Lucía Cedrón nació en Buenos Aires, el 22 de agosto de 1974. Es hija de Jorge Cedrón y Marta Montero quienes, en 1976, se exiliaron en Francia donde, cuatro años más tarde, Jorge fue asesinado.
En París, Lucía estudió Letras e Historia. Trabajó como investigadora para documentales.
En 2001, decidió radicarse en Buenos Aires, tras veintiséis años de exilio.
Escribió, produjo y dirigió el corto En ausencia, que ganó el Oso de Plata en el Festival de Berlín (2003), entre otros premios. Ese año, participó de Mujeres en rojo, un ciclo temático de cortometrajes que emitió Telefé y en el que presentó “Rojo”. También dirigió “Mitzvah”, uno de los filmes que integran el colectivo 18-J.
Cordero de Dios es su primer largometraje. El guión fue premiado en el Festival de Cine de La Habana (2005) y en el Sundance (2007).
Lucía es hija de un realizador cinematográfico: su padre, Jorge, dirigió, entre otros filmes, Operación masacre, cuyo guión escribió junto a Rodolfo Walsh. Además es sobrina o prima de artistas plásticos y de músicos. Así cuenta Lucía la composición del clan Cedrón:
“Te digo por orden de edad quiénes eran la banda de los seis: Alberto, el pintor, era el mayor, fue mi mentor amado. Su muerte es anecdótica, te cuento. Tuve la suerte de hacer un documental sobre él que se llama El azul del cielo. Son charlas que mantuvo con él Ana Celentano, que es mi alter ego. Estuve seis meses editándolo, de noche, los fines de semana, ya en la previa de Cordero de Dios. ¡No me atrevía a decirle nada a Lita! Por alguna razón yo quería terminarlo antes de empezar con la película. Y lo terminé un fin de semana antes de empezar el rodaje. Pude mostrárselo con Ana y fue muy conmovedor, maravilloso, maravilloso… Empecé a rodar Cordero… y a la semana se enfermó una noche, entró en coma, y al día siguiente se murió, el 1º de marzo del año pasado.
Después viene el Tata, el músico. Hay un temita de él que se escucha por ahí en la película. Es de los elementos reales que están dispersos en Cordero…. Es la música que ellos escuchaban en esos años. Además lo incluí por esa cosa casi histórica que tenemos los Cedrón que siempre laburamos todos con todos. Después nos peleamos, nos matamos…
Al Tata le seguían los mellizos, Osvaldo y el Tigre, mi viejo. Osvaldo fue un arquitecto comprometido con la construcción de viviendas sociales. Un ser maravilloso del que yo aprendí la filosofía del vaso medio lleno y que la esperanza es lo último que se pierde. Que en paz descanse, porque falleció hace un año y medio.
Luego quedan Billy, que es actor y pintor y vive en Francia, y Rosita, que es poeta.
Después viene la camada siguiente que son todos músicos: Manolo Cedrón, es bandoneonista y bajista, Román es luthier y contrabajista del Cuarteto Cedrón, Emilio es violinista, Pablo que es actor… ¡somos una banda!!
Ser mujer en un clan de machos te da una identidad pero también es un desafío. Porque de la puerta para afuera no te dicen nada, pero de la puerta para adentro te exigen. ¡Es así! Sos el par y sos el diferente… Un día le preguntaron a la hija de Truffaut ‘¿qué onda ser la hija de Truffaut?’. Y ella respondió: ‘¿Sabés qué? Prefiero ser la hija de Truffaut que ser la hija de LePen’… Chappeau!!! ¡Yo digo lo mismo: prefiero ser una Cedrón que ser una Videla!”.