Durante décadas el dólar estadounidense ha sido “la” moneda del mundo. Es la moneda mediante la cual tienen lugar casi todas las transacciones comerciales y financieras a nivel internacional desde mediados de los ’70. Escenario que le permite a Estados Unidos contar con un lugar privilegiado en el sistema internacional: emitir dólares discrecionalmente y… ¿sin consecuencias?
La potencia Norteamericana ha logrado instalar su moneda oficial como medio de cambio en el mundo y hasta como reserva de valor en varios países. Argentina es un claro ejemplo de ello. Tanto por la trayectoria económica de nuestro país (inflación alta por décadas) como por el resultado de un hábito instalado culturalmente, el billete verde es el predilecto a la hora de ahorrar (en aquellos sectores minoritarios donde todavía existe esa capacidad de ahorro).
Pero con la realidad actual, en un mundo multipolar, esa concepción del dólar como moneda global está siendo cada vez más cuestionada. El ascenso económico de China y su enorme potencial industrial y tecnológico vienen desplazando a Estados Unidos. Por su parte, Rusia en guerra con Ucrania también contribuyó a multipolarizar el contexto mundial. De hecho, no es menor que tanto el gigante asiático como Rusia vienen respaldando sus monedas locales incrementando sus tenencias de oro. El conflicto bélico impactó en un alza muy importante en los precios internacionales de las materias primas. Como en muchos países, el primer trimestre del 2022 ha sido “sorpresivamente” inflacionario. Estados Unidos acumula un 3,1% de inflación en el nivel general y un 3,0% en alimentos para ese trimestre. Para el mismo período Alemania registró un 5,9% en alimentos e Italia un 3,3 %.
Sustitutos imperfectos
Ante un dólar debilitado como reserva de valor, no solo en Argentina se le comienza a buscar un “reemplazo” de manera incipiente. El ex presidente de Brasil Lula Da Silva, propuso crear una única moneda en América Latina “y así no depender del dólar”. Propuesta que hace algunos años se viene dando, sería al estilo del Euro pero de países con “subdesarrollo económico” si se quiere. En principio, este proyecto consistiría en una moneda digital pero respaldada por un “Banco Central Sudamericano” y no por la tecnología blockchain, con lo cual no sería una criptomoneda. La moneda nacería bajo el nombre de “Sur” y promovería los vínculos comerciales entre aquellos países de la región. Es un proyecto complejo en el corto plazo por las diferentes estructuras productivas de estos países, pero muy interesante para darse en el mediano plazo.
Yendo al plano local, lejos de ir en detrimento de la tecnología blockchain y de sus controversiales pero veloces innovaciones, en la Ciudad de Buenos Aires se anunció “el primer edificio cripto”. Se trata de un desarrollo inmobiliario en el barrio porteño de Belgrano, donde sus propietarios no pagarían expensas gracias a una plataforma o granja de minería ubicada en el subsuelo del edificio. En este caso lo que no pasa desapercibido es el eje energético, dado que la minería involucra un alto consumo de energía. En un comienzo, desde el Next Pampa 2.0 se explicita que el edificio contará con “paneles solares con baterías, pre calentadores de agua y termotanques solares para reducir el consumo eléctrico general del edificio”.
Dentro de la misma provincia, por el lado impositivo también hay mayores vínculos con la criptomonedas. El jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció recientemente que aceptara el pago de impuestos con criptomonedas. En el marco de un plan que busca “modernizar y agilizar” la forma en que los ciudadanos y el sector privado se relacionan con el Estado y con una estrategia electoral atractiva, la idea es “ahorrar” la mayor cantidad de tiempo posible en todo lo que respecta a trámites (pago de impuestos, obtención de habilitaciones, denuncias, permisos de obras, etc.). En cuanto al pago de impuestos, en principio el gobierno de la ciudad percibirá los pagos en pesos, y las plataformas de compra y venta de criptomonedas se encargaran de hacer el cambio.
Argentina hoy en día está dentro del top diez de adopción de criptomonedas. La progresiva adherencia es una realidad. Actualmente cerca de 1,3 millones de personas en el país adoptaron el uso de criptomonedas. La creciente vinculación a estas monedas en particular y a la tecnología en general, es innegable. Hace una década era impensado este avance fugaz. Hace algunos años, sin un billete en mano era poco probable hacer una compra. Hoy en día las billeteras virtuales son de uso masivo para el público en general. Comodidad, seguridad (hay excepciones claro está) y practicidad, vuelven a estas plataformas muy atractivas y hacen repensar una y otra vez en cómo continúa virando la conceptualización tradicional del dinero. Tildar de indestructible a la evolución de las criptos es demasiado optimista, más aun visualizando la volatilidad que circula alrededor de la cripto estrella, Bitcoin. El eje energético tampoco es menos importante. Pero cada vez es más notorio el desarrollo en nuestro país, eso es innegable.