Hace 25 años, Raúl Alfonsín nos hizo conmover a todos con aquella frase que decía “con la democracia se come, se cura, se educa”. Y todos compramos, aún los que no lo votamos. Pero 25 años más tarde, la democracia sigue teniendo una enorme deuda interna, porque en la Argentina de hoy, todavía no todos comen, no todos se educan, y no todos se curan…
Sin embargo,
– hoy en Argentina con la producción local de trigo se elabora un kilo de pan por día por habitante;
– con el producto de los tambos nacionales alcanzaría para darles ¾ (tres cuartos) de litro de leche diario a cada uno de los argentinos;
– y cada habitante podría, con lo que rinde el ganado y nuestro suelo, comer cada día un kilo de carne, y un kilo de verdura, y también medio kilo de frutas como postre…
Hoy, nuestro país produce 135 millones de toneladas de alimentos básicos por año… lo que serviría para alimentar a 450 millones de personas… es decir casi 12 (doce) veces la población de nuestro país… y sin embargo, entre 2 y 5 millones de argentinos no consumen los nutrientes suficientes.
Si uno piensa que la democracia es el gobierno de las mayorías, ¿cómo puede ser que esas mayorías no atiendan prioritariamente sus necesidades mínimas?
O bien esas mayorías no tienen esos problemas, o bien los que gobiernan no siempre los representan bien…
La democracia se construye en paz, pero la paz hay que ganarla… ¿Cómo sentirse bien cuando más de 6 millones de personas —y resalto: 6 millones de personas— empezaron el secundario y no lo terminaron?
Por eso hablo de deuda interna… porque la democracia tiene que garantizar que la Educación sea pública, laica, gratuita y obligatoria para todos los habitantes de este suelo, sin distinciones…
Mientras haya diferencias, mientras haya un chico que no vaya a la escuela —y no para comer, sino para educarse—, la democracia estará en deuda…
Mientras haya un chagásico mal atendido, o un enfermo de dengue, esta democracia estará en deuda… Mientras un niño o un adulto no reciba la atención médica adecuada, la democracia estará en deuda…
Democracia… mi democracia… mi querida democracia… por todo esto todavía estás en deuda… en deuda interna… no conmigo a quien privilegiaste… sino con las mayorías… las mayorías silenciosas… las mayorías que cada vez te votan como gesto de esperanza…
Democracia… mi querida democracia… cómo quisiera que alguna vez, en este bendito país, podamos decir con orgullo que estamos todos incluídos…