Manuel Quindimil, el peronismo, obras, Asignación Universal por Hijo, Argentina Trabaja, cambios, Clarín, Multicanal, Scioli, Moyano, Duhalde, son algunos de los temas de esta entrevista.
En su juventud en los ’70, se identificaba con la JP Lealtad pero nunca estuvo estructurado en ningún sector. Su padre era socialista, bastante antiperonista, por lo que se considera una especie de “oveja negra” de la familia. Su tío fue presidente de El Hogar Obrero, víctima de la fiesta neoliberal de Carlos Menem y Domingo Cavallo que intentó borrar de la memoria popular las experiencias cooperativistas.
Apasionado, charlatán y descontracturado, Darío Díaz Pérez nació en Lanús el 18 de abril de 1951. Fue diputado provincial, concejal y en la actualidad es intendente de la ciudad tras ganarle a Manuel Quindimil, que gobernó de 1973 a 1976 y de 1987 al 2007.
¿Qué significó para usted y para Lanús ganarle a Manuel Quindimil?
Era algo que ya se venía madurando porque la situación local y el contexto político comenzaban a marcar que “Manolo” era parte de lo que quedaba atrás. Se había producido un abandono muy fuerte de la ciudad y los vecinos lo sintieron. Esto llevo a la necesidad de un cambio. Y de alguna forma supe canalizar la preocupación de la gente, con propuestas de una mirada más moderna, más progresista, dirigidas a un sector de la sociedad que no estaba cautivo de él. Y gané con más votos no peronistas que peronistas. Aunque soy peronista, vengo del peronismo y siempre me expresé así.
Quindimil había tomado la figura del caudillo, pero era un caudillo que no hacía nada y que sólo estaba en el poder. Él es producto del vandorismo, del neoperonismo, que choca con la aparición de la propuesta del peronismo fundacional que recupera la política y le disputa poder a los grupos concentrados. Quindimil eso no lo aguantaba, para él eran montoneros, y queda en evidencia que la mirada que tenía del peronismo es ese peronismo que se acomoda al poder instaurado sin cuestionamiento esté quien esté.
Luego de 20 años de gobierno de Quindimil, ¿Usted percibe que esa estructura continúa?
Te diría que no existen los quindimilistas. Sí quedó una rémora muy importante de lo que fueron las gestiones de él. En la municipalidad hay cinco mil empleados, y una gran parte de esa estructura extraña su modo de conducir. Yo intento discutir y democratizar las decisiones, mientras que antes todo se centralizaba en él de forma muy personalista. Muchos me cuestionan por cierta falta de autoridad, pero en realidad lo que busco es tomar decisiones consensuadas y generar espacios permanentes de participación. Por supuesto que tomo determinaciones como conducción y responsable ejecutivo, porque no se puede llamar a asamblea popular cada vez que uno quiere hacer algo.
¿Cómo está Lanús? ¿Qué evaluación puede hacer tras ganar las elecciones en 2007?
Lanús tiene casi 600 mil habitantes en 48 kilómetros cuadrados, por lo tanto la ciudad está totalmente ocupada y no tiene espacios verdes. Tenemos record internacional de densidad habitacional, es decir 10.600 habitantes por kilómetro cuadrado, por lo tanto hay casi 600 mil vecinos que todos los días no tienen espacio para expandirse, que ensucian todos los días con un bajísimo grado de conciencia, y además no podemos planificar dónde van las fábricas. Quindimil dejó de las 8 mil cuadras asfaltadas que tenemos -que lo había hecho el intendente anterior- 6 mil rotas, de las cuales 4 mil son intransitables y los colectivos cambiaron tres veces de recorridos con la inseguridad que esto conlleva, entre otras cosas.
Por lo tanto, sin el apoyo del Gobierno nacional Lanús es inviable. Y por eso estamos muy agradecidos al Gobierno, y es una muestra del compromiso que primero Néstor Kirchner y luego Cristina Fernández tienen con Lanús y con el pueblo en general. Una obra fundamental como es el arreglo del Puente Alsina la hicimos en conjunto con la Nación, o la construcción de un puente espectacular, el Puente de los Talleres, que inauguramos el 5 de mayo con la Presidenta, o una obra que está en desarrollo como la autopista de la rivera, no las hubiéramos podido hacer si el acompañamiento del Gobierno nacional.
¿Cómo impactó en la ciudad el plan Argentina Trabaja?
En Lanús incorporamos a 6 mil familias al programa. Es realmente dignificante. Estamos trabajando en la formación, en la capacitación y en poder redireccionar una vez que se termine el programa esta dinámica a emprendimientos cooperativistas. Y algún vecino podrá decir “che, pero se pasan todo el día en la esquina tomando mate”… y bueno, puede ser, pero no podemos caer en pensar que esto es una empresa privada que trabaja con el mismo nivel de eficiencia y productividad que la General Motor o la Ford. Hay que considerar que son sectores que vienen del no trabajo, que no tienen la cultura del compromiso laboral. Por lo tanto, si llegamos a conseguir que estos compañeros y compañeras que están en el programa puedan cargar en sí mismos la cultura del trabajo y las ganas de trabajar, sería grandioso. Nosotros necesitamos que este programa no se deforme, aquí se viene a trabajar, no es una beca. Esto es trabajo productivo en el espacio público, y es espectacular.
¿Y la Asignación Universal por Hijo?
Maravillosa. Gracias a la AUH hay 65 mil pibes que llevan 180 pesos a la casa. Aumentó el consumo y el poder adquisitivo real de la gente. Además, eso lo estamos evaluando todavía, las escuelas recibieron más pibes este año lo cual es fenomenal porque es estratégico para el futuro.
¿Qué valoración hace del Gobierno nacional?
Yo banco absolutamente este proceso porque para mí es inédito lo que se está viviendo en nuestro país luego de haber sufrido el golpe genocida de los ’70 que culminó con el neoliberalismo de Menem y de la Rúa. Aunque es cierto que todavía falta mucho, muchísimo, y soy un cuestionador positivo de varias cuestiones.
El Gobierno Nacional cuando confronta deja en claro que el enemigo que tiene en frente es el mismo que tuvo el pueblo y la dirigencia en el ’45, el mismo que tuvo Hipólito Yrigoyen o el mismo de aquel mayo de 1810.
El Lanús si yo me presentara como antikirchnerista sería un exitoso. Porque el tema es que la ciudad está muy cerca de la Ciudad de Buenos Aires y recibe el impacto porque está en el primer anillo y casi va votando como los sectores periféricos de capital. Pero también tiene que ver con el tema de los medios de comunicación.
En Lanús había sólo una empresa de cable hasta que usted asumió.
Había un solo cable: Multicanal. Y cuando fui concejal le decíamos a Quindimil que autorizara entrar a otras empresas y le preguntábamos “¿quiénes son estos tipos? ¿Por qué te obligan a poner un precio, a tener 100 canales y veinte cuadras para afuera 80 y a las próximas 20 cuadras alejándose del centro 60, quiénes son para discriminar?” Cuando llegamos abrimos eso y dejamos entrar más empresas, entonces Clarín me quiere matar. Además de ser kirchnerista le rompimos el monopolio del cable. Todos me decían “no te metas”, “estás loco”, “Manolo lo intentó y casi lo acuestan”. Yo vine a la política para hacer cambios no para quedarme tranquilo, sino me hubiera quedado sacando muelas, soy odontólogo. Y lo logramos, pero me cuesta caro, cada hecho que hay en Lanús me lo multiplican por veinte.
¿Cómo fue el proceso?
Autoridades máximas de Multicanal, uno de los operadores más importantes del grupo Clarín estuvieron conmigo en la Municipalidad amenazándome. Me decían “¿sabes a qué te están exponiendo abriendo el negocio del cable?”. A partir de ese día TN instaló una cámara permanente. Vuela una mosca acá y aparece Lanús en vivo. Sergio Lapegüe dice “Lanús, ciudad violenta si las hay”. Y cuando fue el asesinato de Daniel Capristo en Valentín Alsina ellos hacía un mes se habían peleado conmigo y en esa ocasión hicieron cosas inauditas: falsificaron un cable de TELAM convocando a todos los medios a la movilización que según ellos se iba a realizar desde Alsina hasta la Intendencia para cuestionarme. Nunca hubo ninguna movilización en mi contra y los familiares de Capristo, que ahora son muy amigos míos, me dijeron en aquel momento que sabían que yo no tenía nada que ver.
¿Siente que eso está cambiando y que Clarín va perdiendo la hegemonía que tenía para construir sentido común en la sociedad?
Tengo mucha confianza en que la estructura política, los militantes y nuestros cuadros, puedan trasladarle a la gente la lectura correcta de la situación. Gracias a este proyecto nacional y popular la Argentina vuelve a tener sentido y a ser viable de la mano de la política. Y en ese esquema los sectores postergados se van integrando cada vez más con políticas focalizadas para levantar a los sectores más desfavorecidos, y al mismo tiempo con políticas sociales y económicas universales que están sosteniendo el nivel productivo y el desarrollo del país incorporándola al mundo como nos merecemos y no en la división internacional del trabajo.
Después de Consenso de Washington no dejaron nada librado al azar. En nuestro país, y en toda Latinoamérica, el Imperio trabaja todos los días en cada espacio que puede. Y la comunicación es su arma principal. La dictadura y Menem lograron quebrar la resistencia de la conciencia. Y además Menem consiguió liquidar la ideología de los cuadros políticos y de la militancia, y eso lo hemos recuperado. Entonces, cuando dicen está cambiando la opinión pública, si, porque primero se está modificando el compromiso y el esclarecimiento de los sectores militantes de la sociedad. La política que llega a la gente es también quién la traduce. Y si te la traduce Clarín o TN estás frito.
¿Qué caracterización hace del cachetazo del 28 junio pasado?
Yo en aquel momento había planteado que la derrota había sido más fuerte en los medios de comunicación concentrados. Generaron una sensación de derrota mucho más fuerte de la que fue en los números reales. Y eso generó dos cosas: un espíritu de auge en los sectores de la oposición que entendían que era posible tumbar al gobierno y asumieron el discurso hegemónico de los grupos de poder; y por otro lado, en la militancia se generó una crisis de expectativa. Pero esto hace tres meses se revirtió.
La militancia y los cuadros políticos estábamos acostumbrados a trabajar sobre el exitismo de los resultados electorales, al contrario de lo que sucedía en la época de Perón que se avanzaba sobre los logros o cuestiones ideológicas. Es decir, durante el peronismo el pueblo se sentía fuerte por las conquistas logradas, no por los resultados electorales, que en definitiva era el corolario de una política a favor de las mayorías que se expresaba en el voto. Pero a partir de 1983 nos hicieron jugar al resultado electoral y a las encuestas. Si ganas sos exitosos y la gente se sigue, pero si te derrotan te tenes que ir.
¿Es cierto que los intendentes pueden hacer ganar o perder una elección a un Gobierno nacional?
No hubo traición o abandono. Los intendentes no determinan las elecciones, el pueblo va y vota. Uno puede decir que hubo una picardía en dos distritos -no te voy a decir cuáles son-. A mí vino un encuestador, que asesoró a uno de los pícaros, y me dijo que me abra del Gobierno nacional y que Kirchner iba a perdedor. “Armá una campaña paralela”, me recomendó. La reunión no duró ni tres segundos, lo eché porque estoy convencido de este proyecto y me voy a morir con las botas puestas. Y no me hago el patriota o el héroe, porque es cierto que ganar le gusta cualquiera, pero también es cierto que no soy del sector del peronismo que apuesta al poder así porque si. Nosotros tenemos que apostar a las convicciones.
Hay algunos intendentes que son un poco más transgresores de la tradición partidocrática y otros que están más cerca de los partidos políticos estructurados muchas veces lindando con lo conservador. Ese es el juego que hay, porque las consignas que estamos llevando adelante las está marcando tan claramente el Gobierno nacional que si te corres tenes que ir a otra estructura.
Por ejemplo, hay un distrito en la primera sección electoral que tiene una concepción de la salud que no tenemos ninguno de nosotros. A ese hombre le podrá ir bien y puede ser que lo valoren, pero se está quedando con la proporción nuestra de la coparticipación para generar un sistema de salud que no tiene nada que ver con la modalidad popular, abierta y peronista. Y hace poco la Presidenta lo fue a felicitar, y ni yo ni el resto de los intendentes estamos de acuerdo pero no por eso vamos a jugar en otro lado, porque es mucho más profundo, en un proceso y un proyecto colectivo que tiene marchas y contramarchas. Y además el que diga que coincide en el cien por cien o el que no tenga ni una crítica para hacer, es un obsecuente. El tema es desde dónde haces la crítica, cuándo y cómo.
Usted antes dijo que “sin el Gobierno nacional Lanús es inviable”, pero no mencionó al gobernador de la Provincia Daniel Scioli. ¿Qué piensa de él?
Scioli ha sido un gran aliado del Gobierno nacional y ha jugado con una lealtad que hay que destacar, aun en los peores momentos y a pesar de haber caído su imagen en las encuestas. Además la Provincia tiene una cuestión estructural desde la época de Armendáriz cuando nos robaron el 6 por ciento de la coparticipación federal y por lo tanto cayó en un desfinanciamiento profundo. Entonces, de la Provincia no podemos esperar mucho, las obras que van a levantar a Lanús las vamos a hacer con la Nación, porque la Provincia no tiene resto y espalda para eso, aunque mantiene a todas las escuelas -casi 250 sólo en Lanús-, las comisarías y los hospitales que tenemos tres.
¿Lo ve como candidato a Presidente como se decía antes del 28 de junio pasado?
Nooo, creo que no le da. No llega.
¿Y cómo Gobernador de la Provincia?
Si, como Gobernador ha sido excelente.
¿Hugo Moyano le parece que puede llegar a ser Gobernador?
No creo que pueda, tampoco llega. Está haciendo un trabajo formidable en la CGT y con el lanzamiento de la Corriente Nacional del Sindicalismo Peronista recuperando para la política de los gremios algo así como las 62 Organizaciones que quedó en manos de una manga de impresentables. Pero de ahí a ganar una elección es muy difícil, porque además Argentina es un país que se está reindustrializando a diferencia de Brasil que tiene un Presidente del movimiento obrero pero que ya era un país industrial. Argentina desde la dictadura y la década del ’90 fue copada por el sector de servicios y en Brasil, por el contrario, Lula es la expresión del sector industrial. En nuestro país hubo en un momento la posibilidad para que Víctor De Genaro sea presidente pero ya pasó.
¿Y qué piensa de las posiciones políticas actuales que sostiene De Genaro?
Es mi amigo. En Lanús con Víctor hicimos la Renovación Peronista en el ’85, pero no entiendo como ahora puede estar alineado con algunos sectores como la Sociedad Rural. Y aunque me diga que ellos están con la Federación Agraria… si ese Eduardo Buzzi está más a la derecha que cualquiera. Es todo mentira que están con los pequeños productores, con los pequeños productores estamos nosotros, está el gobierno popular. Jugaron mal, jugaron al gran capital, los condujo la derecha oligárquica argentina. Se han puesto de espaldas al pueblo y de espaldas a la historia de nuestro país con el verso de que ellos vienen a construir una izquierda autentica porque Kirchner no lo es. ¿De qué izquierda están hablando? Ellos saben muy bien que en Argentina la izquierda la expresó el pueblo. ¿Y dónde iba el pueblo? Dentro del movimiento popular. ¿Quién lo conducía? El peronismo. Son la expresión más triste de la izquierda argentina. Lozano es un empleado de Clarín. Uno puede tener corrimientos tácticos y alianzas, pero hay un límite.
¿Eduardo Duhalde puede ser un competidor para la presidencia?
Nooo, nooo…. Es un mamarracho. Acá, en Lanús, no existe. En Lomas de Zamora no existe, y es de ahí. Es una ambulancia rota, juntó lo peor. Una ambulancia de guerra.
¿Y Francisco De Narváez?
La verdad es que no se puede negar el manejo mediático que tiene, sería inocente. Ojalá que le pase como a Mauricio Macri y se le caiga la careta en poco tiempo. De Narváez es una cáscara terriblemente mentirosa e hipócrita. Nosotros estamos todavía esperando el Plan que tenía. Y uno se pregunta quién se lo creyó. La gente realmente pensó y compró que él tenía un Plan.
Lo mismo que Macri
Con la diferencia que Macri “gestionó”. Y lo sufro como colega, no me puedo poner de acuerdo en nada. Tiene un concepto elitista y discriminador de la política y de la vida; dice que el Riachuelo se va a convertir en nuestro Sena en poco tiempo más -también apuesto a eso-, pero no quiere que entre la gente del Conurbano por un puente que estamos peleando para que ingrese el tránsito pesado. ¿Y cómo abastecemos de alimentos por ejemplo? Es el mismo concepto que plantea con los hospitales porque no quiere que los “negros” del Conurbano nos atendamos en la Ciudad de Buenos Aires.
¿Qué piensa del PJ de la Provincia?
El PJ bonaerense tiene que hacer un gran esfuerzo a lo que Néstor Kirchner está haciendo en todo el país. Si no logramos sacar el PJ a la calle y acompañarlo va a ser complicado.
Hay gente que planteaba que el problema del Gobierno era la mala comunicación, las técnicas en sí mismas. Y en eso soy más trasgresor y siempre pensé que el problema no era la comunicación, no puede ser nunca, el problema es político. Es decir, se trata de comunicar la política y cuando la gente está sorda o sólo escucha a Clarín no hay estrategia de comunicación que lo resuelva. El problema era la política. Faltaba al vaso comunicante entre el proceso político y la gente.
¿Qué soluciones pueden dar desde la Intendencia para combatir la suba de precios en los alimentos y demás rubros que proponen los grupos concentrados?
Los vecinos se tienen que organizar y tiene que salir de ellos ir a comprar al Mercado Central porque surge de su necesidad. A partir de ahí el Estado, en este caso nosotros, tenemos que facilitar o dinamizar eso. En el caso de la campaña del pescado que lanzó el Gobierno nacional, nosotros la trajimos tres veces y lo metimos en todos los barrios. Pero en el tema de las compras comunitarias y esas experiencias, hubo tanto manejo y manoseo en tiempos pasados que la gente desconfía un poco, por lo tanto todo lo que es manejo de guita lo tiene que hacer la comunidad.
¿Qué políticas propone para aumentar la participación ciudadana?
Imprimirle a nuestras gestiones modalidades de aumento de la asunción de los derechos de la gente, recuperación de los derechos de ciudadanía, y por supuesto esto se tiene que hacer con una gran participación del pueblo. Yo apuesto a la construcción popular y amplia de un presupuesto participativo, porque creo que son herramientas exitosas y profundamente democráticas, pero primero hay que ordenar el presupuesto. Qué vamos a participar si no hay nada para participar. Éste es un ejercicio que se irá consolidando con el avance de una línea permanente de acción que es abramos, abramos, abramos. Los asesores de políticas sociales que tenemos en el equipo son todos generadores e impulsores de organización y participación popular en los barrios. La intención es consolidar una modalidad democrática y participativa, aunque en el corto plazo eso no te gana una elección, sino que lo que continúa siendo significativo es el bache, el barrendero y la lamparita de luz.
¿Qué es el peronismo para usted?
Es la síntesis histórica de las luchas populares, los derechos y las conquistas logradas. El peronismo es un escalón fundamental en la historia de recuperación de poder popular. Las tres banderas históricas del peronismo son las tres banderas históricas de todos los movimientos populares de liberación de todos los pueblos del Tercer Mundo: soberanía política, independencia económica y justicia social.
Y el kirchnerismo es lo más parecido al peronismo fundacional. Uno de los defectos que tienen muchos peronistas es que se autotitulan dueños del peronismo y son excluyentes. Entonces, terminamos negando unos de los principios básicos que Perón impuso en el momento fundacional cuando constituyó un frente popular de masas y no un partido político cerrado como los peronistas hicieron después. Nosotros entramos a la democracia con la convicción oculta de la resignación de todas las banderas populares. En el ’83 llegamos quebrados, con la resignación de que no se podía cumplir ninguna bandera, aunque no lo decía ninguno. Era el fin de la historia, el mundo global e interconectado. Y Menem fue la corporización de esa derrota y de esa resignación. Eso a partir del 2003 cambió profundamente, es un nuevo momento histórico y lo tenemos que aprovechar.