Gobierno de Chile aprueba Ley de Educación despreciando el rechazo popular

Especial para ZOOM. Los estudiantes y docentes chilenos siguen en pie de guerra contra la ley de educación que el Gobierno y la derecha aprobó en la Cámara de Diputados. La norma debe ser ratificada por el Senado. Organizaciones estudiantiles y el Colegio de Profesores, encabezan las protestas contra un cambio que consideran «cosmético». Muchos liceos y varias universidades llevan semanas de paros. La UNESCO plantea que la equidad es una deuda pendiente.

La Cámara de Diputados de Chile aprobó el proyecto sobre una nueva Ley General de Educación (LGE) al que se oponen profesores y estudiantes, que han protagonizado varias protestas de rechazo en las últimas semanas

Debido a un acuerdo entre el Gobierno y la oposición para sacar adelante esa norma, la iniciativa también fue repudiada por buena parte de los parlamentarios oficialistas, pero finalmente fue aprobada por 96 votos a favor, doce en contra y siete abstenciones tras cuatro horas de debate.

La aprobación del proyecto sobre la LGE, que ha pasado al Senado, necesitaba un mínimo de 68 votos, lo que hasta última hora estuvo en duda por la «rebeldía» de muchos parlamentarios oficialistas, que comparten con profesores y estudiantes el rechazo al concepto de lucro que, a su juicio, contiene el texto.

La LGE fue elaborada por una comisión especial surgida tras la «revolución de los pingüinos» (estudiantes secundarios) en 2006. Estudiantes y profesores la rechazan porque creen que aumenta la desigualdad y la segregación, exigen el fortalecimiento de la educación pública y terminar con la selección de alumnos en los colegios.

La votación realizada en el Congreso Nacional, ubicado en Valparaíso, a 120 kilómetros al oeste de Santiago, concluyó en medio de ruidosas protestas de profesores y estudiantes apostados en las tribunas de la Cámara de Diputados, que fueron desalojados por la policía.

Mientras el Parlamento debatía el proyecto de la Ley General de Educación, miles de profesores y estudiantes chilenos ganaron las calles de Valparaíso y Santiago para protestar contra la polémica iniciativa del gobierno. “Creo que superamos con creces las 10.000 personas. Esta es una expresión de masas extraordinaria para enseñar al Parlamento a que legisle de acuerdo con la ciudadanía”, exclamó Jaime Gajardo, presidente del Colegio de Profesores. La jornada terminó con 292 detenidos. A lo largo de estas jornadas de protestas en todo el país, suman miles las detenciones de estudiantes, profesores y padres o apoderados. Actualmente los estudiantes convocan a un Paro Nacional.

Aunque el Gobierno podrá contar en el Senado –como lo hizo en la Cámara de Diputados- con los votos de la oposición de derecha, persisten dudas sobre la posición de algunos senadores de la gobernante Concertación, que reclaman un mayor compromiso con la educación pública.

Pese a que el Gobierno firmó un acuerdo para enviar al Parlamento un proyecto especial para tratar el fortalecimiento de la educación pública, el senador socialista Alejandro Navarro, que representa al sector rebelde del gobernante Partido Socialista, y que está apoyando a la comunidad educativa, cuestionó que el Gobierno utilice urgencias como una forma de impedir una discusión de fondo de la LGE. “Se está orquestando una pasada de aplanadora contra el Parlamento. Jamás se había utilizado el presidencialismo de manera tan brutal a favor de la aprobación de una ley”, señaló.

La educación bajo sospecha

Tras dos años de movilizaciones y dos consejos asesores presidenciales en educación, lo que ha prevalecido en la discusión sobre reforma educativa, han sido los términos del Acuerdo Educativo entre partidos (noviembre de 2007) el que se materializa en el proyecto LGE y que se encuentra movilizando a la comunidad educativa chilena en la actualidad.

La ley no aborda una caracterización de la educación pública y sus responsabilidades, el cuidado y el mejoramiento de la oferta de educación pública, no regula la proliferación de nuevas escuelas y colegios que el Estado deberá subvencionar, no se refiere a la supresión paulatina del pago y del financiamiento compartido, no toca el desequilibrio entre la educación subvencionada de administración pública y la de administración privada.

Tampoco se toca la institucionalidad basada en el sistema de sostenedores privados y municipales que no permite al Estado concentrar esfuerzos técnicos y económicos en una gestión más eficiente y de efectivo apoyo a las escuelas, ni el derecho a lucro o ejercicio financiero con los dineros entregados por la colaboración educativa a los sostenedores. Otros ausentes de la propuesta son el cambio en el sistema de medición de la calidad de la enseñanza, de mejoras en las condiciones de trabajo de los profesores y la necesidad de participación de familias, profesores y estudiantes en las escuelas.

En el mismo instante de la votación en el congreso, concluyó el Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo –SERCE- de la UNESCO, en la capital chilena y en la cual evalúan que la equidad es una deuda pendiente en América Latina, con la excepción de Cuba, país con mejor calidad educativa.

La directora de la Oficina Regional de la UNESCO Rosa Blanco opina que «La LGE es un avance con respecto a la LOCE, pero habría que hacer más esfuerzos por contemplar aspectos que no están suficientemente representados para garantizar una educación de calidad para todos, sin exclusiones, como el fortalecimiento de la educación pública, «dijo. Además agregó que «La educación privada que está financiada con recursos públicos no debería ser discriminatoria«, en referencia a la selección que los colegios privados subvencionados hacen de los alumnos que postulan a sus aulas y al cobro de mensualidades a las familias, situación que se mantiene con la LGE

Acogiendo los reclamos de la ciudadanía, un grupo de parlamentarios de la coalición gobernante presentó un total de 154 indicaciones al proyecto LGE antes de ser votada en la Comisión de Hacienda del Parlamento.

Sin embargo, solo se introdujeron dos. Una que busca acortar a un año el plazo para que los sostenedores acrediten giro único -aprobada por unanimidad en la Comisión de Hacienda de la Cámara- y otra, que busca robustecer la enseñanza pública a través de una definición explícita en la Ley.

En respuesta a las últimas movilizaciones el Gobierno había decidido restarle urgencia a la tramitación de la Ley para iniciar un debate nacional sobre la LGE, pero por presión de la derecha, sigue el trámite de urgencia. Además, la derecha ha amenazado con no aprobar la LGE si se incluyen tales indicaciones.

Para los actores movilizados, en cambio, esta operación representa un retroceso, pues consideran que todavía quedan muchas cuestiones pendientes en orden a relevar la prioridad estatal y social de la educación pública.

La opinión de los docentes: plebiscito

Jaime Gajardo, presidente del Colegio de Profesores expresó en Valparaíso: “La ministra de Educación dice que los profesores no tienen propuesta. Se la hemos entregando hace años, tenemos documentos, se los entregamos personalmente a la Ministra, de los desafíos de la educación en Chile, ahí están nuestros planteamientos fundamentales: terminar con la municipalización, con la forma de financiamiento, con el lucro, con la selección y con el Estado subsidiario, por un Estado garante del derecho a la educación por sobre la libertad de hacer comercio con la educación. Tenemos una responsabilidad histórica en estos momentos. Debemos ser los promotores de un Congreso Nacional de Educación, para que todo el mundo se manifieste y realmente se construya la nueva institucionalidad educativa acorde y en sintonía con los profesores y todo el pueblo”.

Los profesores plantean que la única forma de resolver la crisis es con un fuerte sistema de propiedad pública, que sea en todo el mundo referente de calidad del sistema de educación y devolverle la dignidad a los docentes, establecer un sistema público de propiedad estatal pública, donde la educación municipalizada pase a esta instancia y sea administrada de forma descentralizada por organismos colegiados en donde participen todos los actores de cada región y cada provincia del país.

Continúa diciendo Jaime Fajardo: “le pedimos a la Presidenta que debe apoyarse en las mayorías y desechar este camino de acuerdos y consensos porque ya no hubo acuerdo, lo que corresponde aquí es ir con un proyecto de mayoría, que se extienda la suma urgencia o se retire este proyecto y se dé cabida para que se forme una mesa social con todos los actores para discutir un rediseño de la educación.” Y concluye exigiendo: “Queremos que retire esta ley y convoque a esta mesa social garantizada y que llame a un plebiscito”.

Más que «hijos de la democracia” son “los hijos de la exclusión y la desigualdad»

La gran ebullición provocada por la “revolución de los pingüinos” el 2006 y la continuación de su lucha callejera en estos días, debiera llamar a una reflexión mas profunda sobre los significados de sus acciones y lo que ellas revelan. La repetición majadera y muchas veces superficial del rechazo al desorden, anarquía y violencia que reproducen los medios de comunicación, el gobierno y la oposición de Derecha, debieran dar paso a una indagación más rigurosa acerca de las causas de tanta rebeldía juvenil.

Para la derecha política, las movilizaciones estudiantiles son apenas «grupos tumultuosos, que no representan el verdadero sentir de la ciudadanía» (editorial de El Mercurio, Santiago, 05/06/2008), sin embargo, todos saben muy bien que si no es por las voces de los estudiantes, profesores y familias que se vienen levantando hace unos años, en este país nunca se habría iniciado una discusión orientada a poner en cuestión los cimientos que sostienen la actual estructura segregatoria del sistema educacional chileno.

Lo cierto es que hay un sistema social y educativo bajo sospecha en Chile. No se puede seguir diciendo que los “jóvenes son irresponsables y que no se interesan por nada”. Esto revela una falta de comprensión y de comunicación inmensa con ellos. Se trata de identificar y reconocer sus intereses que son evidentes si se mira desprejuiciadamente.

En los jóvenes siempre va a existir el interés por el amor, el sexo, la naturaleza, la cultura, la estética, la política, la participación, la justicia social. Esto demanda de “los viejos” prejuiciosos sacudir las telarañas de sus cabezas y echar a andar la imaginación, abrir espacios de expresión a un movimiento social que ya ha ayudado a avanzar sobre lacras como la desigualdad y la exclusión social.

Por lo menos las ha puesto sobre la mesa para que se debata con altura de miras y no con sermones simplones pre-fabricados pretendiendo que aquí no pasa nada. Los jóvenes van construyendo camino debatiendo en sus asambleas, siendo irreverentes y saliendo a la calle.

Si bien se diversifican las identidades juveniles urbanas, se puede constatar que los jóvenes han encontrado en sus asambleas, fiestas y en la calle un lugar común de expresión y rechazo a una élite política, cultural y económica que pareciera negar la existencia de una generación que más que llamarla “hijos de la democracia” podríamos reconocerla también como “los hijos de la exclusión y la desigualdad”.

Se está en medio de procesos marcados por una profunda desigualdad y una gran desintegración social. Este telón de fondo surge como consecuencia del reinado del mercado, fenómeno acentuado en los ’90 en que la economía creció sin que ello se reflejara en un progreso social equitativo.

A estas alturas quedó claro que el crecimiento económico ha llevado a la exclusión social de miles de chilenos, a la enajenación de otros tantos inmersos en los laberintos del consumo, el individualismo y la competencia, y significativamente, ha llevado también a la postergación de los sueños y expectativas de una generación joven a la que se le criminaliza y condena por alzar la voz contra una realidad virtual discursiva, a la que ya no le creen en cualquiera de sus representaciones políticas, culturales o económicas.

Los jóvenes tienden a ser más autónomos, contestatarios, rebeldes, pero no solo contra las instituciones y los agentes de la política oficial sino contra las élites que se benefician de la desigualdad y la exclusión, contra la cultura del hedonismo y la frivolidad de la televisión; contra la distorsión y la mentira reiterada de los medios de comunicación; contra toda forma de autoridad que no les concede espacios.

Es una juventud de identidades diversas, más autónoma, más anárquica, tal vez en alguna forma desorientada por consumos culturales que los distinguen de otros grupos de su generación y que los ponen en oposición a la generación mas vieja, la que no les da ninguna posibilidad de desarrollo, inclusión y logros en términos de equidad.

Lo cierto es que con ellos y desde ellos se pueden lograr cambios hacia la equidad y la integración social, hacia la construcción de una sociedad más justa, solidaria e inclusiva. Sin ellos es imposible.

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Más Información sobre las movilizaciones
de los pingüinos.

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