«La chispa pacifista ha saltado en Estados Unidos y ya nadie podrá apagarla»

Por Carlos Fresneda, El Mundo.-

Alta, curtida y frágil, la madre del soldado Casey, muerto en la Guerra de Irak, acaba de regresar al Campamento Casey II, cerca del rancho donde veranea el presidente Bush, donde cientos de seguidores la arropan, convencidos de que el antibelicismo ha echado por fin raíces en la sociedad norteamericana. Cindy Sheehan llegó el 6 de agosto a Crawford con una tienda de campaña y una foto de su hijo Casey.Acampó junto al rancho de George W. Bush, con la vana ilusión de interrumpir sus vacaciones. Lo que consiguió al final, y gracias a la obstinación del presidente, fue convertirse en la voz que tanta falta le hacía al movimiento pacifista en Estados Unidos.Cindy despachó con la prensa no ya en un tenderete, sino en una carpa como las que alquilan las estrellas de Hollywood.

– Pregunta.- ¿Cree que el presidente saldrá a recibirla antes de acabar las vacaciones?

– Respuesta.- La esperanza es lo último que se pierde…

– P.- En Europa se tiene la percepción de que el movimiento pacifista se desintegró tras la reelección de Bush, que la mayoría del país mantiene un silencio cómplice ¿Cree que ahora algo está cambiando?

– R.- Algo ha cambiado ya, en apenas tres semanas… No sé si estaba predestinada a encender yo la chispa, pero la chispa saltó, y el fuego está ardiendo, y nadie lo va a poder apagar ya. Ya ves, me he ausentado una semana (fui a ver mi madre, que está fuera de peligro tras un ataque de paraplejia) y esto ha ido a mucho más… Aunque el presidente saliera a recibirme, toda esta gente que se ha sumado a nuestra causa seguiría ondeando la bandera de la paz y reclamando el regreso de nuestras tropas.

– P.- Algunos de sus críticos opinan que todo esto es un montaje de los liberales de izquierda y que usted está siendo manipulada…

– R.- Yo empecé sola con esto. Contaba, eso sí, con el apoyo de mi grupo, Familias de Estrellas de Oro por la Paz, pero vine aquí en mi nombre y en el de mi hijo Casey. Yo no pretendía representar a nadie más. Fue después cuando me di cuenta de que no estaba sola y de que hay miles de familias que opinan como yo. Y ahora hay 1.400 vigilias por la retirada de las tropas en todo el país.

– P.- Le acusan también de «antiamericana»…

– R.- Yo no creo que decir lo que piensas sea «antiamericano».Como ciudadana que soy, y como madre de un hijo muerto en una guerra ilegal e inmoral, sería una total irresponsabilidad seguir callada. Bush nos llevó a una guerra engañados y mientre para justificar la ocupación de Irak. No veo la «causa noble» por ningún lado, estoy esperando a que me lo explique.

– P.- Pero usted ya se reunió una vez con él.

– R.- Sí, y su actitud me impulsó a seguir en esta lucha. Demostró muy poca sensibilidad por nuestro dolor y en cuanto le mencionabas a tu hijo cambiaba de tema… Al presidente le gusta rodearse sólo de gente que piensa como él.

– P.- ¿Qué opinión le merecen las familias de soldados muertos que han salido en defensa de Bush?

– R.- Respeto su opinión, y sólo les pido que respeten la mía.Están en su derecho de opinar que sus hijos han muerto por «una causa noble». Puede que nuestra visión de las cosas y nuestras ideas políticas sean distintas, pero al final del día el dolor que sentimos es exactamente el mismo.

– P.- Más ataques: le acusan de estar haciendo un flaco favor a las tropas y a la memoria de su propio hijo…

– R.- Yo tengo muy presente a mi hijo Casey: hablaba casi todos los días con él y aún hoy, cuando suena el teléfono, pienso que es él que me está llamando desde Irak. Tenía una conexión muy profunda con él y sé que ahora, si viviera, me diría: «Buen trabajo, mamá». No, no creo que esté deshonrando su memoria, ni tampoco a los soldados que siguen allí.

Nosotros, sus padres, no les enviamos a ocupar un país que no era una amenaza para Estados Unidos. Nosotros no les enviamos sin el equipamiento suficiente, en la situación en la que están, muriendo todos los días… Decir que no les apoyamos porque pedimos su regreso a casa es absurdo: les apoyamos incluso más porque queremos que regresen vivos.

– P.- El presidente George W. Bush insiste en que retirarse de Irak sería poner en riesgo la seguridad de Estados Unidos…

– R.- No comparto su lógica. Creo que quedarse allí es el verdadero riesgo, que cada día que pasa estamos alimentando a la insurgencia con nuestra presencia, y poniendo en grave peligro la vida de nuestros hijos.

– P.- A veces parece que los civiles iraquíes no cuenten…

– R.- Le voy a decir una cosa: ni la guerra de Irak ni la de Afganistán merecían la muerte de un solo civil. Lo que se tenía que haber hecho desde el principio es ir detrás del auténtico responsable de los atentados del 11-S. ¿Cómo se llama ese tipo? Osama bin…Laden. ¿Dónde está ahora? ¿Por qué sigue libre?

– P.- ¿Hasta dónde está dispuesta a llevar su cruzada?

– R.- El 31 de agosto levantaremos el Campamento Casey (ahora hay dos, I y II) en Crawford, y lo llevaremos por todo el país, hasta el 24 de septiembre, en la manifestación de Washington. Espero que los norteamericanos por la paz se vuelquen y salgan ese día a la calle.

– P.- ¿No cree que los medios han explotado su imagen de mártir?

– R.- El sufrimiento es real. Sólo nosotras sabemos lo que es perder un hijo en la guerra… Unos medios me han tratado bien y otros no tanto, pero al final han sido justos conmigo. Sin ellos seguiría probablemente aquí, sola con mi tienda y mis fotos de Casey.

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