Hijos de los históricos militantes Dante Canca Gullo y Francisco Tito Nenna, Carlos y Maximiliano encabezaron las listas de comuneros del FpV en las comunas 7 y 4. A partir de diciembre, comenzarán a rodar su propia historia como representantes de los barrios en los que vienen militando desde hace ya tiempo. La juventud y el kirchnerismo que vienen en la ciudad.
Carlos Gullo tiene 35 años, Maximiliano Nenna 32. Ambos son hijos de dirigentes políticos e integrantes de familias con una prolífica trayectoria militante, pero fundamentalmente forman parte de una nueva camada de referentes políticos del kirchnerismo en la ciudad de Buenos Aires. En las elecciones locales de julio pasado, resultaron comuneros electos y a partir de diciembre representarán a los vecinos de sus barrios en los nuevos organismos descentralizados. Entrevistados por ZOOM, conversaron sobre sus trayectorias personales, sobre las prácticas sociales y la representación política y sobre los desafíos de los jóvenes en una ciudad hostil al proyecto que conduce Cristina Fernández de Kirchner.
-Si bien recién ahora asumirán un cargo electivo, ¿cuál es la trayectoria política que respaldó sus candidaturas a comuneros?
Nenna: -Yo vengo de un tradición vinculada a las organizaciones sociales y, si bien no soy docente, sí tengo también una gran relación con el sindicalismo docente y las luchas de la CTERA. A mediados de los noventa, con un grupo de compañeros comenzamos a participar en el plano político en la formación del Frente Grande. Concretamente en La Boca, con un desarrollo político partidario y a la vez social, donde trabajamos con murgas, con profesionales de la salud, redes sociales del barrio, etc. Vengo de una práctica territorial asentada en el barrio de La Boca desde la que participamos de las grandes luchas contra el neoliberalismo, como la Marcha Grande y las acciones que desarrollaba la CTA.
Gullo: -Yo vengo de una identidad, de una filiación política muy definida, que es el peronismo. Soy hijo y nieto de peronistas de la zona sur de la Capital, del Bajo Flores más específicamente. Ya desde que éramos estudiantes secundarios participábamos de la conformación del centro de estudiantes y de lo que fueron las multitudinarias marchas de resistencia a las leyes de educación del menemismo. Nos autodenominábamos Juventud Peronista, cuando la realidad de esos años nos mostraba que la JP había dejado de ser esa referencia de la juventud rebelde. Nosotros nos veíamos como parte de la resistencia al menemismo, junto a innumerables grupos que se reivindicaban también como Juventud Peronista y le agregaban el nombre de algún barrio o alguna denominación para diferenciarse. Muchos de esos grupos, tiempo después confluimos en La Cámpora. En mi caso concreto, la militancia era barrial, principalmente en el sur de Buenos Aires, con enormes dificultades. Nos mantuvimos en esa resistencia para mantener viva la llama del peronismo histórico del 17 de octubre y de la gloriosa JP.
-¿Cómo fue el proceso de encuadramiento partidario para militantes que vienen de las prácticas sociales de los 90?
G: -Nuestra agrupación tenía una práctica social en sus formas, organizando el barrio, brindando apoyo escolar, consiguiendo bolsones de comida. Incluso armamos comedores, cuestión que nos resultaba contradictoria, pero era lo que el pueblo necesitaba. Y nosotros trabajamos en función de las necesidades populares. De todas maneras, siempre tuvimos claro que lo nuestro es una construcción de poder que quizá en ese momento costaba más ver dónde estaba el poder cuando servíamos un plato de comida. La sensación era que se disolvía todo. Hoy cuando caminamos los barrios y vemos el reconocimiento, vemos que sí estábamos construyendo poder. En 2003 cambió todo y los que estábamos a la resistencia fuimos reconocidos. Néstor Kirchner no solo revitalizó la política en general, sino también nuestras prácticas sociales que a veces parecían que eran como arar en el océano. Y revitalizó la identidad peronista, incluso el partido. Para nosotros ese fue un reconocimiento del esfuerzo de todos esos años de resistencia en los barrios. Hoy estamos en una situación en la que ser peronista adquiere otro significado y ser kirchnerista hoy es una identificación hacia el futuro, no tanto una referencia de donde se viene.
N: -Nuestra práctica social siempre tuvo que ver con una línea política, siempre supimos eso. En los 90 la batalla era social, cultural y política sobre el discurso dominante que era el discurso único del fin de la historia. Hubo errores, confusión, no había dónde confluir, los compañeros del peronismo estábamos disgregados en diferentes expresiones políticas y no lográbamos unificarnos. En este contexto, Néstor fue un mazazo a la historia argentina, porque logró hacer confluir a todas las expresiones de la resistencia de los 70 y de los 90 a través de la reivindicación de la figura del Estado. Hoy el Estado está en el centro de las decisiones y a partir de eso los sectores combativos nos encontramos. Como ejemplo, la CTA de Yasky y la CGT de Moyano no tienen un acuerdo esporádico, sino que transitaron juntos la lucha contra la flexibilización laboral y el vaciamiento del Estado. Eso hoy se sintetiza con Cristina con una potencialidad que se expresa a nivel regional. Nadie en el 2001 hubiese soñado que diez años después tuviéramos una expresión así.
-Ustedes hablan del cambio de paradigma a partir del 2003, ¿cómo ven entonces al 2001?
G: -El 2001 es un quiebre, es el que se vayan todos. Es el voto bronca y la deslegitimación de cierta política. Pensá que la Alianza propuso cosas que después no cumplió. Yo personalmente no estaba de acuerdo con el que se vayan todos porque creo que se estaba desprestigiando también a la política y a las instituciones. En 2003, Kirchner da un discurso que en principio no creíamos, que parecía ser un cuento más. Pero el tipo empieza a hacer todo lo que decía y empiezan a cambiar las cosas. A esto hay que sumarle que en 2007 Cristina plantea en los Acuerdos del Bicentenario más democracia, fortalecimiento de las instituciones y la economía, profundizando la inclusión. Y se cumplieron las cosas. Hoy se están repatriando científicos, eso es muy simbólico.
-¿Cuál es la razón por la que los jóvenes se están referenciando con el kirchnerismo y buscando mayor participación?
N: -Los jóvenes no buscan participar, buscan ser los protagonistas. Ahí está la clave. En Argentina de los últimos 30 años hubo procesos de participación de la juventud, estuvo la Coordinadora radical, en los 90 hubo un movimiento juvenil muy fuerte en la pelea por la educación. A diferencia de esos momentos, el próximo 10 de diciembre vamos a ver un Congreso de la Nación que va a ser histórico. Acá tenemos compañeros y compañeras con militancia sectorial, gremial o territorial, que no vienen con prácticas contaminadas de los 90. Ahora nosotros queremos ser protagonistas y ser parte de las decisiones y esto es muy importante. Cuando nos juntamos los comuneros del FPV, uno se sorprende de las ganas que hay de construir una fuerza política. Es importante cambiar el paradigma de la participación hacia el protagonismo.
-¿Qué expectativas tienen de los gobiernos comunales?
N: -El desafío que tenemos es la construcción del poder popular, sostener y hacer crecer a nuestra fuerza política en el distrito y generar el poder suficiente para que en el 2015, la ciudad de Buenos Aires ingrese definitivamente en el proceso nacional. En la zona sur en particular, nos resulta muy indignante que siga ganando las elecciones un tipo de la peor derecha como Macri. Nuestro desafío es poder construir un bloque con todas las organizaciones políticas y sociales para generar una propuesta que saque al macrismo de la ciudad. Desde el FPV tenemos que consolidar una Junta Comunal que genere las condiciones para que los ciudadanos de la Comuna 4 sean protagonistas de las políticas públicas. Con las Comunas se fortalece la mirada de que debemos ser protagonistas de las situaciones de nuestros barrios. Ahora, a quienes fuimos elegidos, nos toca la responsabilidad de que nuestros compañeros sean los protagonistas en el Estado.
G: -La fuerza va a estar en los vecinos mismos. En este caso concreto va a estar el Consejo Comunal, donde van a participar las organizaciones del barrio y van a tomar las decisiones que se necesiten sobre presupuesto. Hay que trabajar en este sentido, sobre todo teniendo en cuenta que el PRO va a tener mayoría en una Junta Comunal que está en las antípodas de lo que pretendemos que haga un Estado en la Ciudad. Obviamente somos la primera experiencia, una especie de conejillos de India y con la reelección de Macri. Si hubiera ganado Filmus, podríamos operar de otra manera sobre la vinculación entre las Comunas, el ejecutivo y el legislativo. La expectativa es muy grande, hicimos campaña promoviendo la participación en los Consejos Comunales y transformarnos en los representantes de los vecinos del barrio, ese es un honor muy grande. Que nuestros propios vecinos nos voten y nos elijan a nosotros, los pibes que pateamos el barrio en los 90, que tiramos alguna que otra piedra, y a los que ahora nos piden asumir otro rol, es un orgullo.