La suerte del ARI Autónomo está echada dentro del esquema que los vio aglutinarse. Con la idea de escindirse de la conducción de Elisa Carrió, un sector de ocho legisladores nacionales, que luego se convertirían en nueve, mantendrían su simbólica denominación para comenzar a construir una nueva identidad política.
Desde la decisión de alejarse de la Coalición Cívica —tomada por un grupo de aristas el año pasado, a poco de concluida la campaña electoral—, los leales a Carrió tenían en la mira las conducciones partidarias rebeldes. Finalmente las sospechas se hicieron realidad. El primero en disparar contra Carrió fue el jefe del ARI bonaerense Carlos Raimundi, quien sufrió un revés rápido y certero. La intervención del ARI lo dejó sin margen para convencer a disidentes de Carrió que no se animaban a sortear los límites del partido que supieron construir.
Más suerte tuvieron las conducciones provinciales de Mendoza y Tierra del Fuego: contaron con más tiempo de gracia, pero siguieron inevitablemente el mismo camino que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba o Santa Fe.
“Es increíble, se presentaron siempre como los defensores de la ética pública, se dan el lujo de criticarla. Pero después de usar a Lilita para reelegirse, se acordaron de que tenían diferencias. Nosotros la bancamos a Lilita y no entiendo entonces por qué no se van”, reclamaron desde la conducción nacional.
Los rebeldes o autónomos del ARI se componen así: Eduardo Macaluse, Carlos Raimundi y Lidia Naím, los tres de Buenos Aires. Además están los porteños Delia Bisutti y Emilio García Méndez; la santafesina Verónica Baenas; y los fueguinos Nélida Belous y Leonardo Gorbacz.
A estos se sumarían la periodista cordobesa Norma Morandini; el entrerriano Emilio Martínez Garbino; y el diputado de la CTA, Claudio Lozano, cuyo espacio ya tiene una alianza en la Legislatura porteña donde conviven en el bloque Igualdad Autónoma la arista Liliana Parada y Martín Hourest, del Movimiento por Buenos Aires.
Pero la apuesta de los disidentes no se limita a recolectar lo que puedan del ARI ortodoxo y de los legisladores afines, sino que extienden las fronteras a la gestión. Apuntan al codiciado intendente de Morón, Martín Sabatella; también se acercan al cineasta de Proyecto Sur, Pino Solanas y a Hermes Binner (enfrentado en lo más íntimo con Carrió aunque con su partido en las puertas de la CC). Hasta se entusiasman con el cordobés Luis Juez, aunque éste ya le dio el sí a Gerardo Conte Grand en el Foro de Reforma Política que lanzó en estas semanas.
Para muchos, es un grupo que se diluirá al poco de andar solo. Para otros, se trata de la refundación del progresismo: el Grupo de los Ocho todavía busca identidad propia, aun cuando todavía no haya aprendido a dejar de hablar de Carrió.