La voz de los sueños

En un hermoso día de primavera, en esos que el sol brillante y el cielo celeste son una invitación a beberse la vida, la Negra dejó de cantar. Un 4 de octubre, 52 años después que un sputnik surcara el espacio, la Negra también levantó vuelo. Y ya lo dice la canción: “Si se calla el cantor calla la vida/ porque la vida, la vida misma es todo un canto/si se calla el cantor, muere de espanto/la esperanza, la luz y la alegría.”. En este caso muchos al despedir a Mercedes Sosa, estamos no sólo llorando la muerte de La Negra. Se silencia el cuerpo de la voz que acompañó los días en que caminamos con la historia, la que le ponía música a los años oscuros, la que alentó la esperanza de cerrar los años de plomo, el que violó la vida y la muerte como dice su biógrafo Rodolfo Braceli, la que abonaba la resistencia en la segunda década infame. Cuando en su voz maravillosa cantaba Honrar la Vida de Eladia Blázquez: “No…/ Permanecer y transcurrir/ no es perdurar, no es existir/ ni honrar la vida/ Hay tantas maneras de no ser/ tanta conciencia sin saber, adormecida”.

Murió Mercedes Sosa a los 74 años. La persona generosa que se acercó a los roqueros nacionales. La que promocionó a infinidad de artistas. La que gozó del reconocimiento general en vida, la que padeció el exilio cuya dureza le resultó insoportable, la que sufrió depresiones que la llevaron al borde del suicidio. Por eso cuando volvió y cantó Como la cigarra de María Elena Walsh reflejaba un espacio de su biografía: “Tantas veces me mataron/ tantas veces me morí/ sin embargo estoy aquí /resucitando. /Gracias doy a la desgracia/ y a la mano con puñal, porque me mató tan mal, /y seguí cantando./ Cantando al sol,/ como la cigarra, después de un año/ bajo la tierra,/ igual que sobreviviente/ que vuelve de la guerra.”

Siempre mantuvo su compromiso social. Nació en un hogar peronista, se incorporó al Partido Comunista, allá por 1965 y se fue en 1986, cuando se acercó al alfonsinismo. Tuvo alguna relación confusa con el macrismo pero su sensibilidad la llevó a reacomodar la marcha. Fue defensora de la poesía, la democracia y la ecología.

Había nacido en Tucumán el 9 de julio de 1935, apenas quince días después de la muerte de Carlos Gardel. Un hilo de Ariadna parece vincular ambas vidas.

Cuando una canción era cantada por La Negra, implicaba el punto final a cómo debía ser interpretada. Y lo mismo daba que fuera una canción folklórica, un tango, el rock o el pop. Palabras para Julia, Caserón de tejas, La Maza, Cinco Siglos Igual, La última Curda, Todo Cambia, Como la Cigarra, Dale alegría a mi corazón, Gracias a la vida, María, María, Duerme negrito, Luna Tucumana, Canción con todos, Yo vengo a ofrecer mi corazón, Alfonsina y el mar, Juana Azurduy son algunas de las numerosas interpretaciones que jalonaron su brillante trayectoria. Era, seguirá siendo, la voz de los sueños. Pero como dice el notable Joan Manuel Serrat: “La voz no sólo pasa por la garganta, sino también por el corazón. Y en el caso de la Negra, la voz pasaba por el corazón. Y tenía unas raíces muy profundas en el tiempo y el pueblo con el que le tocó vivir.”

Murió la Negra. Y no es necesario hacer ninguna aclaración. Sólo observar y sentir el dolor popular. El que siempre acompaña a las voces que se hacen pueblo y lo expresan.

Mercedes venía padeciendo un serio deterioro de su salud. Tal vez por eso intentó y concretó su testamento musical. Los dos CD de Cantora. Donde fue acompañada y cantó con Serrat, Spinetta, Jorge Drexler, Caetano Veloso, Shakira, Diego Torres y Facundo Ramírez, Joaquín Sabina, Soledad Pastorutti, Gustavo Santaolalla, Julieta Venegas, León Gieco, Víctor Heredia, Teresa Parodi, Gustavo Cerati, Charly García, Calle 13, Fito Páez y Liliana Herrero, entre otros.

Murió La Negra en un espléndido día de primavera. Y junto con sus cenizas que van a ser esparcidas por las tierras que más amó, se desvanece la persona cuya voz está asociada a la banda sonora de la vida de muchos argentinos. La que estuvo en los momentos de alzas y bajas históricas. La que tiene una dimensión latinoamericana. La que siempre le puso sensibilidad social a su canto y a su vida. “Cuando tenga la tierra/ Sembraré las palabras/ Que mi padre Martín Fierro/ Puso al viento…/ Cuando tenga la tierra/ La tendrán los que luchan/ Los maestros, los hacheros, los obreros/ Cuando tenga la tierra/ Te lo juro semilla/ Que la vida/ Será un dulce racimo/ Y en el mar de las uvas/ Nuestro vino/ Cantaré… Cantaré…”

Murió la Negra en un espléndido día de primavera. La voz de los sueños Y un sentimiento de dolor y soledad recorrieron el país, el continente y el mundo. Estará ahora junto a Gardel. Y como él siempre estará volviendo con la frente marchita. Entonando “Eso de durar y transcurrir/ no nos da derecho a presumir/ porque no es lo mismo que vivir/ Honrar la vida.”

Por eso, por haber podido disfrutar de su arte incomparable, podemos decir como la notable Violeta Parra: “Gracias a la vida” por haber podido disfrutar la voz de los sueños.

Y como en Vidala de Soledad siento que: “Me toca el hombro tu ausencia/ y el tul de tu adiós/ una vidala imposible/ murmura por vos/… Nadie podrá saber cuánto/ te amo y te amé/ nunca un secreto tan hondo/ se llega a saber”.

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