El acelerado desarrollo edilicio e inmobiliario de alta gama encabezado durante los últimos años en la ciudad de Buenos Aires tiene como grandes beneficiados a los sectores de mayores ingresos. Creados en muchos casos como recursos para la inversión y la especulación financiera antes que auténticas viviendas, estas nuevas construcciones promueven, por un lado, el alza generalizada de los costos de las propiedades, mientras que, por otro, repercuten en el incremento del precio de los alquileres. Esta dinámica no solo profundiza la desigualdad urbana, sino que también afecta la identidad de los barrios y genera procesos de desplazamiento de los habitantes originales. Estas asociaciones entre sectores corruptos de la política y el narco (entre otras actividades delictivas) con agentes financieros y de especulación inmobiliaria que redundan en procesos sociales de gentrificación, encarecimiento de suelo urbano y desplazamiento hacia las periferias no es un fenómeno local bonaerense ni argentino, sino que se puede observar a nivel mundial en todas las grandes ciudades. Para remitirnos a un hecho reciente, el escándalo del senador Kueider detenido en el Paraguay no escapa a este encuadre.
Sin políticas públicas eficientes por parte de los gobiernos que reglamentan el acceso de los grandes desarrolladores inmobiliarios al espacio urbano, tan solo en la ciudad de Buenos Aires el 5% del total de las viviendas presentan condiciones deficitarias y el 40% de los porteños son inquilinos, según los datos de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. El otro dato clave es que, al mismo tiempo, el 9,2% de las viviendas en la ciudad permanecen vacías. Esta tendencia se repite en el municipio de Vicente López, donde durante los últimos años también se han construido lujosas torres residenciales de entre 15 y 18 pisos, con valores que oscilan entre 3.200 y 3.500 dólares por metro cuadrado. Este desarrollo ha elevado significativamente los precios de las propiedades y alquileres, dificultando el acceso a la vivienda para sectores de ingresos medios y bajos. Según datos del Observatorio del Conurbano de la Universidad Nacional de General Sarmiento, en una de sus últimas mediciones el municipio registraba un déficit habitacional del 5,74%, lo que representa aproximadamente 5.703 hogares en condiciones deficitarias.
La misma tendencia se repite en áreas estratégicas como el centro de la ciudad y la ribera del municipio de Quilmes, donde el “boom” inmobiliario se vuelca a la construcción de edificios de alta gama y emprendimientos comerciales destinados a sectores de mayores ingresos. Sin embargo, según datos recientes, aproximadamente el 16,5% de los hogares en el municipio presentan alguna necesidad básica insatisfecha, incluyendo falta de servicios básicos, hacinamiento o viviendas inadecuadas. O el caso de Lomas de Zamora y la explosiva construcción de edificios que viene teniendo durante los últimos años y de la cual puede derivar, para muchas organizaciones vecinales dedicadas a la preservación del patrimonio histórico y el medio ambiente, una de las fuentes de enriquecimiento del otrora jefe municipal Martín Insaurralde. En este marco, el municipio de Hurlingham y su intendente, Damián Selci, sorprende por los conflictos desatados a partir del excepcional éxito del interés por el crecimiento inmobiliario en su territorio. El 23 de diciembre pasado, el Concejo Deliberante de Hurlingham se dio cita para aprobar mediante el dictamen de varias “excepciones” al Código de Planeamiento Urbano la construcción de una serie de mega emprendimientos en las emblemáticas “Cinco Esquinas” y nuevas cocheras en el tradicional club británico “Hurlingham”, uno de los pulmones verdes más elegidos por los vecinos para sus actividades deportivas y momentos de esparcimiento. Se aprobaron tres desarrollos más, todos por vía de excepción.
El Código de Planeamiento Urbano del Municipio había sido aprobado tras un período de consulta y participación de los vecinos en 2018 con el objetivo de preservar la fisionomía, la infraestructura de los servicios y el medio ambiente natural privilegiado de Hurlingham. Sin embargo, los intereses de la especulación inmobiliaria pudieron más que las promesas realizadas a los habitantes del municipio, cuyas protestas no tardaron en llegar a las redes sociales y poner en marcha movilizaciones en las calles organizadas por WhatsApp. La decisión del intendente Damián Selci en favor de la especulación inmobiliaria profundizó, también, un déficit habitacional según el cual el 50% de la población local carece de servicios como agua corriente y cloacas. Al mismo tiempo, este avance inmobiliario encarece el metro cuadrado de la zona en la mira de las empresas constructoras, volviendo más inaccesible el derecho a la vivienda para las mayorías.
Apelaciones generales al “progreso” o la “creación de puestos de trabajo” fueron algunos de los argumentos de los concejales cuyos votos habilitaron la “excepción” en favor de este nuevo desarrollo inmobiliario. Aun así, los intereses políticos alrededor de esta situación no pasaron desapercibidos para quienes conocen las internas de La Cámpora. Durante la campaña del año 2023 para la intendencia, Máximo Kirchner, jefe político directo de Selci, le advirtió de manera risueña a su delfín acerca de “los problemas” que habría entre ellos “si a vos se te ocurre construir torres por todo Hurlingham”. Dos años después, sin embargo, los principios políticos y económicos de Máximo Kirchner y Damián Selci cambiaron. Tal como pasó en la ciudad de Buenos Aires, los principales ganadores de este tipo de políticas en favor del “boom” inmobiliario suelen ser los especuladores financieros, que se sirven de la adquisición de los nuevos inmuebles muchas veces vacíos para el blanqueo de activos generados en actividades difíciles de justificar ante la ley. Mientras tanto, queda como pregunta abierta si algo de la experiencia porteña de los exintendentes Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta sirvió de inspiración para que Selci y sus socios políticos llegaran a un acuerdo respecto a la construcción de torres en Hurlingham.
A solo un año asumir la intendencia por decisión de los votantes, la sospecha de negocios no del todo claros alrededor de las “excepciones” aprobadas por el Concejo Deliberante de Hurlingham en beneficio de los constructores y vendedores de torres de lujo enturbia la relación de la intendencia con una sociedad a la espera de un modelo de desarrollo urbano inclusivo que priorice el derecho a la vivienda y contemple soluciones integrales.