“Necesitamos una CGT movilizada”

Entrevista a Horacio Ghilini, referente de la Corriente Federal de Trabajadores
Foto: Georgina García
Foto: Georgina García

Horacio Ghilini fue uno de los fundadores del Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA) a mediados de los años noventa. Dirigente y actual Secretario de Relaciones Institucionales del Sindicato Argentino de Docentes Particulares (SADOP), hoy es uno de los promotores de otro espacio, la Corriente Federal de Trabajadores, un agrupamiento interno de la CGT formado, entre otros, por el Núcleo de la MTA, la Asociación Bancaria y la Federación Gráfica Bonaerense. Durante el acto de lanzamiento, realizado el pasado viernes 12 en Ferro, la Corriente impulsó el liderazgo del bancario Sergio Palazzo y pidió por una CGT que “confronte» y no sea «cómplice”. A horas del congreso que definirá la unidad de la central obrera y que abrirá a su vez las discusiones internas de cara al rol que el sindicalismo asumirá en el escenario político actual, Ghilini recibió a Zoom y habló de los planes de este nuevo espacio y qué tipo de CGT buscan impulsar. “Para nosotros este gobierno es claramente confrontativo porque tiene una idea y un modelo económico de desempleo”

 

¿Con qué objetivos se conforma la Corriente Federal de Trabajadores?

Acá hay una convergencia de organizaciones que venimos viendo desde hace un tiempo la necesidad de que el movimiento obrero tenga una renovación en su estructura unitaria que es la CGT. Y que esa renovación no solo sea generacional, sino que también esté basada en una programa que explique el país que los trabajadores creemos que tenemos que vivir. Esto no es ninguna innovación de las organizaciones, ya que responde a un espíritu histórico y tradicional de la CGT argentina que tuvo hitos en donde fue marcando distintos programas. En ese sentido nuestra idea es, desde esa herencia, tomar esa línea histórica. Es curioso que algunos elementos, como el tema del comercio exterior o el de los depósitos bancarios tengan vigencia hoy, lo cual habla también de un país que sigue luchando por su soberanía y por su independencia. Empezamos en una pequeña coordinación a partir de lo que expresa Héctor Amichetti, de la Federación Gráfica, con lo que veníamos nosotros reuniéndonos acá en SADOP con el núcleo del MTA y con una importante afinidad con la Asociación Bancaria, que demostró varios gestos muy fuertes, no solamente durante el gobierno anterior, que pudo pelear por sus derechos en la obra social y los derechos sindicales, sino en el gobierno actual, con la defensa muy contundente que hizo con los despidos. El tema de los despidos en el gobierno macrista, no solamente por el volumen y por el programa económico, simboliza mucho porque el objetivo es aterrorizar, entonces la recuperación de un despedido simboliza lo contrario. Es decir, es posible dar la pelea y eso rompe el miedo. Porque yo creo que el gobierno tiene una estrategia del miedo muy importante.

“Vemos la necesidad de que el movimiento obrero tenga una renovación. Y que esa renovación no solo sea generacional, sino que también esté basada en una programa que explique el país que los trabajadores creemos que tenemos que vivir.”

¿Ustedes aspiran a un articulado sindical que pueda pararse frente a determinadas políticas del gobierno?

En principio es decir ‘esto no va más’, que es un poco el título del documento. O sea, frenar, pararse. Yo que soy ajedrecista, el tema es que, aún con las negras, cuando vos ganás la iniciativa ya cambiás un poco el escenario. Yo creo que el programa no es solamente defensivo, en realidad es propositivo. Nosotros tenemos una idea de cómo debería resolverse los problemas que tanto critican hoy, o que el gobierno quiere justificar basado en la herencia y demás. Cómo resolver los problemas, sea el energético, sea el de transporte, sea el de los servicios, sea el de la docencia. Nosotros tenemos ideas.

 

Foto: Georgina García
Foto: Georgina García
Semanas atrás en un reportaje afirmó que «no importan tanto los nombres como el rumbo que tome la CGT». ¿Cómo ve el proceso de unidad a horas del congreso del 22 de agosto?

Una de las cuestiones que nos alegran, dentro del encuentro que tenemos en esta convergencia de sectores que constituimos la Corriente, es que nos resulta fácil tener cierta unidad de acción porque tenemos unidad de concepción. Por ejemplo, en el hecho de que no estamos detrás de una especulación de cargos y de espacios en la CGT, sino que nos une una voluntad de militar un escenario político. Por lo cual no dependemos del 22 de agosto, es decir, nuestra agenda no está marcada por cómo nos vaya el 22. Siempre es mejor si podemos inducir a que la CGT en su conjunto haga acciones, pero nosotros ya tenemos una agenda con respecto a cómo profundizar los puntos, con respecto a cómo hacer una marcha con el tema del tarifazo, con respecto a cómo acompañar a los movimientos sociales y a otros compañeros en la Marcha Federal, o sea toda esa agenda post 22 no está en discusión, no la vamos a poner en discusión. A lo sumo lo que vamos a tratar es de acumular, de que nos acompañen más, pero no vamos a resignar ese tipo de agenda.

 

¿Qué aporte imaginan que puede hacer la Corriente dentro de esta CGT unificada?

Bueno, la CGT… Digo dos o tres cosas muy a nivel personal. Una vez tuve una experiencia, hace muchos años, en donde un dirigente decía que la CGT tiene que ser de las organizaciones, no de los trabajadores. En esa época, Víctor De Gennaro amenazaba con hacer una elección en la cancha de Boca y decía que la CGT era de los trabajadores y no de las organizaciones. Una polarización maniquea y falsa en el fondo, porque Víctor decía ‘no hay que entregar la CGT por las obras sociales’, porque él no tenía obra social. Me acuerdo que nos dijo a una serie de dirigentes ‘hay que quemar las naves’ y las naves eran todas nuestras. Y contrariamente a eso teníamos uno que decía ‘no, hay que ser de las organizaciones y no de los trabajadores’. Y entonces eso nos generó una cultura de querer salir de esa opción. Yo creo que la CGT, o el movimiento obrero, tiene que expresarse con el poder de la organización, y es bueno que las organizaciones tengan poder, aún económico. Yo, que también milito en el sindicalismo latinoamericano, a veces discuto eso con los uruguayos: tenés que armar las reuniones y te dicen ‘no, pero ahora tengo que ir al trabajo’. Bueno, tener licencias gremiales, tener poder económico, no es burocracia eso, o por lo menos no es entrega de la causa de los trabajadores. De hecho al sistema le interesaría un sindicalismo absolutamente folclórico y estéril. Creo que la síntesis es poder económico, poder del movimiento obrero y poder organizacional, con lealtad a los trabajadores. Necesitamos una CGT movilizada, de cara a los compañeros. Y esto expresa también que a nosotros nos resulta cómodo estar con las regionales de la CGT, los actos lo han demostrado. Podemos estar con los trabajadores, con los delegados, se nos suman, no queremos jorobar a otras organizaciones pero vemos que hay delegados de otras organizaciones que militan la causa. Creemos que la Corriente está expresando una línea interna del movimiento obrero necesaria, y frente a lo necesario la gente se suma, los compañeros siguen esos rumbos.

«Tenemos una agenda con respecto al tarifazo, con respecto a cómo acompañar a los movimientos sociales y a otros compañeros en la Marcha Federal. Esa agenda no la vamos a poner en discusión el 22 de agosto. A lo sumo lo que vamos a tratar es de acumular»

¿Frente a la dispersión de estos últimos meses, puede la Corriente Federal convertirse, después del 22 de agosto, en un espacio que sea también un eje político para el peronismo?

Para el movimiento nacional, sí. Porque el peronismo es toda una discusión. Cualquier partido hoy es una discusión, de hecho todos los partidos, transversalmente, han sido atacados por un modelo de dependencia. Entonces tenés un socialismo gorila, un radicalismo gorila, un peronismo gorila. Acá lo nacional es un eje transversal y que también hace a la historia de la Argentina. Entonces ahí sí, yo creo que, no en el sentido de fundar ningún partido obrero ni laborista ni cometer ese error, pero sí está claro que el movimiento obrero cuando se planta en su métier, que es lo social, repercute e incide en la construcción de lo político y creo que eso lo vamos a tratar de conducir.

 

Héctor Amichetti (Federación Gráfica Bonaerense), Sergio Palazzo (Asociación Bancaria) y Horacio Ghlini | Foto: Georgina García
Héctor Amichetti (Federación Gráfica Bonaerense), Sergio Palazzo (Asociación Bancaria) y Horacio Ghlini | Foto: Georgina García
Ustedes, en el acto de lanzamiento en Ferro, pidieron por una CGT “que derrote en las calles y en las urnas al neoliberalismo”

Creo que las palabras de Amichetti fueron muy interesantes cuando separó el concepto de una democracia formal de la real, es decir, la democracia cuando quiere profundizar y ser democracia económica. Y ahí es un problema de tensiones y de fuerzas. Pero nosotros no pensamos otra manera de construcción de poder que no sea democrática, o sea que hay que ganar en las urnas pero también hay que ganar en las urnas cotidianas, por ejemplo, cómo se esta manifestando la población con respecto al tarifazo. Un poco lo que nos está pasando con la Corriente es que sentimos un depósito de expectativas que, no digo que nos asustan porque tenemos bastantes callos ya, pero sí que nos hacen reflexionar responsablemente porque es evidente que hay orfandades, hay movimientos que no encuentran en sus propios lugares cómo canalizar, y bueno, nosotros vamos a tratar de favorecer eso.

«Está claro que el movimiento obrero cuando se planta en su métier, que es lo social, repercute e incide en la construcción de lo político y creo que eso lo vamos a tratar de conducir»

¿Se puede hacer un paralelismo entre lo que fue aquél MTA y este tiempo?

Yo creo que el MTA lo que logró en su momento fue descubrir que el problema era un modelo político social y no un gobierno. Sin salvar al gobierno, obvio. Pero en el fondo eso lo llevó a no hacer una dialéctica de oposición partidaria, como puede tener un partido político con el gobierno, sino a apuntar al modelo socioeconómico. Uno de los tests centrales de un modelo socioeconómico es qué hace con el trabajo, si genera trabajo, si genera desempleo. Para nosotros este gobierno es claramente confrontativo porque tiene una idea y un modelo económico de desempleo, no es un problema, llamémosle, de análisis partidario. Y esto también nos aleja con respecto al diálogo. El diálogo siempre está abierto pero para poder discutir las políticas, o sea, no es un problema de que nos reciba o no nos reciba, por decirlo así.

 

¿Y en ese sentido, hoy cómo ven a la nueva CGT? ¿Más confrontativa o más propensa a ese diálogo?

Bueno, una lucecita de optimismo tenemos porque si no, no haríamos lo que hacemos. Y la lucecita de optimismo está dada un poco por los últimos acontecimientos. Nosotros ya marchamos conjuntamente en la importante movilización del 24 de marzo, pero el dato fue la marcha de los trabajadores en Paseo Colon. Había quienes decían que no había que ir porque era una trampa, otros que era convalidar el liderazgo de [Hugo] Moyano en este caso, otros que preguntaban quién habla, quién no habla, o sea, hubo una cantidad de ruidos que hacían que uno dudase de si tenía que participar del acontecimiento o no. Y sin embargo, venciendo esos ruidos decidimos ir, y al ir fuimos protagonistas conjuntamente con más de 350.000 trabajadores de un hecho político colectivo más allá del palco y de los discursos. Entonces, el hecho colectivo supera los ruidos. Hoy el hecho colectivo es que la unidad de la CGT va a ser un acontecimiento político importante y con ese espíritu vamos. Después cuánto podamos influir o no, es algo que tampoco tiene tanto que ver con la cantidad de cargos, porque la hegemonía no es paralela a la mayoría. La hegemonía tiene que ver con una voluntad política de direccionalidad y de repente una minoría, como fue el MTA en su momento, puede llevar la direccionalidad de una mayoría. Entonces, no somos pesimistas. Ahora, tampoco somos ingenuos y no es que estamos hablando entre señoritas.

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