“Esto es el fruto de la lucha de las Madres y las Abuelas”

Alejo Ramos Padilla es el abogado que representa a Héctor Timerman en la causa que terminó con la condena a reclusión perpetua para el ex capellán de la Policía Bonaerense Christian Von Wernich. En un análisis con Causa Popular explicó las alternativas del juicio, el fallo y lo se que viene de aquí en adelante.

– ¿Cuál tu impresión del fallo?
– Me parece que fue un día de justicia, que la condena a reclusión perpetua de Christian Federico Von Wernich fue justa y que esto no es mérito de los abogados, ni de los jueces. La verdad es que en el caso, el tribunal dictó una correcta sentencia, pero fundamentalmente es mérito de las Madres y de las Abuelas de Plaza de Mayo quienes estuvieron ahí sentadas durante tres meses en el juicio y vienen peleando desde hace más de 30 años. Ellas nos mostraron que existe un país distinto de aquel que planearon Jorge Videla, Eduardo Massera, José Alfredo Martínez de Hoz y funcionarios civiles como Jaime Lamont Smart, Alberto Rodríguez Varela, que ahora están siendo investigados. Esto es el fruto de tanto batallar, de caminar dando vueltas a la Plaza de Mayo, lucha que hoy tiene su reconocimiento por parte del Estado con la condena a Christian Von Wernich.

Otra de las impresiones, que me trae este juicio, es que me parece que se abre una perspectiva muy importante en materia de investigaciones. Este caso marca un antes y un después, porque se juzgó a un sacerdote de la Iglesia Católica y se comprobó que en el genocidio, que sufrió la Argentina, no intervinieron solamente policías y militares.

– Que hubo cómplices.
– Los cómplices o quienes se beneficiaron, idearon y participaron más activamente. A mí me parece casi insoportable que quizás se juzgue a un cabo, aunque hay que hacerlo por su responsabilidad, pero no se someta a proceso a quien planeó establecer ciertos centros clandestinos de detención, al que dio la orden, a los funcionarios civiles de la dictadura, a Martínez de Hoz, a Albano Harguindeguy, Jaime Lamont Smart (Ministro de gobierno de la provincia de Buenos Aires). Este último, por ejemplo, era la mano derecha del gobernador de facto Ibérico Saint Jean y asistía a los centros clandestinos de detención.
El gobierno nacional hace pocos días, a través de la Secretaría de Derechos Humanos, impulsó la investigación de todos los funcionarios civiles del primer gabinete de la dictadura militar. Héctor Timerman, a quien represento, denunció al ex gobernador de Buenos Aires, General Ibérico Saint Jean, el que hizo la famosa frase: “primero mataremos a todos los subversivos, luego a sus colaboradores, después… a sus simpatizantes, enseguida… a aquellos que permanezcan indiferentes, y finalmente mataremos a los tímidos” (mayo de 1977). Y querelló por el secuestro y las torturas de que fuera víctima Jacobo Timerman a Lamont Smart, a Alberto Rodríguez Varela (ex Ministro de Justicia de Videla), Roberto José María Durrieu (Viceministro de Justicia de la Nación, Fiscal de Estado de la Provincia y actual abogado de Juan Carlos Blumberg), a Juan María Torino Olivieri (Subsecretario de Gobierno); Héctor Munilla Lacasa (Subsecretario de Justicia), Edgardo Frola (Subsecretario de Asuntos Institucionales) y Roberto Bullrich (Presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires).

Así que se está planteando un escenario, donde se van a empezar a juzgar a todos los responsables del genocidio, ya sean sacerdotes de la Iglesia Católica, policías, militares o funcionarios civiles, que aún hoy gozan de un prestigio pese a haber ocupado los más altos cargos en la dictadura. Y esto está teniendo repercusiones en todas partes del mundo. Yo tuve llamados desde España, Brasil y en una semanas voy a viajar a Estados Unidos porque la Human Rigths Watch se interesó en las investigaciones de los funcionarios civiles de la dictadura. Todo esto en base a lo que se empezó a plantear en este juicio, que no es solamente responsabilidad del policía, del militar, sino que fue terrorismo de Estado, un genocidio del que participaron muchos.

Hablabas de los cómplices. ¿Hay muchos Von Wernich dentro de la Iglesia Católica, es decir, que hayan participado como él o no hay pruebas de esto?
– Se sabe de la participación de muchos miembros de la Iglesia en la dictadura militar. A mí me toca muy de cerca el caso del Monseñor Emilio Grasselli, quien tenía un fichero con datos de los desaparecidos que utilizaba para responder a las Madres y a las Abuelas que les preguntaban sobre sus seres queridos. En realidad, era un archivo que se utilizaba para investigar a los secuestrados y a sus familiares. El mismo rol de los capellanes, como el ex obispo castrense Antonio Baseotto, el que vociferó: “los que escandalizan a los pequeños merecen que les aten una piedra de molino en el cuello y los tiren al mar. Eso es lo que merece este hombre” usando una frase bíblica y en referencia al Ministro de Salud Ginés González García.

– Una clara alusión a los vuelos de la muerte.
– Eso pasó en la Argentina. Salían desde la ESMA donde había capellanes, así que la complicidad de muchos de los integrantes de la Iglesia con el terrorismo de Estado es clara. Me parece que este fallo va a tener que hacer reflexionar a la Iglesia Católica, que a veces se preocupa mucho en meterse entre las piernas de las mujeres y sale a criticar al Ministro de Salud y no se preocupa por los 30.000 desaparecidos, por las torturas, por los vuelos de la muerte, por Von Wernich y no se inmutó por lo que había pasado con el obispo Enrique Angelelli. Así que el rol de la Iglesia Católica, de muchos de los que ocupaban los más altos cargos dentro de la institución, debe ser repensado y analizado y en muchos casos deben ser juzgados. Sin dudas hubo otros miembros de la Iglesia como Angelelli, Jaime De Nevares, Miguel Hesayne y Rubén Capitanio que fueron muy valientes y estuvieron con el pueblo, cuando había que estar con el pueblo. Y esto muchos lo pagaron con la vida, mientras que los otros le dieron el marco ideológico a los represores.

– ¿Qué te parece la posición de la Iglesia después del fallo? ¿Creés que es una mirada para el costado, una lavada de manos como qué aquí no pasó nada?
– Si, a mí me preocupó porque encontré muchas coincidencias con lo que expresó Von Wernich en el juicio y donde lo mencionó al cardenal Jorge Bergoglio. Y más me alarmó lo que manifestó pocas horas más tarde la Conferencia Episcopal, cuando habla de que hay que buscar la reconciliación y que no nos debe mover el rencor. En realidad, lo que se está diciendo, de algún modo, es que lo que están buscando es impunidad, porque a nosotros no nos mueve el rencor, sólo estamos pidiendo que las instituciones funcionen con juicios de debido proceso y si algunos fueran considerados culpables, como es el caso de Von Wernich, que sean condenados. Cómo puede ser eso considerado por alguien una revancha movida por el rencor, como constantemente señala el diario La Nación en sus editoriales para criticar al gobierno, a las organizaciones de Derechos Humanos que vienen llevando adelante estos juicios. Lo que se busca es impunidad sobre la base de lindas frases como reconciliación, porque se sabe que en la lista quedan muchos responsables que deben ser investigados.

– ¿Muchos toman los recaudos para que no les llegue su hora?
– Es un camino que recién empieza, pero muchas veces con éxito lograron evitar que la justicia avance. El propio terrorismo de Estado estaba planeado para garantizar la impunidad porque si no, no hubieran enterrado a la gente como NN, ni tirado a las personas desde los aviones, ni puesto centros clandestinos de detención, ni robados chicos para suprimirles la identidad y destruir la prueba. Después, la ley de Autoamnistía, los levantamientos militares, las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, los Indultos de Carlos Menem y la impunidad insoportable. Y ahora, la reconstrucción de todo esto, en el medio el secuestro a Jorge Julio López, la amenaza a los testigos, las editoriales y los medios de presión, como la señora Cecilia Pando que pretende reconciliación y yo no entiendo esa reconciliación.

– Y la teoría de los dos demonios que siempre es lo primero que ellos echan a mano…
– La teoría de los dos demonios, que ya fue descartada por todo el mundo, que es donde se pretende juzgar a las víctimas, que ya no están y que fueron salvajemente asesinadas y ahora las quieren volver a revictimizar. Ese discurso está en Cecilia Pando, en Bernardo Neustadt y en el diario La Nación.

– ¿Cuáles son las diferencias de este juicio con el de Miguel Etchecolazt, que entre otras cosas derivó en el secuestro de Jorge Julio López y hasta hubo amenazas a los testigos?
– En ese proceso recibimos varias amenazas. Durante el transcurso de ese juicio se conmemoraba el cumpleaños número 30 de Clara Anahí Mariani, que es la nieta de María Isabel “Chicha” Mariani y a quien ella busca desde hace más de 30 años. En ese acto asistieron ex policías vinculados a Etchecolazt, infiltrados, que participaron de esta conmemoración junto con nosotros. Ahí estuvo Jorge Julio López y al poco tiempo fue secuestrado. La situación por suerte no fue la misma, pero sin duda siguen existiendo sectores que son capaces de hacer cualquier cosa, como fueron los levantamientos militares de los años ochenta, para consagrar su propia impunidad.

– ¿Cómo sigue esta historia?
– Lo que sigue es avanzar sobre los civiles que ocuparon los más altos cargos dentro de la dictadura militar. Es un contrasentido, si no, que uno a veces le adjudique en la actualidad la responsabilidad al Ministro del Interior sobre lo que sucede en una comisaría y no se le adjudique, por ejemplo, la responsabilidad a los Ministros del Interior del Proceso sobre los centros clandestinos de detención.

– ¿Qué te quedó personalmente de este juicio, qué es lo que te llevás?
– Bueno, yo me llevo la convicción de que hay que seguir adelante, que las Madres y las Abuelas nos mostraron el camino y que hoy existe la decisión política de avanzar, incluso sobre aquellos que gozan de un poder importante en la Argentina y de un prestigio, quizá mal habido, y que fueron parte integrante de esta dictadura militar. Y la Argentina y los argentinos están dispuestos a investigar, a juzgar y a condenar.

– ¿Vos creés que la política del gobierno fue fundamental para llegar a esta instancia o el paso del tiempo lo hubiese permitido?
– Yo creo que con un gobierno de otro signo político probablemente no hubieran avanzado con estas causas y que existe una decisión importante para continuar con los juicios. Sin embargo, no son los únicos que han trabajado en este sentido, pero está clara la decisión política del gobierno. Me parece que es un trabajo que se ha hecho de manera colectiva, que hay muchos ejemplos en esta historia, como Alfredo Bravo. Él peleó, en minoría, por la derogación y la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y hubiese sido una satisfacción para mí que hoy hubiese podido ver condenado a su torturador Miguel Etchecolazt. Sin duda el gobierno le está dando un impulso importante, aunque todavía hay que corregir muchas cosas porque no es posible que aún tengamos sólo uno o dos juicios por año. Para esto es necesario dotar de mayores recursos a la Justicia y que los jueces y los fiscales tomen las causas con absoluta seriedad.

Se está abriendo un camino y la posibilidad para investigar a quienes cometieron los mayores delitos. Al gobierno se lo ve comprometido en este sentido, y esto es importante ya que antes, desde la Casa Rosada, muchas veces se planearon estrategias para continuar con la impunidad.

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