CRISTINA Y LOS NUEVOS TIEMPOS.

La sentencia oprobiosa contra Cristina Fernández, determinada por un tribunal de genética mafiosa, abre un nuevo escenario político.

La derecha y los poderes que encarna festejaron ayer su triunfo sobre la democracia al concretar la proscripción de Cristina con un fallo condenatorio, sabido desde antes que fuera pronunciado por el tribunal espurio de la mafia judicial. La mecánica del lawfare opera con esos fines y, aunque la acción proscriptiva no suceda en lo inmediato –aún debe correr mucha agua bajo el puente–, no escapa a la mirada que un nuevo tiempo a comprender se inaugura con este fallo.

Se puede hacer un racconto de otras proscripciones sufridas por el peronismo a lo largo de su historia, desde los diecisiete años de exilio de Perón hasta las persecuciones sangrientas de la libertadora y las llevadas adelante durante la última dictadura. Pero lo que fluye a partir de la sentencia se enmarca en las nuevas metodologías empleadas por el poder hegemónico para eliminar gobiernos contrarios a sus intereses, como sucedió con los líderes populares Lula y Correa, y a todo aquel que sea considerado un enemigo. Más allá de esta realidad, ya conocida por todos, hay otras cosas que se asoman, entre ellas la orfandad en la cual se pretende sumir al peronismo con el único propósito de desintegrarlo y atomizarlo, una finalidad de la derecha que también comprende y abarca a toda la sociedad en su conjunto. Esto nos pone frente a un tiempo cargado de peligros y desafíos, en el cual se deberán buscar formas y herramientas para instrumentar una salida política liberadora haciendo que la balcanización individual no se lleve puesta a la Argentina. Solo se logrará con un verdadero proyecto nacional y popular que remueva los estamentos en los que se afinca el poder de los grupos económicos y el partido judicial con su mafia.

Antes de beber la copa de cicuta, un discípulo le dice a Sócrates: “Que triste, maestro, morir siendo inocente”, a lo cual el sabio le responde que más triste es morir siendo culpable. Sócrates fue condenado por corromper a la juventud cuando en realidad le enseñaba a pensar y a comprender la realidad de una manera poco conveniente al poder de turno, se vio en tal contingencia debido a la obra calumniosa de los sofistas, aquellos que alquilaban sus plumas para hacer aparecer como verdad lo que no era. Por lo cual podemos decir que las fake news tiene un origen bastante remoto ya que eran una metodología empleada por los inventores de la democracia. A partir de este hecho histórico, podemos trazar un paralelismo con el renunciamiento a cualquier candidatura realizada en su discurso por Cristina, con el cual nos dice: Soy inocente. Esta acción, puede ser comprendida desde la emotividad, pero a la vez desde la racionalidad política, y nadie puede negar –más allá de aciertos y errores– su valía como cuadro político.

Fueron muchos los intereses económicos que se tocaron, entre ellos con la la ley de medios, las AFJP, el fallido aumento a las retenciones a los sojeros, la ruptura con el FMI y la redistribución de los ingresos, que benefició a todo el pueblo argentino. Transformaciones comenzadas durante el gobierno de Néstor Kirchner que le valieron la arremetida emprendida por esos poderes y que ayer terminaron con una sentencia oprobiosa por parte de quienes la determinaron.

Qué sucederá en el futuro es imposible saberlo. Lula en Brasil cumplió la prisión determinada por un tribunal semejante al que juzgó a Cristina y pudo resurgir de las cenizas. Con una diferencia sustancial ya que el resurgimiento lulista se dio en el marco del esplendor bolsonarista y su arrasamiento de derechos laborales y libertades públicas. La sentencia a Cristina se da en el marco de un gobierno presidido por alguien que eligió ella misma y que poco a poco se fue tiñendo de tibieza, alejandose de las premisas fundantes del peronismo y de todo lo que se hizo desde el 2003 al 2015, con un ajuste determinado por el FMI para pagar una deuda ilegítima. Dicho ajuste, que como siempre, recae sobre los más pobres y que es cuestionado con declaraciones y movilizaciones de las organizaciones sociales casi de manera cotidiana. Es también un gobierno que tampoco hizo mucho para modificar la composición de la Corte Suprema de Justicia y desbaratar las operaciones de la mafia judicial. ¿Qué sucederá en el futuro? Tal vez no haya una respuesta cierta y es posible que su naturaleza sea azarosa. Lo válido es preguntarse cómo y con qué peronismo reconstruimos la esperanza.

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