Por Causa Popular.- Sólo unas palabras sirvieron para confirmar las peores sospechas. En una entrevista a la prensa el comandante del Ejército boliviano Marcelo Antezana denunció que 28 misiles tierra-aire de fabricación china fueron entregados a Estados Unidos en octubre por presiones del gobierno de George W. Bush. También aseguró que la exigencia de Washington se acentuó a medida que se confirmaba la inminente victoria electoral de Evo Morales. También reveló que el gobierno del ex Presidente Carlos Mesa Gisbert preparó un golpe de Estado en junio que se frustró debido al rechazo de algunos militares, entre los que se incluyó. Pero luego, curiosamente, tras reunirse durante dos horas con el Presidente de la República y el Alto Mando militar se retractó parcialmente de sus declaraciones y desvinculó a EEUU del caso de los misiles chinos.
El comandante del Ejército boliviano, general Marcelo Antezana, denunció a principios de este año que Estados Unidos presionó en octubre pasado por la destrucción de todo el poderío antiaéreo de Bolivia, para evitar que fuera controlado por un eventual gobierno del líder cocalero Evo Morales.
Estados Unidos «sabía por las encuestas que Evo Morales iba a ganar» las elecciones, y por tal motivo presionó para destruir el arsenal de 28 misiles tierra aire de fabricación china”, dijo el militar y agregó que “los técnicos norteamericanos tuvieron acceso pleno y libre para verificar la existencia de los misiles».
En momentos en que el comando en jefe de las Fuerzas Armadas elabora un informe sobre la polémica entrega del único arsenal boliviano de misiles, Antezana acusó al ministro de la Defensa, Gonzalo Méndez, de conocer la identidad del responsable de la supuesta entrega subrepticia de los cohetes. «¿Por qué la desesperación de llevar a cabo una operación sin haber efectuado los trámites legales?» El ministro de Defensa sabe quién dio la orden, pero no lo quiere decir, “¿A quién están protegiendo?», cuestionó.
¿Qué pasó el 9 de junio del 2005?
El jefe militar hizo alusión a la jornada que vivió el país el pasado 9 de junio, cuando el ahora mandatario de transición Eduardo Rodríguez asumió el gobierno tras las manifestaciones que antecedieron a la instalación de la sesión del Congreso en la que se aceptó la renuncia presentada por Mesa tres días antes.
La accidentada sesión legislativa se interrumpió tras conocerse la muerte de un minero que se desplazaba junto a un grupo de manifestantes hacia Sucre, la capital constitucional de Bolivia, donde campesinos y representantes de otros sectores habían tendido un «cerco» a varias cuadras del edificio donde permanecían los diputados y senadores. «Mientras estaba Hormando Vaca Díez (entonces presidente del Congreso) en el batallón Sucre tomó contacto conmigo y me dio a conocer que se estaba gestando un golpe», explicó Antezana, y consideró «nunca hubo la intencionalidad de renuncia clara».
Relató que la noche del 9 de junio, mientras el Congreso sesionaba en Sucre, fueron convocados los integrantes del alto mando militar al Palacio de Gobierno. Reveló, además, que el presunto plan fracasó «porque se dieron cuenta que no tenían el apoyo inicialmente de las Fuerzas Armadas» y luego de dos supuestas llamadas a Argentina y Brasil. «Hicieron de Palacio (de gobierno) dos llamadas muy importantes, a Argentina y a Brasil, y les rechazaron la posibilidad de un reconocimiento inmediato ante la posibilidad de cierre del Congreso», agregó el jefe del Ejército, citando una versión del actual comandante de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB), general Andrés Quiroz.
Sobre los misiles, sostuvo que «la embajada y el gobierno sabían que el presidente electo Evo Morales iba primero en las encuestas, iba a ganar». «En este problema de la seguridad global, de la lucha contra el terrorismo, se preguntaron: «¿misiles en manos de un gobierno socialista o quizá de unas Fuerzas Armadas débiles?», acotó.
Horas más tarde, en una rueda de prensa concedida al término de su encuentro con Rodríguez, Antezana se limitó a señalar que «cualquier duda o situación sobre los misiles» será esclarecida en un informe. Interrogado por periodistas, el comandante de las Fuerzas Armadas, almirante Marco Antonio Justiniano, dijo no saber del presunto «autogolpe» y aclaró que «nunca» fue consultado al respecto. «A nosotros nunca nos fue consultado algo al respecto. (…) Lo que se entiende por autogolpe es que el propio presidente Mesa hubiera propuesto cerrar el Congreso para poder asumir poderes más allá de los constitucionales, y eso en ningún momento fue propuesto al alto mando de aquel entonces».
Pero Antezana no está solo. Ahora el presidente del Congreso, Sandro Giordano, admitió conocer que «en el terreno de las especulaciones» se planteó ese tema. «Había esas informaciones, pero yo no puedo confirmarlas. De todas maneras se especulaba que sí», dijo a reporteros, consultado sobre versiones de un eventual cierre del Congreso.
Mesa, quien asumió el poder tras la renuncia del ex mandatario Gonzalo Sánchez de Lozada, dimitió el pasado 6 de junio, agobiado por intensas manifestaciones de cocaleros y campesinos que exigían la nacionalización de los hidrocarburos.
Tras la aceptación de la renuncia de Mesa juró como gobernante Rodríguez, hasta entonces titular de la Corte Suprema y quien ha encabezado una administración transitoria que concluirá este 22 de enero. Entonces asumirá el poder Evo Morales, ganador por mayoría de los comicios generales de diciembre pasado.
Antezana, a quien el defensor del pueblo Waldo Albarracín encontró «muy oportunista» en sus declaraciones a menos de dos semanas de la asunción de Morales. E insistió en que el informe que las Fuerzas Armadas preparan «no será válido» sino contempla la identidad del responsable de la entrega de misiles a EEUU.
La cámara de Diputados censuró al Ministro Méndez por su actuación en la polémica
desactivación de los explosivos.
Las reacciones del gobierno electo
Según el presidente electo Morales, quien presentó la denuncia sobre los misiles y promueve un juicio de responsabilidades contra Rodríguez «por traición a la patria», los proyectiles estaban en buen estado y al entregarlos, el gobierno dejó a Bolivia en estado de «indefensión». Días atrás Morales acusó a Washington de humillarlo pues al parecer algunos funcionarios estadounidenses lo llamaron “narcotraficante».
No obstante asegura estar dispuesto a iniciar un amplio diálogo con Estados Unidos en el gobierno que asumirá el 22 de enero, mientras que el secretario adjunto de Estado para América Latina, Thomas Shannon, dijo que su país espera establecer relaciones «positivas» con Morales.
El vicepresidente electo de Bolivia, Alvaro García Linera, declinó pronunciarse de momento y anticipó que cuando esté en funciones el futuro gobierno de Morales pedirá «una explicación oficial” y agrego con cautela ante la denuncia que pareció remover la política boliviana, «esta política de Estados Unidos de preservar su seguridad interna incluso en otros países es una política aplicada desde hace más de dos años».
Chávez alerta
Pero a las declaraciones de Antezana y el escándalo que destaparon, se sumó el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que alertó sobre una conspiración por parte de la embajada de Estados Unidos contra el futuro gobierno del mandatario electo Evo Morales.
La alerta formulada por el gobernante fue respondida entre otros por el comandante del Ejército, general Marcelo Antezana, quien dijo que en una entrevista con el canal privado ATB, se dirigió «al pueblo boliviano» e indicó que no busca «contestarle al presidente Chávez», cuyas afirmaciones dijo respetar «como una opinión de un extranjero más, a pesar de su investidura». «Quiero decirle al pueblo boliviano (…) que confíe en sus Fuerzas Armadas y especialmente en el Ejército. Y por lo menos mientras yo esté al mando de la institución (…) no nos vamos a
prestar al juego de los golpes de estado», concluyó
Por su parte la embajada estadounidense no emitió comentarios sobre todas las declaraciones de Antezana.
Mineros y campesinos escoltarán a nuevo presidente boliviano
Quizás como una forma de contrarrestar este clima de rumores y presagios serán mineros y campesinos quienes flanquearán la victoriosa caminata que el nuevo presidente de Bolivia, Evo Morales, hará por las calles paceñas, tras asumir el cargo. A pedido de Morales esos trabajadores formarán la primera línea de seguridad del paseo triunfal.
“Queremos expresar que quienes llevaron a la Presidencia a Evo Morales, serán quienes respaldarán, defenderán y protegerán a su Gobierno, explicó el representante del Movimiento al Socialismo (MAS)”. Tras las dos filas de mineros, con sus tradicionales cascos, y campesinos, vestidos a la usanza indígena, se ubicarán las Fuerzas Armadas y la Policía, encargadas oficialmente de la seguridad del mandatario.
El Presidente electo avanzará a pie entre esas columnas aproximadamente un kilómetro el próximo día 22, por la antigua calle Comercio, una ruta peatonal, hasta la Plaza de los Héroes, usual escenario de manifestaciones populares.
En ese espacio, donde Morales inició su campaña electoral, el líder boliviano ratificará, ante una concentración -que se prevé gigantesca- el compromiso de gobernar para su pueblo, en una especie de tercera toma de posesión.
Previamente, habrá asumido la Presidencia ante el Congreso y, un día antes, recibido los símbolos de mando indígenas en una ceremonia a realizarse en Tiwanaku (Tiahuanaco), entre las construcciones precolombinas de piedra de ese sitio arqueológico.
Mientras el gobierno se empeña por desmentir que la policía haya sugerido al Presidente electo que use chaleco antibalas durante los actos de transmisión del mando, los campesinos aymarás anunciaron que también darán seguridad a Morales en Tiwanaku, donde recibirá los símbolos de mando.
Una verdadera guardia popular para acompañar la asunción de un gobierno que se prepara para afrontar las ventajas y consecuencias de revertir un modelo que ha dejado postrada en la pobreza a más del 80 por ciento de la población boliviana.