El nuevo viaje de Juan Salvo

A pocos días del estreno de la primera versión audiovisual de El Eternauta, Emilia Racciatti hace un repaso por la emblemática historieta, su recorrido a través de los años y el destino de la familia Oesterheld.

El 4 de septiembre de 1957 se publicó la primera entrega de El Eternauta, la historia de ciencia ficción más potente de Argentina, creada por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López. Ese debut fue en la revista Hora Cero, parte del proyecto de la editorial Frontera que Oesterheld había creado con su hermano Jorge. A casi 70 años de esa primera publicación, la aventura encarada por ese viajero del tiempo que tiene que sobrevivir a una nevada mortal, esta semana llega a la plataforma de ficción audiovisual más masiva: Netflix.

Protagonizada por Ricardo Darín y con la dirección de Bruno Stagnaro, El Eternauta tiene su estreno programado para el 30 de abril. Si bien la obra se siguió leyendo durante las últimas décadas y tuvo repercusión internacional, la expectativa por la adaptación audiovisual viene creciendo desde que se anunció en 2020.

“Era de madrugada, apenas las tres. No había ninguna luz en las casas de la vecindad: la ventana de mi cuarto de trabajo era la única iluminada. Hacía frío, pero a veces me gusta trabajar con la ventana abierta: mirar las estrellas descansa y apacigua el ánimo, como si uno escuchara una melodía muy vieja y muy querida”, dice el guionista en el comienzo de la historieta pensada por Oesterheld.

Con ese punto de partida, empieza la aventura en la casa ubicada en el conurbano norte de la Provincia de Buenos Aires, donde Juan Salvo vive con su esposa Elena y su hija. El peligro se advierte desde ese chalet de dos pisos mientras él juega al truco con sus amigos pero, a medida que la nevada mortal se va confirmando, las consecuencias dan paso a un itinerario por las calles de Vicente López, la General Paz, la cancha de River o Plaza Italia.

De los datos que se pueden recopilar antes del estreno, están las condiciones que puso el nieto de Héctor, Martín Oesterheld, para la adaptación: que se filme en Buenos Aires y sea en español. Pero, ¿qué recorrido tuvo esta historia escrita por el hombre que cambió la forma de leer historietas en la Argentina? La detención y desaparición de Oesterheld durante la dictadura militar, el asesinato de una de sus hijas, el secuestro y desaparición de las otras tres como así también de sus tres yernos, convirtieron a Elsa, su esposa, en la principal defensora y divulgadora de esa obra.

Obra emblemática de la historieta en Argentina

Con la puesta en marcha de su editorial Frontera, el escritor, guionista y también geólogo fundó un espacio por el que pasaron los mejores historietistas del país y se publicaron algunas de sus ficciones como Bull Rocket y Sargento Kirk. Frontera dio vida a la revista Hora Cero que llegó a los quioscos el 4 de septiembre de 1957 y desde 2010 es la fecha en la que se celebra el día de la historieta en la Argentina.

Los inolvidables Ernie Pike —un corresponsal de guerra que relata batallas de la Segunda Guerra Mundial— y, por supuesto, Juan Salvo de El Eternauta, dibujado por el talentoso Francisco Solano López marcaron un hito en la lectura y circulación del género en las comunidades lectoras de nuestro país. Tanto los protagonistas como los lugares de la aventura pasaron a ser reconocibles, cercanos y con señas nacionales.

El Eternauta, sin dudas la más reconocida de las ficciones mencionadas, se convirtió en emblema de la cultura popular argentina. El héroe colectivo marcó la forma de contar a un protagonista, ya que Juan Salvo no es el único que enfrenta la nevada con la que lidiaba su comunidad, lo hace con otros que representan un camino de resistencia ante lo desconocido y la lucha por la supervivencia.

Después de esa primera publicación entre 1957 y 1959 en Hora Cero, esta historieta llegó a las páginas de la revista Gente en 1969. Sí, la editorial Atlántida sumó la publicación de Oesterheld, esta vez con dibujos de Alberto Breccia, por cuatro meses. Las reediciones siguieron y la obra es, desde hace décadas, un fenómeno editorial. En 2007, a través de la Campaña Nacional de Lectura, el Estado nacional incorporó este trabajo de ciencia ficción como uno de los textos sugeridos para su lectura en las escuelas secundarias.

Una familia, un libro y la historia de una búsqueda

Las periodistas Alicia Beltrami y Fernanda Nicolini trabajaron durante 5 años en una investigación que puede leerse con el título “Los Oesterheld” y reconstruye la vida de esa familia atravesada por la maquinaria de persecución y muerte impuestas por la dictadura militar. La casa de Beccar, el trabajo como geólogo de Héctor, la crianza de las cuatro hijas, los proyectos editoriales, las puertas abiertas a reuniones sociales, la pasión por la lectura, la pintura y el dibujo, la militancia política, todo ese universo toma forma y cobra cuerpo en este libro.

Más allá de las numerosas fuentes de archivo, las cartas escritas por Estela, Beatriz, Diana y Marina y la voz de Elsa en primera persona imprimen al texto una dimensión sensible permitiendo encontrar lo más íntimo y amoroso de la familia. Elsa, quien cuidó a dos nietos, Martín, hijo de Estela y Raúl “el Vasco” Mórtola, y Fernando, hijo de Diana y Raúl Araldi, termina el libro recuperando una visita a San Pablo, donde se encontró con un grupo de jóvenes y la certeza de que iba a haber un mundo mejor para sus bisnietos.

Elsa falleció en 2015, integró Abuelas de Plaza de Mayo, buscó a sus hijas, yernos y dos nietos, porque Diana y Marina estaban embarazadas cuando las secuestraron, durante décadas. Recibió reconocimientos por su lucha, el trabajo de su marido, su compromiso y el de sus hijas de manera sostenida en sus últimos años.

Oesterheld, la convicción y la militancia

Desde el 27 abril de 1977, perseguido por la última dictadura cívico militar por su militancia política, el autor de El Eternauta integra la lista de detenidos-desaparecidos de la Argentina. Tenía 57 años, estaba en La Plata y militaba en Montoneros, cuando un grupo de tareas lo secuestró y después de Campo de Mayo, lo habría llevado al centro de torturas El Vesubio.

En 2011, en la causa conocida como “Vesubio” el Tribunal Oral Federal 4 condenó a prisión perpetua por 156 delitos de lesa humanidad a los oficiales que operaban allí. Antes, en 2004, el mismo tribunal condenó al ex coronel Gustavo Cacivio, a los ex generales Jorge Crespi y Federico Minicucci, y al ex penitenciario Néstor Cendón en la causa “Vesubio II”. En los dos juicios, el nombre de Héctor Germán Oesterheld estaba en la lista de víctimas. 

“La historieta es un género literario para contar historias. Y todo género tiene sus reglas: si no se respetan, no se sostiene”, decía el autor de El Eternauta en una reunión con Ricardo Grassi y Jarito Walker, militantes del área de prensa de Montoneros, en un diálogo reconstruido en “Los Osterheld”.

“Tenemos que centrarnos en una trama que atrape al lector, no en las frases célebres. Tenemos que transmitir de un modo natural, y a través de un clima, lo que queremos decir”, completaba en esa charla. Esa convicción por la historieta como género para interpelar y conmover lo llevaron a crear una obra que transformó a generaciones de lectores y lectoras y ahora tendrá su primera adaptación audiovisual.

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