La hora de la militancia

De la Redacción de ZOOM. Adelanto exclusivo de La hora de la militancia de Carlos Benítez, el último lanzamiento de Editorial Punto de Encuentro, que cuenta con prólogo del historiador Norberto Galasso.

Carlos Benítez lidera la Agrupación Compañeros (Frente para la Victoria) y milita en el peronismo desde 1982. En las elecciones del próximo 10 de julio, es candidato a la Junta Comunal de la Comuna 5. Con esa perspectiva, repasa estos últimos años en los que la política y la participación recuperaron protagonismo gracias al proyecto encabezado por Néstor Kirchner y Cristina Fernández.

Como señala el historiador Norberto Galasso en el prólogo, “estas páginas no se tratan de un estudio de laboratorio, o de un ensayo sociológico, realizado desde afuera. Se trata de un testimonio sobre la militancia escrito por alguien que vive en estado de militancia permanente, que nos va reconstruyendo lo sucedido en los últimos años, sobre acontecimientos de los que ha formado parte. O para decirlo en palabras de Manuel Ugarte, ‘pensando con los brazos’, analizando la realidad con la cabeza pero también metiendo el cuerpo”.

Lo que sigue son dos fragmentos del libro que se presentará el próximo lunes 18 de julio en el Centro Cultural Torquato Tasso.

Gracias a la militancia

Milito políticamente desde el 30 de marzo de 1982. En el peronismo.

En 1983, con los compañeros de la Unidad Básica sufrimos la derrota con Alfonsín y después nos ilusionamos con la renovación de Cafiero. Perdimos la interna con Menem en el ’88, pero aun faltaba lo peor.

También participé en los ’90 de la creación de varias mutuales barriales, de una fundación y de una red de organizaciones solidarias de jóvenes a nivel nacional. Mientras, seguí militando en el peronismo, a pesar de que aquellos difíciles años nos dieron vuelta la cancha y transformaron nuestras ideas y nuestro discurso en un puching ball a merced de cualquier oportunista.

Creo, con el alma y con el cuero, que la política es la única herramienta que poseen los sectores populares para cambiar la historia, construir poder y vivir más dignamente.

No entiendo la vida sin la pasión de la militancia. Por eso, la asunción de Néstor Kirchner como Presidente de la Nación marcó el comienzo de una nueva etapa, tangible para todos los argentinos a partir de la recuperación del país que su gobierno hizo posible. Pero que los militantes valoramos especialmente porque el compañero Néstor y la compañera Cristina volvieron a poner a la política en el centro de la escena nacional y rejerarquizaron a la militancia como una práctica vital e indispensable para el desarrollo de una sociedad más justa e igualitaria.

Este libro recoge textos y fotografías producidos en estos últimos años junto a los compañeros de mi agrupación y de la Revista ZOOM. Algunos conservan actualidad y se dejan leer como si estuviésemos charlando hoy mate de por medio. En otros, su relectura en perspectiva les permitirá a los lectores sacar conclusiones en variados sentidos, seguramente más ricas que las de estas páginas.

Como ya se ha dicho, más allá de sus múltiples logros, el mayor legado del kirchnerismo a la Argentina del siglo XXI es el regreso de la política y la militancia. Este libro también es posible gracias a que nuevamente estamos en la calle de la mano de la política militando por el proyecto nacional y por la felicidad de nuestro pueblo.

Por la memoria del compañero Néstor Kirchner y de todos los que dejaron su vida por un país mejor.

Junto a Cristina, para profundizar el modelo que está haciendo grande a nuestra patria.

Cambiar el mundo

Me afilié al peronismo en 1983 en la Unidad Básica Reconquista, que estaba en la calle Hipólito Yrigoyen 3421, en la vieja circunscripción novena que comprendía los barrios de Almagro, Boedo y Abasto.

Fue una época increíble, porque había una plena y activa militancia y uno sentía (todos sentíamos) que en cualquier momento podíamos cambiar el mundo.

Desde 2003, volvimos a sentir las cosquillas de aquella potencia transformadora que se había perdido, a pesar de que en los años anteriores seguimos caminando el barrio y sosteniendo las mismas banderas frente al desprecio de unos y la mirada perdonavidas de otros. Por eso formamos la Agrupación Compañeros y creamos la UB Juan José Valle.

La JJ Valle es el local de funcionamiento de la agrupación y nuestro asiento territorial en la Comuna Cinco. Con la misma concepción que nos guiaba en la vieja UB Reconquista. Mucho trabajo en el territorio y discusión con todos los compañeros una vez por semana. Porque entiendo que no puede haber militancia sin asiento territorial o anclaje sectorial. Allí está la diferencia entre un militante y un rosquero.

Aunque la maquinaria mediática durante los últimos 20 años haya entronizado a los operadores y haya igualado lobby con participación, sigo creyendo profundamente que se trata de cosas distintas. Y la diferencia central está allí: el rosquero solo responde por sus intereses y no reporta a nadie. Los militantes y los dirigentes de verdad responden por y ante el colectivo al que pertenecen y que les otorga legitimidad.

La hora de la militancia

Las elecciones de presidenciales de 2011 tienen un carácter histórico por varias razones. En octubre, el pueblo argentino decidirá si elige continuar con el camino de recuperación de la dignidad nacional, la soberanía política, independencia económica, justicia social e integración continental que se inició en 2003. También será la primera vez en nuestra historia que un gobierno del mismo signo político puede renovar por un tercer período consecutivo.

Entre esas y otras consideraciones, la característica más movilizadora de estos comicios tiene que ver con la recuperación de la política como herramienta de transformación de la realidad y de construcción de poder para los sectores populares. Ese legado de Néstor Kirchner se percibe de manera notable en la masiva participación de los jóvenes y en el regreso de aquellos más veteranos que habían perdido las esperanzas y volvieron a creer.

Si bien el reverdecer militante parece calificar a esta etapa, creo que debemos entenderlo como consigna hacia el futuro. La hora de la militancia no solo es aquella que aceleró el reloj a partir del surgimiento del kirchnerismo, de la reivindicación de banderas que parecían perimidas, de la gesta de la ampliación de derechos del gobierno de Cristina y, de manera explosiva, a partir de la muerte de Néstor. La hora de la militancia es la que está por venir. Es el compromiso y el llamado para sostener lo conseguido y para seguir pujando por lo que falta. Para continuar trabajando por la felicidad del pueblo argentino desde un lugar y con una ética determinada, la de la militancia.

Para dotar de sentido trascendente a la dialéctica del Nunca más y el Nunca menos.

Para decir Ni un paso atrás y redoblar la apuesta al grito de Vamos por más.

La profundización del proyecto nacional y popular que encabeza la compañera Presidenta sólo será posible si construimos con convicción el sustento político que permita seguir avanzando en busca de una Argentina para todos.

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