El acuerdo alcanzado por el equipo de Massa en Washington le permitió al gobierno recibir el colchón de dólares suficientes para cumplir los compromisos de deuda. A la vez, el organismo postergó los plazos de revisión y pagos para después de las Elecciones Primarias del 13 de agosto.
El oficialismo busca calmar las tensiones cambiarias a partir de la acumulación de dólares. En Unión por la Patria consideran que las chances de tener una buena performance electoral están atadas al escenario económico, dado que, en tanto la inflación ceda y las corridas de dólares paralelos se detengan, la credibilidad de Massa, candidato y ministro, será la mejor plataforma del peronismo.
Sin embargo, los sondeos de la Secretaría de Comercio no son muy alentadores sobre la posibilidad de sostener la caída en los precios de los últimos meses, incluso consideran posible un aumento.
Para discutir los temas de la inflación, el acuerdo con el Fondo Monetario, la acumulación de reservas de dólares y otros temas, hablamos con Hernán Letcher. Letcher es Magíster en Economía Política (FLACSO) y ex Concejal por Unidad Ciudadana en la localidad de San Martín. Actualmente es Director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) y se desempeña como Vicepresidente de YPF Litio.
¿Cuáles son las principales causas de la inflación y qué análisis haces de la política del gobierno para combatirla?
El principal problema de la economía argentina es la dinámica bimonetaria. Los efectos que ello genera sobre el frente cambiario impactan sobre las distintas variables: actividad, inflación, etc.
Esta situación se ve agravada hoy por dos cuestiones. El nivel de endeudamiento público-privado heredado de la gestión 2016-2019 y por el efecto de la sequía que te come 20.000 millones de dólares de reservas.
Existen otras razones como el acuerdo con el Fondo. El acuerdo es claramente inflacionario por la exigencia de tipo de cambio real positivo, las tarifas por encima de precios, razones sectoriales y, fundamentalmente, los dólares que no tenes.
La política del gobierno identifica este problema, y lo considera principal. Así que, en términos generales, comparto la mirada y las políticas aplicadas tendientes a cuidar los dólares.
El gobierno los destina prioritariamente a la producción y la búsqueda de dólares para compensar el efecto. Complementariamente, la política de regulación de precios sigue teniendo trascendencia, ya que si hoy no hubiese regulaciones, los precios dispararían.
¿Qué cosas crees que se hicieron mal en el acuerdo que realizó el ex ministro Guzmán?
Desde CEPA no estuvimos de acuerdo con lo que se firmó. Nuestra crítica principal no era sólo en relación a la exigencia de las metas, sino, sobre todo, a la revisión trimestral del FMI.
Esta revisión implica un condicionamiento sustancial de la política económica. Para reconvertir el crédito tenés que pagarle al Fondo y, a la vez, el Fondo te devuelve la plata si considera que cumpliste las metas. También cabe agregar que el organismo te perdona si no las cumpliste, pero de todos modos, cada tres meses vos estás a tiro de default.
Podríamos incluir otras cosas. Nosotros (CEPA) siempre fuimos partidarios de que se negociara primero con el Fondo y luego con el resto de los acreedores. En esta oportunidad se siguió el camino inverso. Asimismo, con el FMI se acordaron plazos imposibles de cumplir. Parte de esa negociación fallida es el cobro de sobrecargos o la desvinculación del pago al saldo de dólares disponibles de nuestra economía.
Guzmán siempre planteó que había que elegir sobre lo que había en la “góndola”. Me refiero a las posibilidades de oferta de créditos existente del Fondo. Nosotros, en cambio, seguimos sosteniendo que el Fondo tuvo corresponsabilidad en la crisis de 2018-2019 de la Argentina.
Creemos que el FMI vino a nuestro país a poner los dólares para garantizar la salida de aquellos que hicieron negocios financieros. Por eso sosteníamos que esa corresponsabilidad debía estar plasmada en la letra del acuerdo. Es decir, pagar, pero con plazos que permitan el repago, sin sobrecargos, y sin injerencia del FMI en nuestra economía.
Es un verdadero despropósito que cada tres meses tengas una corrida de los paralelos porque el Fondo Monetario no quiere repagarse su propia deuda o se demora en ese repago. En resumen, el problema principal es la injerencia constante del organismo en la política económica de nuestro país.
Dentro de las discusiones del oficialismo, hubo sectores que plantearon atar el pago de la deuda al crecimiento del PBI. ¿Estás de acuerdo? ¿Podes explicar cómo sería esto?
Sí, estoy de acuerdo. La Argentina debería renegociar el acuerdo con plazos que le permitan el repago de la deuda. Además, exigir que el Fondo Monetario no se meta en las decisiones económicas de nuestro país. Cuando no se metió, a la Argentina le fue bien; incluso cumplió sus compromisos con los organismos y el propio FMI.
En tercer lugar, dado que Argentina tiene un problema recurrente con los dólares, es necesario atar lo que haya que pagarle al organismo con las divisas disponibles de la balanza comercial.
Recientemente la vicepresidenta destacó un informe elaborado por el INDEC donde se vincula los activos de algunas familias argentinas en el extranjero y el déficit fiscal ¿Cómo podes explicarle esto al público para que comprenda los efectos negativos de la formación de activos en el extranjero y la sequía de dólares del BCRA?
El dato que Cristina indica es que unos 400 mil millones de dólares están fuera de la Argentina. Es decir, casi un PBI. Es un cálculo más bien conservador, diría, porque probablemente los niveles sean superiores. Entre otras cosas, no considera cuántos dólares generan esos mismos dólares en el extranjero.
Algunos sostienen que la inestabilidad de la economía argentina genera, de manera ineludible, la salida del excedente. Habría que pensarlo al revés. Dado que habitualmente no tenés dólares y su demanda es mayor a la que genera tu economía, la salida de moneda extranjera genera inestabilidad. Esta tensión se plasma en una devaluación que lleva a justificar el fenómeno de la fuga como mecanismo de resguardo.
La demanda de dólares para fugar condiciona todo el tiempo a la economía. La fragilidad que deriva de ese fenómeno termina con una profecía autocumplida: provocando una devaluación.
En la oposición sostienen que para resolver la inflación hay que introducir una devaluación brusca del tipo de cambio ¿Qué crees que tiene que hacer Unión por la Patria para resolver las cuestiones de la macroeconomía?
Me parece muy poco creativo resolver los problemas de la economía argentina devaluando y que el conjunto de los argentinos y argentinas paguemos los platos rotos con una pérdida adicional del poder adquisitivo.
Hay que resolver cómo tener dólares suficientes para atender la demanda. Además de cuidar el nivel de actividad y de empleo actual. ¿Por qué las propuestas opositoras darán por tierra esas cuestiones?.
En ese camino, por ejemplo, hay que cuidar los dólares, y destinarlos a la producción. Escucho muchas propuestas que pretenden liberalizar todo y que van a hacerle mucho daño a la economía y a la población.
¿Cómo parte de ese plan, qué política crees que debe implementarse para revertir la caída del salario?
Corrección. El salario no está cayendo. El salario cayó con Macri entre 2016 y 2019 veinte puntos. Hoy está en valores equivalentes a 2019. No es el mismo escenario.
El objetivo debe ser recuperar lo perdido, justamente esos veinte puntos. Es difícil recuperar poder adquisitivo con niveles de inflación elevados, con lo cual, indefectiblemente tiene que haber una curva descendente. Ya mencioné como creo que hay que hacer en materia inflacionaria. A la par de eso, hay que trabajar sobre la nominalidad del salario, no sólo para resolver su mejora, sino también la distribución del ingreso.
Nosotros propusimos la suma fija y algún mecanismo que acompañe el salario mínimo para ayudar a presionar de abajo hacia arriba los salarios más bajos. Podría sumar la participación en las ganancias. Y las paritarias, claro.
Estás de acuerdo con el diagnóstico de algunos especialistas respecto a que Argentina tiene por delante un año de bonanza económica debido a la exportación de gas no convencional y litio.
Probablemente el año próximo la Argentina no tenga los efectos de la sequía, por lo tanto, es posible imaginar un escenario más holgado en materia de divisas. Dado que se ha construido el gasoducto, también tendrá más margen con la cuestión energética y las divisas que demanda. Pero en el medio hay un proceso electoral donde algunos proponen soluciones que le harían mucho daño al salario y al empleo. No podría aseverar que ese proceso vaya a darse indefectiblemente.