El funcionario del Ministerio de Trabajo de la Nación habla de las políticas que lleva adelante la cartera que integra y explica cómo enfrenta la crisis mundial del capitalismo. A diferencia de Europa y las políticas de ajuste que diseña el FMI, Argentina apostó a la producción, al consumo y al empleo con una participación activa del Estado.
A contramano de lo que sucede en Europa donde abunda el ajuste y las políticas de flexibilización laboral, en Argentina se apuesta al empleo. Por esta razón Revista Zoom entrevistó al Subsecretario de Políticas de Empleo y Formación Profesional del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, Matías Barroetaveña, para charlar acerca de las acciones que llevan adelante para generar más y mejores puestos de trabajo.
El ajuste se extiende por Europa. El director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Straus-Kahn, elogió la reforma laboral en España (una medida que provocó un fuerte rechazo de los sindicatos y trabajadores), y en Francia el 54 por ciento de la población se opone a la decisión de Nicolas Sarkozy de subir la edad legal de jubilación de 60 años a 62. Lo mismo ocurre en Italia y en Gran Bretaña, que también lanzó un plan de ajuste, mientras en Argentina y varios países de Latinoamérica, el Estado asume mayor protagonismo con políticas que fomentan la generación de empleo y la inclusión social.
La Argentina desde el año 2003 ha logrado 4,5 millones de puestos de trabajo nuevos, al tiempo que se han incorporado 2,5 millones de jubilados al sistema previsional y se ha bajado el trabajo no registrado (en negro) a 34,6 por ciento, que estaba por encima del 50 por ciento.
En este escenario, Matías Barroetaveña da un panorama acerca de las políticas y los programas que se llevan a cabo para fortalecer el empleo y generar mayor trabajo registrado e inclusión social.
¿Cuáles son las políticas del área en que se desempeña, por ejemplo en empleo joven, capacitación y pasantías?
La política de empleo consiste en dos grandes instrumentos que son las 310 Oficinas de Empleo y una red de instituciones de formación. Con esa institucionalidad le damos respuesta con programas específicos que uno es Jóvenes con Más y Mejor Trabajo, que tiene más de 100.000 integrantes de 18 a 24 años que no estudian, ni trabajan o no tienen el secundario. Y después tenemos el Seguro de Capacitación y Empleo que es para desocupados y gente que proviene del programa Jefes y Jefas de Hogar. Sobre esa población trabajamos en formación profesional, en vincularlos con la escuela cuando no la han terminado y en desarrollar posibilidad de autoempleos, microemprendimientos y prácticas en empresas.
¿Qué otros programas tiene la Subsecretaría y el Ministerio?
Hay muchos destinados a poblaciones específicas. Pero fundamentalmente la política de empleo consiste en la idea de trabajar cara a cara después de lo que fue la emergencia laboral anterior al 2003, el Jefes y Jefas de Hogar y el resto de los planes. Hoy tenemos la posibilidad, gracias a las Oficinas de Empleo, de sentarnos con cada uno de los que tienen un problema. Entonces se construye una historia laboral, se ve qué capacidades tiene y nosotros financiamos instituciones de formación profesional, que pueden ser públicas o de organizaciones sindicales o empresarias. Desde la Oficina de Empleo lo que hacemos es intentar saldar la brecha entre las oportunidades de trabajo que genera el modelo productivo y las capacidades que efectivamente la gente tiene. También tenemos un programa donde sentamos a diversos sectores (principalmente sindicales y empresariales) que nos dicen qué demanda el mercado laboral y qué instituciones de formación ellos tienen. Nosotros los fortalecemos con currícula y diseñando planes acordes a lo que el mercado laboral necesita. El financiamiento en ese sentido ha crecido muchísimo, de 3 millones en el 2003 a más de 200 millones ahora. Después hay cuestiones puntuales como empresas recuperadas, trabajadores rurales, servicio doméstico, algunas políticas de género, oficios no tradicionales y algunos más chicos, pero el centro de la política es eso.
¿Qué busca el Ministerio de Trabajo y la Subsecretaria a su cargo con esta política?
Si en el primer Gobierno el desafío era bajar la desocupación, que había pasado los 20 puntos, hoy la meta es mejorar la calidad del empleo. La idea de inserción de Argentina en el mundo ya no es bajo la División Internacional del Trabajo y el Consenso de Washington, con un modelo de empleo barato, sino que para poder tener exportaciones que sumen valor agregado hay que tener empleo de calidad. Por eso hay que apostar mucho a la formación profesional y eso es lo que estamos haciendo. Mejorar la calidad del empleo y bajar los números de trabajo no registrado, que había superado el 50 por ciento y ahora está en alrededor del 35. Para eso hay también decisiones de la Presidenta (Cristina Fernández) que ha enviado proyectos de ley como el de servicio doméstico y trabajadores rurales con la idea de generar trabajo de calidad y oportunidades. Sobre todo para los jóvenes que tienen niveles de desempleo superiores al universo general.
¿Qué evaluación hace de la reunión de la Confederación Sindical Internacional (CSI) que se realizó en Vancouver, Canadá?
A mí me tocó estar hace 15 días en la Asamblea Anual de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) y la verdad es que uno ve con preocupación que algunos países de Europa estén optando por las recomendaciones del FMI y por el ajuste, que ya sabemos a donde conduce y cuales son sus consecuencias. Además, esto va a repercutir en el mundo porque si uno baja la demanda global reproduce la crisis en el resto de los países. En ese sentido la voz de la Presidenta fue muy clara cuando explicó que la Argentina ha sido un laboratorio de esas políticas y que los resultados estuvieron a la vista y fueron lamentables. Asimismo, tenemos para mostrar los resultados de este otro modelo que apostó a la producción. El año pasado parecía que todos eran keynesianos y los bancos necesitaban de los Estados para que los salven. Ahora parece que nuevamente los bancos están intentando poner el eje en que el problema es el Estado, lo que permite pensar que no se aprendió nada de la crisis. Este es un debate internacional que debemos dar, ya que un mundo globalizado no puede regalar nuevamente esos escenarios.
¿Estas son las diferencias en la política laboral entre una Europa en crisis y una Argentina estable aunque con grandes desafíos por delante?
El esquema nuestro para atender a la crisis, cuando llegó a la Argentina, fue el de salir a incentivar el consumo y sostener el empleo. Nosotros pusimos en marcha el REPRO, que es el Programa de Recuperación Productiva que permitió que 150 mil argentinos no cortaran su relación laboral, a través de subsidios a las empresas. Eso, está demostrando, permitió que rápidamente pudiéramos salir de la crisis y hoy estamos creciendo a más de 6 puntos. A esta gran política hay que sumarle una fuerte política de consumo, la recuperación de los fondos de la AFJP y la Asignación Universal por Hijo (que puso más de 6 mil millones de pesos en la calle). Creemos que esta es la política, es más ¿que ajuste puede hacer España que tiene 20 por ciento de desempleo? Lo que va a provocar esto es mayor crisis. Por eso creemos que hay que dar el debate para que puedan elegir otro camino.
¿Cómo definirías la posición de Argentina en el encuentro del G-20 en Toronto, con respecto al empleo y la política de inclusión social?
Lo que la Presidenta dijo es lo que viene haciendo nuestro país, es decir, el empleo en el centro de las políticas públicas y siempre ante cualquier decisión se prioriza el trabajo. Este es un Gobierno que puede estar orgulloso de no haber tomado ninguna medida en contra de los trabajadores. La consecuencia es que hemos bajado muchísimo el desempleo y que hay oportunidades laborales. Aunque estas no se pueden aprovechar en algunos casos por la profunda desigualdad que todavía existe y por eso estamos trabajando para saldar esa brecha para que todos puedan acceder. Este es un modelo que propone la inclusión de todos y no uno en el que sobran argentinos. La Presidenta ha expresado eso la Cumbre del G-20, pero con la seriedad de ser quien lo viene haciendo en el país. Esta posición, en la que nos acompaña Brasil y otros países de los llamados emergentes, está teniendo un peso cada vez mayor en el mundo donde no todo es ajuste.