulares de molde, el ocultamiento, la mentira, la difamación, cómo dan vuelta las noticias.

—Ya no te extraña…

—Fui el sábado y volví el domingo de San Nicolás. Esa mañana estábamos desayunando con los compañeros y miré los titulares de La Nación y de Clarín. El primero decía: “De Narváez gana en provincia 27,5 contra 24 de Kirchner” y el otro titulaba: “Grandes sospechas de fraude electoral”. Mirá cómo combinaron, instalaron en la agenda pública de los ciudadanos que ganaba De Narváez y que de la única manera que podía triunfar Kirchner era con fraude. Esto te muestra cómo desinforman.

—¿Cómo te imaginás tu lucha dentro del Congreso contra los monopolios mediáticos, que ya padeciste en tu sindicato?

—Creo que son ellos los que nos están padeciendo a nosotros, los canillitas. Cuando muy pocos tomaban dimensión de lo que significaba la corporación mediática, el 7 de noviembre de 2007 le demostramos a todo el país que se podía y les dijimos, por nuestra dignidad, que aunque hubieran editado los diarios, nosotros íbamos a descansar en nuestro día porque históricamente fue así, hasta que ellos unilateralmente decidieron lo contrario. Hicimos una demostración fantástica: 98% de acatamiento de los compañeros. Lo imagino del mismo modo en Diputados. Veo a muchos legisladores actuales que se han dado cuenta que acordar con Clarín significa que el Grupo te corra la cancha siempre. Hoy, inclusive me han dejado a mí a la derecha en los reclamos, porque veo a algunos que exclaman: “es el grupo o nosotros”. Los canillitas lo venimos sufriendo desde muchos años, desde que el Grupo tomó posición dominante en nuestro mercado, cuando tuvo Papel Prensa, cuando le dieron el canal de aire, el cable, a medida que fue creciendo. Se va tomando conciencia de lo que significa pactar con la corporación mediática, ellos constantemente están instalando candidatos. No he visto, desde la recuperación de la democracia para acá, que un gobierno sea tan atacado como este por la concentración mediática.

—¿Qué opinión te merecen los que hablan de poskirchnerismo cuando restan dos años de mandato de Cristina?

—No merece mucho análisis. Hay una actitud destituyente frente al gobierno de los sectores concentrados de la economía, de las corporaciones mediáticas, del agro, de sus voceros, opinólogos que se dicen llamar periodistas. Ellos son los que hablan de poskirchnerismo porque hay una actitud claramente destituyente. Comparto lo que dijo Néstor Kirchner el otro día: “pensemos por un segundo si el llamado del rey de la efedrina se hubiera hecho al celular de Kirchner”… Hubiera tenido 300 tapas seguidas en contra. Acordate que en el conflicto del campo le llamaban “paro” al “lock out”. Imaginate si Hugo Moyano, que fue la cara de la resistencia al capitalismo salvaje de los ‘90, hubiera convocado un paro de 48, 72 o 96 horas en Argentina. Las corporaciones mediáticas lo hubieran incendiado en Plaza de Mayo. Está claro que no quieren que el modelo nacional y popular avance y se profundice.

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