Medio Oriente: “resistencia o guerra total”

“Vemos que Israel, uno de los pilares del occidente geopolítico, viola de forma brutal todas las reglas establecidas que hacen a la limitación de conflictos bélicos desde la convención de Ginebra”. Estado de situación y análisis. Por Guillermo Caviasca

Hace casi medio siglo el escritor Rodolfo Wash, en “Los Papeles de Walsh”, unos aportes elaborados por el área de inteligencia de Montoneros que él dirigía (y que fueron enviados a la dirección de la organización) señalaba que: “La resistencia no se propone vencer en un plazo previsible, no se pregunta por el poder”. Agregaba también que había que dispersar las fuerzas de una forma que en múltiples operaciones pequeñas y aisladas unas de otras, pero dirigidas por una “unidad de concepción”, mantuvieran viva la llama de la lucha y golpear al enemigo. Eso lo planteaba para enfrentar lo que ya se constataba era una ofensiva de la dictadura militar aplastante en el terreno de las armas (y en todos los demás). Pero, la resistencia si permitía la supervivencia activa, a la larga desgastaría y en ese desgaste las fuerzas populares podían tener un lugar para discutir en otra etapa cómo sería la salida.

¿Qué tiene que ver esto con Medio Oriente? mucho. Más allá de que Walsh era un hombre que tenía vinculaciones a la resistencia palestina (como Montoneros en general). Lo cierto es que hablamos de Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica); de Hizbollah (partido de Dios, con una estrategia que se promociona como de resistencia; de los Huties (Partidarios de Dios), de otras organizaciones milicianas y de Irán (una potencia regional) que son parte del “Eje de la resistencia”. Y hablamos también de un poderoso Estado militarizado como Israel, con una fuerza armada muy moderna y eficaz; con servicios de inteligencia muy bien preparados y desplegados hace décadas contra enemigos; con un apoyo internacional descollante especialmente de potencias como EEUU y Alemania; y de una comunidad de poderosos empresarios, financistas y hombres del aparato cultural, judíos sionistas de gran influencia internacional en la cultura, la política y la economía, cuya lealtad primordial es con Israel. Lo que vemos en general es que, a partir de 7 de octubre del año pasado, la estrategia de “resistencia”, sin tiempos, se enfrenta con una ofensiva militar total que debe tener resultados en un tiempo acotado.

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Hace un año, el 7 de octubre del 2023, Hamas y el resto de las organizaciones palestinas (no hay que olvidarlo: fueron todas las organizaciones) lanzaron un ataque desde Gaza. Fue una operación militar muy compleja y exitosa, que desde el punto de vista táctico mereciera su estudio. Lograron superar todas las defensas israelíes y sorprender a la inteligencia judía. Fue real, no fue parte de ninguna conspiración del Mossad; fue una decisión palestina meditada y planificada que tuvo gran éxito y causó unas 1200 muertes entre los israelíes capturando más de 200 rehenes.

El objetivo era muy claro: patear el tablero, que el orden en Medio Oriente saltara por los aires. Y eso sucedió, en ese sentido fue un éxito. Como dijeron los mismos extremistas israelíes “desde ahora nada será lo que fue”. Eso, para quien escribe, sintéticamente, evalúa que los palestinos estaban condenados a la extinción silenciosa antes del 7 de octubre, e Israel a la normalización de su situación incluyendo la absorción de la palestina residual. Lo que en principio nos da el marco de racionalidad de la acción palestina.

Además, es de destacar para los lectores que no se parte nunca (y en ésta situación menos) desde una situación de normalidad y paz hacia una situación de guerra. En Medio Oriente y especialmente en Palestina no hay paz desde 1948 al menos, solo vemos momentos de guerra abierta, de guerra de guerrillas o de “zona gris”.

A más de un año del inicio de ésta nueva fase de la larga guerra de Palestina ¿qué podemos ver? Es claro que en términos militares Israel avanza en forma contundente. Era de esperar, en el combate militar más o menos clásico, las fuerzas judías son potentes y tiene las reservas logísticas inagotables de occidente, especialmente de EEUU, Alemania y la comunidad sionista mundial. Aunque el gobierno israelí ha expandido sus objetivos a límites no previstos, más bien son objetivos de máxima, enormes, que se extienden a lograr una victoria de carácter estratégico en toda la región por medios militares: eliminar definitivamente a los Palestinos, establecer una situación política en el Líbano bajo su tutoría, lograr una derrota estratégica de Irán, eliminar el “eje de la resistencia”, incorporar de hecho nuevos territorios y normalizar la relación con el resto de los países árabes islámicos aterrados por esta victoria. Suena “demasiado”. Inclusive algunos sectores, que han adquirido un peso político sorprendente, muestran mapas de “donaciones bíblicas” de territorio dadas por Yavé a Abraham.

Israel derrotó en el campo de batalla urbano a Hamas y demás organizaciones retrotrayéndolas a situación de guerra de guerrillas, y operaciones de resistencia aisladas.  Arrasó Gaza de una forma nunca vista para una ciudad de la que la gente no puede huir (el caso de Leningrado nunca llego ni por aproximación a ese nivel, de hecho, la ópera seguía funcionando y los alemanes no la atacaron) solo quizás el gueto de Varsovia guarde similitud en tiempos modernos.

La victoria de Israel en Gaza aún no es definitiva. Cuando escribimos estas líneas se ha producido el asesinato de Haya Sinwar líder de Hamas (que había reemplazado al también asesinado en circunstancias poco aceptables Ismail Haniye). Sin embargo, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) cometieron un error, probablemente en el marco de su soberbia. Filmaron los últimos momentos del líder palestino: herido, con su uniforme y su pañuelo, con un palo o bastón, sentado para recuperar fuerzas, sabiendo lo que estaba por suceder. En ese momento un dron se acerca y Sinwar con su palo lo enfrenta. Allí estaba ese líder dando un mensaje que el ejército israelí transmitió a mundo: no había “escudos humanos”, ni miedo, ni deseo de contemplaciones por parte del enemigo, que no las tiene. Apareció peleando hasta el final, con un palo si era necesario contra un enemigo que es uno de los ejércitos más poderosos. Un símbolo que no quedará en el olvido, que puede ser un ejemplo para muchos.

Se esperanzan en el campo occidental y sionista con que esta muerte, en las graves circunstancias de la Franja de Gaza, haga que los soldados palestinos se rindan. Es dudoso, quizás miles quieran ser Sinwar y eso anuncia una larga guerra. Ya que cuando la única opción es la rendición incondicional, el futuro es la cárcel sin esperanzas y una posible desaparición de tu pueblo, la hipótesis de la rendición no tiene las de ganar. Israel no ofrece nada.

De hecho, lo que vemos hoy (y muestran los analistas occidentales que sondean la opinión palestina) es que en la población el prestigio de Hamas ha crecido mucho, y se ha extendido a Cisjordania. Esto es así porque las razones que impulsaron a Hamas a realizar el 7 de octubre no fueron un invento de un grupo de terroristas fanáticos, sino que tienen su origen en una realidad vivida por los millones de palestinos de Gaza y Cisjordania, como dijimos: el horizonte de “limpieza”. Y en paralelo la transformación de la autoridad palestina en un grupo de colaboracionistas sin la más mínima iniciativa ni capacidad de negociación. Como una especie de policía judía en el gueto de Varsovia. Eso es una política consciente israelí.

¿Qué queda de Gaza? Muy poco. El pequeño territorio está fragmentado y un millón de desplazados son asentados como una masa que debe esperar ordenes israelíes para ver si al día siguiente son trasladados a otro lugar o son bombardeados. La antigua Gaza está en escombros, aunque muchas familias resisten a abandonarla y retornan apenas pueden, a sabiendas que quizás nunca vuelvan.

Los israelíes han presentado un plan que implica partir a la Franja en varios trozos, en esta etapa aislar completamente las ruinas de la antigua ciudad, para que no llegue agua ni alimentos, y así obligar a la población residual a abandonar el lugar. Con ese vaciamiento definitivo aniquilar a toda criatura viva que quede, suponiendo que serán terroristas. Puede que se lleva adelante o no. No sabemos. Lo que no podemos imaginar aún es qué sucederá con los 2 millones de habitantes de la Franja. No pueden salir, pero tampoco quedarse. Quizás las fuerzas israelíes construyan pequeños guetos, como en una Cisjordania más pequeña, con un espacio de control militar y colonias de judíos fanáticos armados que ocupen los antiguos territorios palestinos. Pareciera ésta una opción. Y, a la larga, la extinción. Claro, esto a la vista de la “comunidad internacional”. Sin embargo, tamaña acción en un período prolongado puede (y de hecho lo hace) desgastar y finalmente agotar al agresor. Si esto sucede sin resultados políticos relevantes (solo crímenes masivos) Israel estará en problemas. Pero recordemos, por ahora avanza sin otro limite de los que resisten en el terreno.

Lo que sí sabemos es que mientras haya millones de palestinos en esta situación, aunque en términos militares Israel consiga matar decenas de miles como hasta ahora, lo cierto es que surgirán miles de nuevos combatientes de Hamas, y serán menos contemplativos con la vida de los judíos de lo que lo fueron hasta ahora. Por otro lado, Israel se encuentra en un problema, sus fuerzas derrotaron en el campo de batalla urbano a las formaciones más o menos regulares de Hamas. Las degradaron a comandos. A grupos de “ataco y me voy”. En un ámbito densamente poblado donde son “pez en el agua”. Una guerra difícil de ganar por un ejército mecanizado. Una guerra que es de inteligencia.

Israel paralelamente retiró sus mejores unidades y parece reducir su intervención a una “guerra de policía” con ataques de destrucción masiva. Y operaciones de asesinato “selectivo”. Eso muestra que la victoria definitiva no será posible. Aunque Israel apuesta al asesinato sistemático de los mandos, lo que sin dudas es un grave daño para cualquier organización. Es en ese sentido que Walsh recomendaba a Montoneros abandonar el país a todos los jefes y personajes destacados de la resistencia para evitar su muerte. La cuestión es que la clave de una guerra así es el “agua del pez”. La guerrilla argentina se quedó sin agua sin necesidad de matar a todos los argentinos, obviamente. Las fuerzas de la resistencia palestina tienen mucha agua en su pueblo, lo que nosotros vemos (y nos parece extremo) es que la eliminación del agua para la resistencia es una eliminación de los palestinos: un genocidio o una limpieza étnica.

La estrategia de inteligencia de Israel

La gran estrategia israelí, de gran política, que marca sus objetivos es maximalista como señalamos. Para ello desarrolla una guerra en múltiples frentes y diferentes niveles ya que (como mínimo) debe reducir a un ruido a la resistencia palestina, derrotar y debilitar al extremo a Hizbollah y establecer a Líbano como un Estado que oficie de tapón y de seguridad para sí misma. Y derrotar y neutralizar a Irán, que es el principal sustento de toda la resistencia activa actualmente.

Una parte de esa estrategia es la de inteligencia. Israel siempre se jactó (con derecho) de tener buenos servicios de inteligencia, capaces de operar con eficacia en todo el mundo y de dar apoyo a sus fuerzas armadas cuando lo necesiten. No son infalibles como la propaganda dice, ya que en otras ocasiones la inteligencia israelí no previó acciones de sus adversarios, pero son muy eficaces. No nos cansamos de afirmar que la enorme influencia en el extranjero de Israel, o más bien de los judíos sionistas, es determinante en esta situación. Los judíos sionistas de las comunidades nacionales son agentes de ese Estado y sirven de base o quintas columnas, EEUU es un aliado estratégico y Alemania un Estado tributario desde la derrota en la Segunda Guerra. No es poco. Los servicios israelíes cuentan con una impunidad llamativa.

Lo que hemos visto en las últimas semanas es la sublimación de la estrategia de inteligencia. Sin dudas, las operaciones israelíes serían imposibles sin infiltraciones, acopio y procesamiento correcto de datos e información, o sea: sin un ciclo de inteligencia completo y eficaz. Sin esta capacidad serían imposibles operaciones de inteligencia de una calidad impresionante, como la de los elementos de intercomunicación de Hizbollah que hirió, mató o dejó lisiados a un mínimo de 3000 miembros que tenían alguna responsabilidad en esa organización. Sin los datos precisos de reuniones, sitios de almacenamiento de municiones y de armas de carácter calve en ese tipo de guerra, como los misiles y cohetes. Sin los datos precisos y la capacidad de actuar sobre todos los personajes destacados que constituyen los mandos políticos, del mando y control militar, de las más importantes unidades de batalla que operan en el terreno, etc. Uno tas otros en oleadas impactantes vemos caer jefes de diferente nivel descabezando unidades, ramas, políticas y militares.

Si bien Israel siempre usó estos medios, y se pueden encontrar muchas operaciones desde hace décadas que son antecedentes de cada una de las que vemos hoy. La enorme cantidad de operaciones y su éxito concretado en poco tiempo, le dan un valor militar que cobra una calidad distinta. Además, no son simpes operaciones punitivas o de represalia. Sino que están articuladas con una ofensiva de tierra y aire de envergadura, número y objetivos muy altos, que se prolongan en el tiempo. Es claramente un salto cualitativo. Un salto que solo se puede realizar con una decisión política y respaldo internacional muy grande. El respaldo es claro, aunque podría estar en riesgo en algunos casos ya que las accione israelíes violan muchas de las normas aceptadas desde hace mucho tiempo, y lo hacen públicamente. Pero otra de las claves israelíes es la “determinación”, una determinación bíblica.

No dudamos que el daño producido sobre las organizaciones de la resistencia por las operaciones de inteligencia es muy grande, especialmente en Hizbollah, pero también en Hamas, y en la fuerza Quds iraní, sus enemigos inmediatos. Es ese sentido las respuestas a ese nivel han sido nulas. No hay atentados que Israel, o en sus apoyos en el mundo que siquiera merezcan ser mencionados. Las respuestas hasta ahora han sido convencionales, en algunos casos eficaces, como las de Irán con las oleadas de misiles que consiguieron superar las defensas israelíes, pero lo fueron en el plano militar hacia objetivos claramente militares.

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Destrucción del sistema internacional basado en reglas

En los últimos años occidente viene declarado que su lucha es por sostener un “mundo basado en normas”. Se refiere a normas de comercio internacional liberalizado, de diplomacia, de relaciones financieras, de seguridad, de derechos humanos, políticas de género, etc. Todo un paquete civilizatorio y para homogeneizar el planeta. En ese planeta, serían una serie de instituciones, desde el FMI, hasta el GAFI, desde la OTAN (y otras alianzas equivalentes que se buscan establecer, o la misma OTAN globalizada) hasta organismos de justicia internacional, quienes marcarían qué es lo legítimo y legal, y qué no. Con esos argumentos, tanto en la OTAN como el G7, le pretenden dar una base amplia “civilizatoria” al objetivo de occidente para el mundo. Si bien en este caso “occidente” es el universo anglosajón, los globalistas, etc. Lo cierto es que el occidente geopolítico ha asumido esta cuestión de las “normas” como un caballito de batalla contra Rusia y China.

Ya desde la última guerra de Irak, (la invasión y destrucción de ese Estado) EEUU se había arrogado una capacidad de tomar decisiones por arriba de este universo de instituciones. Pero con los argumentos y discursos legitimados de la democracia y DDHH, que caracterizaban a las intervenciones. Es de recordar que “Democracia” va asociado a “libertad de mercado y de capitales” en el discurso occidental.

Sin embargo, hoy vemos que Israel, uno de los pilares el occidente geopolítico, viola sistemáticamente de forma brutal todas las reglas establecidas que hacen a la limitación de conflictos bélicos, desde la convención de Ginebra (¿quizás desde Westfalia?). Lo hace de una forma sorprendente anunciándolo por TV y atacando a cualquier funcionario de los organismos internacionales que señale, aunque sea como duda, de que las operaciones israelíes son violatorias de las nomas más básicas de la guerra. Ciertamente, la guerra, como se libra en Gaza y en Medio Oriente, siempre estuvo en una situación externa a las normas de la comunidad internacional. Prácticamente desde la primera “Nakba”. Pero nunca tan pública y declarativamente, con ataques a “tropas de paz” de la ONU incluidas.

Lo cierto es que más allá de las críticas de personajes destacados, como el presidente Macron de Francia o el jefe de gobierno Sánchez de España, Occidente sigue apoyando a Israel en forma contundente, y declara que por más que “sucedan cosas”, se sostendrá a Israel hasta que gane. Es necesario saber que, si vemos desde el 2013 al 2023, el 65,6 % de la ayuda militar a Israel llegó desde EEUU, mientras el 29,7% de Alemania. Está claro que mientras esta ayuda se sostenga de esos dos países (una potencia real y una potencia títere) Israel podrá seguir operando. Como también está claro que si esta ayuda se corta Israel debería, si o sí, sentarse a negociar.  

Sin embargo, nosotros cometemos un error al sorprendernos de que los occidentales, en apariencia, están soportando que uno de sus miembros más conspicuos esté dando por tierra con las “normas” por las que Occidente convoca a la lucha contra Rusia y China, por ejemplo. Nos equivocamos. Un teórico argentino lo explicó claramente: Carlos Escudé señalaba que existían potencias “dadoras de normas” y al resto solo les cabía cumplirlas o ser parte de los parias. Indicaba que de esta forma, los que dan normas las dan para el resto no para sí mismos. Y señalaba claramente que quienes daban las normas podían violarlas y en todo caso hacer otras. Pero que a nosotros (se refería a Argentina o países medios y obviamente pequeños) solo nos cabía aceptarlas y ver cómo se podía actuar dentro de ellas. Bueno está claro que para en caso de Medio Oriente esto es mucho más radical y claro que para Argentina. No violan normas, ellos no tienen normas, las dan para el resto. Interpretando esta idea de Escudé, es que quizás podamos ver una de las razones por las que Irán se esfuerza en dar sus respuestas oficiales dentro del plano militar estricto y evitar la indiscriminación, mientras que Israel no necesita esos límites. O actúa a través de terceros con una negación plausible intentando mantener la zona gris, mientras que Israel quiere la guerra total y no paga costos, por ahora.

El apoyo o desinterés del mundo

Un tema que se debe tener en cuenta es el apoyo a los palestinos y el cuestionamiento a Israel en la “comunidad” internacional. Creemos que una de las claves del ataque palestino del 7 de octubre era “papear el tablero”. Eso se logró. La cuestión es la previsión de donde caerían las piezas. Lo que vemos hasta hoy es que, sin que haya sucedido un reordenamiento, los diferentes jugadores no actuaron de la mejor forma para Hamas. La victoria palestina, más allá de las bajas y la destrucción que Israel pudiera causar, estaba en que los judíos se sentaran a negociar y así frenar el proceso de disolución de su pueblo. Para ello era necesario que los diversos actores actuaran de una manera que obligara a Israel al diálogo.

Lo cierto es que la determinación palestina se confrontó con una determinación israelí muy fuerte. Sostenida por principios religiosos que van más allá de las normas del derecho y de las Relaciones Internacionales. En esta situación, a diferencia de otros conflictos, la presión internacional no existió, o más bien fue ineficiente. Es claro que EEUU “prefiere” des escalar y negociar algo favorable a Israel, pero negociar. Es claro también que el gobierno israelí supera una y otra ve estas sugerencias y EEUU acepta, manteniendo un claro apoyo. Es notorio que el resto de occidente critica en general pero no condena de forma que afecte a Israel o la obligue a reconsiderar su decisión ofensiva.

También es claro que el mundo árabe islámico no hace nada que signifique una presión que afecte a Israel. Si dejamos de lado a Irán y las organizaciones de la resistencia. Solo vemos una cierta “neutralidad”, con un sesgo pro palestino, pero sin nada que implique un riesgo regional para el Estado judío. Aunque la suspensión de la política de los “Acuerdos de Abraham” pueda afectar a EEUU por su necesidad de prestar atención a Medio Oriente, un frente que prefiere tener controlado, para dedicar sus esfuerzos al Asia – Pacífico. Lo cierto es que Israel evalúa que una vez terminado el conflicto los acuerdos de Abraham podrían seguir avanzando, y prefiere el involucramiento norteamericano en su escenario. En realidad, Israel y EEUU tiene a nivel global prioridades geopolíticas que no son iguales.

De hecho, solo Turquía ha mostrado a través de su presidente una condena firme y una simpatía explícita con Hamas (También Qatar), en teoría han suspendido relaciones comerciales (aunque se sigue verificando comercio y exportaciones de origen turco a Israel). Sin embargo, Turquía esta vez no organizó siquiera una “flotilla humanitaria” para intentar romper el bloqueo a Gaza como hace unos pocos años.

Por último, otros actores destacados, los miembros de los BRICS, China y Rusia muestran una codena permanente pero gran moderación. Son aliados de Irán, pero no quieren romper relaciones con Israel. India es claramente proisraelí, etc. O sea, un foro que se piensa de un mundo alternativo (ojo, no es un foro orgánico, sino un espacio de oportunidades alternativo) no es un lugar donde la causa palestina parezca poder encontrar un apoyo contundente. Los intereses de China y Rusia no son de un involucramiento directo contra Israel (por razones distintas)

La guerra regional

La guerra en Medio Oriente no ha quedado circunscripta a Gaza. Tanto para el “eje de la resistencia”, que inició ataques contra el Estado judío desde el mismo momento que éste invadió Gaza, como para Israel que expandió sus objetivos hacia Cisjordania y Líbano; lo que vemos es que estamos, de hecho, en una guerra regional. Aunque es una guerra limitada.

Por un lado, Irán y el “eje de la resistencia” tienen una estrategia de largo plazo (como es la de “resistencia” tal como señalaba Walsh) que no se propone una victoria inmediata (no tiene objetivos de ese tipo, como derrotar a Israel ahora, sino impedir su victoria y someterla a “desgaste”). Israel por el contrario ha decidido romper esta estrategia de sus enemigos e ir por todo ya. Así arrasó Gaza. Y antes de que se pueda señalar que obtuvo una victoria y alcanzó una paz acorde a sus intereses en la Franja, se lanzó sobre Líbano. En paralelo avanza sobre Cisjordania aumentado la presión de la colonización y atacando duramente los guetos palestinos donde la resistencia es más fuerte. Y en ese marco se desarrolla la estrategia de inteligencia para el exterminio de los mandos de sus oponentes.

Esto ha llevado a la confrontación con Irán en forma ineludible. Los asesinatos de iraníes destacados, como de personas en su propio territorio, o el ataque a instalaciones iraníes en el exterior, son de hecho actos de guerra. Ciertamente Israel considera a Irán su enemigo principal y a las demás organizaciones de la resistencia solo “proxis” que desarrollan la guerra “por delegación”. En definitiva, Israel busca la guerra con Irán ahora.

Pero para eso depende del apoyo militar directo de los EEUU en una guerra convencional de envergadura. Irán es realmente una potencia regional con más recursos que Israel. Aunque la validez de ambos ejércitos en el campo de batalla, que ventajas priman, habrá que verla en el concreto. Sabemos (o creemos saber) de la superioridad israelí en inteligencia, en tecnología compleja y en medios aéreos. Pero Irán dispone de un arsenal de misiles que aparentan una contundencia notoria, además de un ejército moderno, numeroso, en un país enormemente más grande y con más recursos.

Aquí está la cuestión: ¿quién lleva al otro al terreno que en apariencia es superior? Irán e Israel difícilmente se puedan enfrentar en una guerra convencional abierta; dista entre ambos países más de 1000 km. Las tropas iraníes no sabemos como podrían llegar masivamente al Líbano, por ejemplo. Lo mismo podemos decir para las israelíes. Es inconcebible en este caso ejércitos israelíes atravesando siria e Irak. Tampoco creemos posible un involucramiento de Arabia Saudita y las monarquías del golfo, como piensan algunos analistas occidentales sobrevalorando la diferencia “persas islámicos vs. árabes monárquicos”. De hecho, en dos recientes reuniones, una de la “Conferencia islámica”, y otra entre los países del golfo, los árabes manifestaron claramente que no iba a actuar a favor de Israel (aunque también que no iban a defender a Irán), y a su vez señalaron claramente que esperaban que Israel cesara sus ataques a palestina y dieran gestos claros de reconocer algún tipo de Estado palestino. Cosa que por ahora no va a suceder.

Lo cierto es que nos encontramos en una “intercambio de salvas”, la que parece ser la primera guerra a distancia de la historia, por ahora limitada, aunque cada vez mayor. En Irán no tenían oportunidad de no responder ante los asesinatos masivos de dirigentes, jefes propios y de sus aliados. Israel respondió a su vez (aunque las acciones misilísticas fueron moderadas), pero continuó con su estrategia de asesinatos en forma contundente y dura. Irán se vio obligada a atacar de nuevo, esta vez señalando con más claridad sus capacidades. En la salva de misiles balísticos del 4 de octubre mostró que podía impactar, superando los diferentes sistemas de defensa israelíes (Cúpula de hierro, Onda de David, Flecha) en cantidad, y dejó un mar de cráteres en dos bases importantes el interior del Estado judío.

El gobierno israelí anunció que desataría el apocalipsis sobre Irán. Ahora se espera la realidad y posibilidad de esta respuesta. Creemos que eso no sucederá a ese nivel. Por dos razones: una por que Israel no tiene esa capacidad, a ese nivel (suponemos). Otra, porque EEUU no quieren involucrarse de lleno en una gran guerra regional, que sería la consecuencia de un ataque masivo, muy dañino, con participación estadounidense. Esto es así porque un ataque contundente israelí solo sería posible con un apoyo muy claro de los EEUU. Así Israel podría alcanzar su objetivo de máxima: el plan nuclear iraní. Cosa que los EEUU (según dicen, eso está por verse en la realidad) se niega contundentemente. Otra desbastar (debería poder superar las buenas defensas antiaéreas iraníes, no está de más señalarlo) las instalaciones petroleras iraníes, eso produciría una estampida de los precios del petróleo y quizás un corte de uno de los pasos claves como es el estrecho de Ormuz: una hecatombe económica que tendría como víctima a Europa occidental. Según se dice públicamente EEUU se opone también a esto, lo que suena lógico.

Frente a esto solo queda un ataque, sea masivo o no, sobre objetivos militares. Pero Irán puede absorber sin problemas ese golpe. También podrían ser objetivos secundarios (pero llamativos) de los principales antes mencionados. Como para que el golpe pueda ser propagandizado como duro, pero no una guerra inevitable ya. Por lo tanto, creemos que la guerra regional seguirá en carpeta, pero aún no se desarrollará. Veremos.

La guerra en Medio Oriente seguirá, es parte de la guerra mundial fragmentada que estamos presenciando. Con frentes convencionales, híbridos, “proxis” y ambiguas “zonas grises”. Es lo que muestra la transición de un mundo hacia otro, los tremendos dolores de un difícil parto.

Actualización

Recientemente salió a luz un informe de inteligencia de EEUU sobre Israel, filtrado, donde hacen públicos los preparativos de ataque israelíes sobre Irán.

Estos estarían indicando una línea operativa de ataques de envergadura con aviones de combate (por el hecho de que preparan prácticas de reabastecimiento en vuelo con tres detectados aviones para tal fin). También informan que como consecuencia de los ataques iraníes están reposicionado sus aviones. Lo que habla del éxito iraní.

La filtración es sí misma es un hecho a analizar. Puede ser simplemente una filtración por cuestiones de falla de seguridad. O puede ser «inducida» por inteligencia iraní, o por decisión de EEUU, o de alguna parte del aparato militar o de inteligencia yanqui. Ya que advierte a Irán sobre cuestiones tácticas de importancia.

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