Por CEPA*
La seguidilla de devaluaciones de 2018 puede explicar, como variable central, que haya sido el año de mayor inflación desde 1991. La inflación minorista anual se ubicó en el 47,6%, pero al no acompañar los salarios a esa inflación, derivó en una pérdida del poder adquisitivo promedio del 14,32% en términos interanuales para el conjunto de trabajadoras y trabajadores registrados.
En ese contexto, la UVA, lanzada por Sturzenegger en 2016 como la alternativa para dar préstamos hipotecarios a largo plazo en Argentina, aumentó en el 2018 un 46,85%, pasando de 21,15 a 31,06. En efecto, al cumplirse 3 años de su lanzamiento el 31 de marzo pasado, acumuló un incremento del 141,78%, al pasar del valor inicial de 14,05 a 33,97.
En un país con una historia inflacionaria como tiene la Argentina, los préstamos a largo plazo ajustados por inflación, sin cláusulas que limiten ese ajuste, ponen a los deudores en una situación de vulnerabilidad. Sobre todo, cuando el salario evoluciona muy por debajo de ese ajuste, como ocurrió en 2016, en 2018 y en lo que va del 2019.
En este trabajo se pretenden analizar distintos aspectos asociados a esta modalidad de préstamos hipotecarios ajustados por inflación.
De la información expuesta es posible concluir que los préstamos hipotecarios UVA, tal como fueron concebidos por el gobierno, fracasaron como alternativa para el acceso a la vivienda. Ese fracaso deja al desnudo además la ausencia de una política habitacional, más allá de estos préstamos hipotecarios.
Para aquellos que lograron acceder a la línea de financiación, el problema radica en la ausencia de cláusulas que limiten el ajuste por inflación cuando los ingresos evolucionan por debajo, como viene ocurriendo desde el segundo trimestre del año pasado. Las supuestas ventajas para los tomadores resultaron no ser tales: no hubo un proceso de desinflación como fuera prometido. En ese sentido, tampoco es cierto que los flujos de dinero que deben emplear los tomadores resulten semejantes a los que estarían destinando si siguieran alquilando, tal como resulta de este trabajo. El ajuste del capital, si bien por el momento no repercute patrimonialmente sobre los tomadores, es una de las causas del aumento mes a mes del valor de la cuota, toda vez que los intereses que se abonan son sobre el saldo deudor: a mayor saldo deudor, mayores intereses.
El endurecimiento en las condiciones de estas líneas de financiación restringió por completo el acceso a este tipo de préstamos hipotecarios para la mayor parte de los argentinos. Cabe destacar que, como fuera expuesto en este trabajo, el nivel de ingresos que se requiere acreditar equivale a 2,21 veces el ingreso individual medio del decil más rico de la población.
Lo anteriormente señalado se refleja también en la evolución del mercado de préstamos hipotecarios UVA, donde se observa una caída estrepitosa en los préstamos otorgados a partir de los meses de abril y mayo de 2018.
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* Centro de Economía Política. En twitter: @ctrocepa