Inquieta reaparición de IV Flota de EEUU

Gentileza IPS, especial para ZOOM. A pesar de todo el esfuerzo desplegado por Washington por bajarle el perfil a la reactivación de su IV Flota de guerra para surcar las aguas de América Latina, gobiernos de la región activaron el alerta y expresaron preocupación por una decisión que, según analistas, tendría como meta asegurarse el abastecimiento de petróleo y de alimentos de la región.

En la última cumbre del Mercosur (Mercado Común del Sur) y países asociados, que congregó a gobernantes de los países sudamericanos y de México el 1º de este mes en Argentina, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, sostuvo que debería preguntarse a Estados Unidos por ese restablecimiento que él mismo interpretó como «una amenaza» para la región.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, pidió a su canciller, Celso Amorim, que consulte a la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, y esta semana su ministro de Defensa, Nelson Jobim, también se pronunció en contra con firmeza.

El tono de la declaración de Jobim, que confirmó dichos del jefe de la Armada brasileña, Julio de Moura Neto, dejó traslucir inquietud de Brasil. «No estamos preocupados, los estadounidenses pueden hacer lo que quieran, pero estén seguros de que no se dejará a esa flota ingresar en las 200 millas náuticas de su zona económica marítima», remarcó.

En coincidencia, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, aprovechó la visita que realizó esta semana a este país el subsecretario de Estado (vicecanciller) para Asuntos del Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, y le expresó su preocupación por el tema. El funcionario aseguró que la flota no ingresará a ningún río de la región ni a mares territoriales.

Fernández también le planteó su inquietud por la crisis política en Bolivia y su temor de que Estados Unidos incida en el intento de división territorial, como lo denunció el presidente de ese país vecino, Evo Morales, en la cumbre del Mercosur.

Morales señaló en esa instancia que la ingerencia de Washington empuja al enfrentamiento de sectores de su país.

La IV Flota fue creada por Estados Unidos en 1943 en plena Segunda Guerra Mundial (1939-1945) para controlar el avance de Alemania y Japón hacia el océano Atlántico, pero 1950 fue desactivada. Por eso sorprendió la determinación de reactivarla a fines de abril pasado bajo la órbita del Comando Sur, con sede en Florida.

La escuadra conformada por 11 naves de guerra será comandada por el contralmirante Joseph Kernan, quien, según un artículo del diario argentino Clarín destacado por el ex presidente cubano Fidel Castro ante Chávez, pertenecería al SEAL, un comando de elite para operaciones especiales entrenado para actuar en condiciones adversas.

Tanto Shannon como antes el jefe del Comando Sur, el almirante James Stavridis, aseguraron que se dispuso reactivar la flota para dar respuesta a desastres naturales, realizar operaciones humanitarias, de asistencia médica, y también para combatir el narcotráfico y cooperar en temas ambientales y en tecnología.

Los estadounidenses negaron que la flota incluya un portaviones, aunque Stavridis sí admitió que el George Washington podría «pasar» por la región y unirse eventualmente a la IV Flota.

Esta formación «no tiene capacidad ofensiva, ni portaviones, ni barcos de guerra. Su buque más grande es un hospital», aseguró Shannon.

Pero las explicaciones no convencen a los países de la región. Legisladores brasileños, que se reunieron esta semana con el embajador de Estados Unidos en su país, Clifford Sobel, no quedaron conformes con las razones humanitarias esgrimidas para justificar el regreso de la flota y comprometieron a las autoridades a seguir dialogando.

«Las respuestas fueron amables y afirmaron el respeto a la soberanía, pero no nos tranquilizaron», declaró a IPS el senador Eduardo Suplicy, del gobernante Partido de los Trabajadores, uno de los legisladores que se entrevistó el miércoles con el embajador Sobel en Brasilia.

Los parlamentarios brasileños invitarán a ministros a explicar la posición del gobierno ante esta avanzada e invitaron a Sobel a informar al Congreso en agosto. También expresaron su interés por conocer lo que piensa del asunto el precandidato a la presidencia de Estados Unidos por el opositor Partido Demócrata, Barack Obama, que lidera las encuestas.

Para el analista político argentino Rosendo Fraga, el anuncio «se inscribe en una política tendente a acentuar el rol militar de Estados Unidos en el mundo», con mayor preponderancia de los aspectos navales. Esa voluntad se expresa en la elección de un almirante como titular del Comando Sur, añadió ante la consulta de IPS.

Fraga mencionó como antecedente de esta estrategia la puesta en marcha en 2007 del Comando de África, donde hay una importante población que profesa la religión musulmana y con presencia activa de células de la organización extremista Al Qaeda.

La sede de este comando, por el momento, está en Alemania.

Fraga, director de la consultora Nueva Mayoría, sostuvo que Washington busca «dar seguridad a su abastecimiento de petróleo«. Un tercio de lo que importa ese país le llega de América Latina, principalmente de Ecuador, México y Venezuela, y una cuarta parte de África, más precisamente de Nigeria, Angola y Guinea Ecuatorial, precisó.

Por su parte, el venezolano Carlos Romero, director del posgrado de Estudios Internacionales de la Universidad Central de ese país, hizo notar a IPS que Estados Unidos «siempre ejerció una vigilancia de este tipo (sobre los recursos que le interesan) desde que se independizó«. «Adquirió madurez y lanzó su Doctrina Monroe en 1823«, recordó.

No obstante, Romero recomendó seguir la evolución de Cuba. «Los analistas concuerdan en que la situación (económica y política) es cada vez más difícil en la isla, pese al control militar y político que ejerce (su presidente,) Raúl Castro, y para algunos no es impensable en el futuro alguna intervención o invasión» a ese país, advirtió.

Consultado por IPS, el coronel retirado del ejército brasileño, Geraldo Cavagnari, fundador e investigador del Núcleo de Estudios Estratégicos de la Universidad de Campiñas, consideró que la avanzada de la flota estadounidense «intimida como toda operación militar, pero no asusta» a su país, «que tiene gran peso político«.

Para Cavagnari, la presencia de Estados Unidos en el océano Atlántico está vinculada a las reservas de petróleo y de alimentos que puede producir el Mercosur en una época de escasez de esos recursos. Pero no tiene, dijo, el sentido de intervenir o de ocupar, sino de asegurar la estabilidad de la región. «Evitar tumultos«, sintetizó.

«América del Sur, que era menos importante pasó a ser importante para la seguridad de Estados Unidos por el petróleo«, remarcó el investigador, y negó que esa avanzada pueda estar relacionada con la presencia en la región de gobiernos izquierdistas, críticos de la administración de George W. Bush, como los que hay en Bolivia, Ecuador o Venezuela.

* Con aportes de Mario Osava, Brasil, y de Humberto Márquez, Venezuela.

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