Fotos: Alejandro Santa Cruz
Por Mariano Pacheco*
Pablo Chena tiene perfil bajo, como se dice popularmente. Hace muy poco tiempo, por ejemplo, abrió redes sociales, desde las que difunde fundamentalmente propuestas político-económicas, con formatos muy sencillos y ágiles, del trabajo que realiza como Director en la Secretaria de Economía Social que dirige Emilio Pérsico en el Ministerio de Desarrollo social de la Nación. Es Doctor en Economía, investigador y profesor universitario e integrante de la Usina del Pensamiento Nacional y Popular (UPNP) que dirige Alexandre Roig (hoy director del INAES), con quien comparte militancia y responsabilidades en la dirección nacional del Movimiento Evita. En esta entrevista con Revista Zoom, comparte perspectivas de su trabajo intelectual, político y de gestión, y esboza algunas ideas en torno a lo que considera una salida popular para la pos-pandemia.
Pablo: lo primero que te quería preguntar es sobre tu función en el Ministerio de Desarrollo social de la Nación, a través de tu participación en la Secretaria de Economía Social. Más allá de las dificultades que se pudieron haber presentado en todos estos meses de pandemia, ¿Cuáles serian las líneas de trabajo, las propuestas generales para esta nueva gestión del gobierno del Frente de Todos?
Nosotros llegamos a la Secretaria de la mano del compañero Emilio Pérsico, con una mirada determinada en torno a la economía popular. Vinimos a poner en tensión una lógica de la política social, histórica en los estamentos del Estado y representada particularmente en el Ministerio de Desarrollo Social, que tiene que ver con que la ayuda es una transferencia de ingreso a los grupos vulnerables y tiene un eje potente en la asistencia. Nosotros creemos que con el concepto de Economía Popular estamos desafiando, en el buen sentido, ese criterio antiguo de política social, mostrando que en los sectores populares hay un economía subterránea que puede ser fuente de ingresos sostenibles para vastos sectores de la población que hoy no logran generar esos ingresos porque están desarrollados en su mínima expresión, en términos económicos. Es decir, que no encuentran los instrumentos económicos necesarios para poder desarrollarse. Nosotros creemos que la economía popular es hoy una economía subterránea e invisible para el Estado pero es una salida viable para alrededor de 6.000.000 de personas que ya están trabajando en el sector y, por distintos motivos, se desempeñan en pequeños emprendimientos de distintas ramas, que son las características de la Economía Popular (esas que nosotros registramos a través del RENATEP). El RENATEP es el Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular, un primer instrumento que promovimos para mostrar toda esa realidad; un primer escalón en esto de visibilizarla. Nuestro objetivo es registrar a la Economía Popular para formalizarla, porque hoy po hoy está muy asociada a la economía informal. No por una fatalidad natural sino porque no hay instrumentos de formalización y, efectivamente, es una economía informalizada. Nosotros creemos que está informalizada porque no están creados desde el Estado los instrumentos adecuados para formalizarla. De allí que proponemos como política social una política económica, centrada en desarrollar la economía en la que hoy se desenvuelven los sectores mas vulnerabilizados de la sociedad. Para eso tenemos que trabajar sobre la registración. Nuestro desafío desde la Secretaria de Economía Social, en términos estratégicos, es visibilizar al sector a través de una registración masiva, mostrar que efectivamente hay 6.000.000 de compañeros y compañeras que están trabajando en esta economía subterránea, y formalizarla, para sacarla a la luz y, fundamentalmente, para desarrollarla. Nuestro proyecto es desarrollar la Economía Popular porque creemos que así vamos a dar no solo ingresos dignos, sino también un ordenamiento en el mundo del trabajo. Creemos que el único orden verdadero de una comunidad se crea en torno al trabajo, no puede haber un orden unicamente a través del consumo o, como en el caso de la economía argentina, a través de la especulación financiera. Ninguna de las dos variables son una opción viable para Argentina; mucho menos para los sectores populares.
¿Se podría pensar que una primera fase de este proceso fue durante el gobierno de Mauricio Macri y otra con la del Frente de Todos? Digo: pensar a todas las luchas del Triunvirato de San Cayetano que derivaron en la conformación de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular, la UTEP como sindicato del precariado, con su agenda de medidas propuestas como el impulso de la Ley de Emergencia Social que incluía el Salario Social Complementario o la Ley de Emergencia Alimentaria como primera fase, y ahora, esta segunda fase con las organizaciones populares también participando en el Estado?
Sí, vos sintetizás bien la historia de nuestra agenda, que se reflejó de manera muy potente con la Ley de Emergencia Social de 2016. Esa Ley que tiene los ejes estratégicos para el reconocimiento de la Economía Popular en el salario social y en la registración. Ahora, lo que nos queda como desafío para la pos-pandemia es avanzar en la formalización, que es un eje muy importante de nuestra política. Luego de formalizar, el otro paso es el acceso al crédito. La manera que hay de desarrollar una economía, cualquiera sea, es formalizarla y darle acceso a instrumentos financieros, porque eso es lo que permite crecer, no sólo para el consumo sino también para el financiamiento productivo del sector. Nuestra agenda está puesta entones en formalizar el sector, darle financiamiento productivo y acompañar desde el Estado ese proceso, porque es el Estado el que permite en muchos casos que los proyectos sean viables, sea facilitando créditos, juntando iniciativas en cadenas de comercialización adecuadas o en promover políticas que permitan una infraestructura adecuada al desarrollo del sector. Por eso nuestra agenda insiste en la formalización: una formalización fiscal pero también jurídica, que ayude a salir de la informalidad con instrumentos que protejan los emprendimientos y los ayude a contar con instrumentos fiscales adecuados que le permitan facturar por ejemplo, para tener una relación menos asimétrica con la economía tradicional. Ese es un primer paso, para luego poder ordenarse en cadenas de producción, logística y distribución acorde a sus condiciones. No podemos pretender insertarlos solamente en cadenas de comercialización existentes para la economía tradicional, porque eso requiere escalas y formas productivas que hoy la Economía Popular no tiene y, por lo tanto, tenemos que crear los canales de comercialización y logística adecuados para una producción que tiene otras características, tanto en sus formas productivas como laborales. Esta apuesta implica entones desarrollar una economía nueva. Y decimos desarrollar y no crear, porque de hecho ya existe. Creemos que lo que falta en Argentina es empleo, no trabajo; el empleo falta y es evidente, y por eso tenemos los niveles que tenemos de desocupación y sub-empleo, pero también somos conscientes que el trabajo que hoy existe en Argentina es mucho mayor que los niveles de empleo, porque en la Economía Popular no hay empleo pero si hay trabajo, y ese trabajo se ordena productivamente. Lo que hay que hacer desde el Estado es volverlo viable, y esto implica seguir estos caminos que venimos mencionando: desarrollar por un lado la Economía Popular, y por otra parte, formalizarla, darle acceso al crédito y generar instrumentos de políticas públicas que permitan articular productivamente al sector con canales logísticos y de comercialización. Esa es nuestra propuesta, para pensar en algo mas grande, que nos excede como sector, y que es pensar en un proyecto de país, algo que la Argentina hace 50 años no tiene. Nosotros creemos que la Economía Popular, a través de sus ocho ramas que hoy se reflejan en el RENATEP, tiene mucho para aportar a un nuevo proyecto de desarrollo nacional.
¿Pensás que en ese proyecto nacional podría haber algo así como un polo económico cooperativo, que implique a una Economía Popular en un futuro cualificada? Porque una critica fuerte que se le hacen a estos planteos es que este tipo de fenómenos, como el de la Economía Popular, pueden derivar en una suerte de pobrerismo, que condena a la gente a tener que vivir siempre en la supervivencia. ¿Es posible que con políticas públicas se produzca un desarrollo en otra escala?¿O la Economía Popular dejar paso en algún momento a otro tipo de forma económica más tradicional?
El devenir de la Economía Popular es difícil de saber. Creo que la Economía Popular tiene que ser un eje de sostenibilidad para la población Argentina en general. ¿Qué característica tiene esta economía respecto de la economía tradicional? Que de entrada no tiene barreras. Toda persona puede ser un trabajador de la Economía Popular si así lo dispone. Si yo quiero ser empleado por la economía formal tengo que presentar mi currículum, presentarme al mercado de trabajo y tengo que esperar que algún empleador me tome. En la Economía Popular, en cambio, basta con simplemente llegar como trabajador y, como decimos nosotros, “inventarse su propio trabajo” en función de las necesidades del propio barrio, porque es una economía que no tiene barreras de entrada, todo el mundo puede ser parte de la Economía Popular. El desafío es que la Economía Popular pueda ser sostenible productivamente; que toda persona que está en la Economía Popular pueda ordenar su vida desde el trabajo, y llegar a los bienes necesarios básicos para sostenerse como cualquier otro trabajador. Es decir, llegar a los bienes materiales y culturales que hacen falta para tener una vida digna. Eso implica avances materiales, en la productividad, pero para aumentar la productividad tenemos que valorizar el trabajo que se hae en el marco de la Economía Popular,sino es muy difícil, no se puede aumentar la productividad de algo que está desvalorizado. Entones: la productividad aumenta después de valorizar y como se valoriza, la gente las hace porque tiene valor social y económico y ahí sí, con un buen sistema de créditos, se pueden conjugar para hacer crecer esa rama de trabajo. Por ejemplo: si el reciclado es valorado por la importancia que tiene en términos ambientales, si eso es valorado como tiene que ser a nivel social y por otro lado tenemos un sistema de créditos adecuados y hay un Estado que acompaña con la infraestructura que hace falta para consolidar la rama del reciclado, vas a tener como resultado una rama de la Economía Popular que puede llegar a escalar en términos de producción, como ya de hecho en muchos casos, siendo una fuente de ingresos sostenibles para un montón de trabajadores que están en esa rama. Lo mismo podría decirse de la agricultura familiar. Una agricultura familiar donde nosotros podamos disponer, en manos de compañeros y compañeras que trabajan la tierra, otras herramientas, tecnologías que ayuden a modernizar esas formas de trabajo y que sea mas productivo en términos de cosecha, que rinda más, aunque eso no quiere decir que tengamos que pasar a la lógica capitalista de producción, sino que tenemos que lograr que rinda más con las características que tiene la agricultura familiar, respetar sus tradiciones, pomover la agro-ecología, y con esos principios se puede pensar una “modernización”, entre comillas, es decir, un aumento de la productividad, y que muchos compañeros y compañeras que hoy están en la Economía Popular urbana vuelvan al campo, o hagan su primera experiencia. Pero tiene que ser una vuelta al campo atractiva y para eso tenemos que mostrar justamente un campo atractivo y moderno, donde una producción a pequeña escala otorgue sin embargo garantías para que una familia se puedan dedicar a eso y llevar una vida digna. Todo eso implica créditos, valorización de todo lo que se produce y formalización de las cadenas productivas. Te daba el ejemplo del reciclado y la agricultura familiar pero podemos ir a la construcción a pequeña escala o a los servicios socio-comunitarios, o a cualquiera de las ocho ramas que tiene el RENATEP, con casi 3.000.000 de trabajadores inscriptos en menos de un año. Es un camino que la Economía Popular debe transitar para ponerse al servicio de un proyecto nacional.
¿A qué te referís con proyecto nacional?
La principal característica que tiene un proyecto nacional es que transforma la vida masivamente de la gente en términos laborales, es decir, que se puede proponer dentro de un territorio nacional un esquema de trabajo para millones de personas que antes no existía, y ahora, se pone a disposición de ellos a través de un proyecto nacional. Eso es lo hizo el peronismo con la industria, básicamente: potenció ramas industriales en un proyecto de desarrollo nacional e industrial. Nosotros proponemos un proyecto de desarrollo nacional que tiene que contemplar a sectores tradicionales que se desarrollaron en el modelo agro-exportador, como es la agro-exportación argentina, y que tiene que contemplar a la industria y sus ramas, pero dar un paso más. Eso se agotó hace 50 años. Si nos quedamos con las ramas tradicionales de la economía formal de Argentina vamos a seguir estancados. Salir de ese estancamiento implica ser creativos. Nosotros creemos que en la Economía Popular está a punto para ayudar a salir de ese estancamiento, que si se combina con una mayor desigualdad social, no tiene otra que desembocar en mayor pobreza. Ahí volvemos de nuevo a las condiciones sociales: la Economía Popular quiere discutir las condiciones sociales de las mayorías populares pero desde la economía política, no desde la política social.
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En ese sentido el rol de Estado resulta fundamental, ¿no? Pero me pregunto si ese movimiento no implica a su vez intervenir el propio Estado liberal, porque una política de este tipo necesita de un Estado activo, fomentando y acompañando estas iniciativas populares, y no siempre el Estado tal como se estructura hoy en día permite ese proceso.
Exactamente. Necesitamos un Estado que este atento a un nuevo desarrollo nacional. El Estado puede invisibilizarte y no escucharte, como suele decir Emilio Pérsico: “un Estado que te escucha pero que no te ve”. Ese es un Estado que te escucha, te atiende, te da una mano en la política social, pero no te ve en tu perfil productivo. Necesitamos un Estado lo suficientemente permeable a la Economía Popular para que pueda ver lo que ahí sucede, e impulsar productivamente y económicamente al sector que hoy es el que tiene la mayor potencialidad de crecimiento. Nosotros tenemos que crear, partamos del diagnostico de que en Argentina hay problemas de empleo digno para 7 u 8 millones de trabajadores. Entonces: ¿cómo hacemos para crecer? Las ramas industriales están agotadas, tecnologizadas y monopolizadas, son grandes monopolios tecnológicos donde cuesta mucho crear un puesto de trabajo, en todas esas ramas tradicionales de la Argentina, como por ejemplo la industria automotriz. Si vamos a las ramas de servicios de alto valor agregado o alta calificación, como puede ser la industria del software (que podría ser lo nuevo) estamos hablando de 200 o 300 mil puesto de trabajo, con suerte. ¡Pero necesitamos 6 millones! La única manera de cumplir con este desafío es romper con la lógica de “trabajo = empleo”, y entrar en la lógica de “trabajo = dignificación de la persona”. El trabajo ya está en la economía popular, lo que falta ahora es dignificarlo. Y dignificarlo es una proclama política. Es un camino que han seguido de manera constante y con mucha fuerza política las organizaciones populares, pero ahora tenemos que darle base material. Darle base material significa mostrar que no sólo se reivindica desde lo político sino que también desde las bases materiales permiten ir acompañando las reivindicaciones, y hacerlo sostenible. Eso implica desplegar una agenda económica para el sector.
¿Qué dificultades políticas se encuentran a la hora de desarrollar esto que estabas contando en el esquema de un Estado tal como esta perfilado hasta ahora, con un fuerte tinte liberal?¿Cuales son las incomprensiones que se tiene para con este fenómeno emergente?
Creo que la principal incomprensión tiene que ver con los imaginarios de desarrollo. La Economía Popular no entra en ningún imaginario de desarrollo tradicional de la Argentina. Hablamos de los dos famosos modelos antagónicos de país, y de esta suerte de empate hegemónico que hay entre los dos. Uno se base en el modelo liberal tradicional que viene de la generación del 80, el agro exportador y te pone como ejemplo Australia. El otro viene de la mano del peronismo, fundamentalmente, del impulso del desarrollo industrial que tuvo el peronismo en la década del 50 y tiene su imaginario en el desarrollo industrial. Entonces el desarrollo del campo, agrícola-exportador y el desarrollo industrial. La Economía Popular no está en el imaginario de ninguno de los dos, no entra, no forma parte de ninguno porque ambos modelos le plantean simplemente la espera. El modelo agro-exportador sugiere una espera a través de transferencias mínimas, para que la gente subsista sabiendo que prácticamente no va a tener espacios en el mundo laboral de un modelo totalmente abierto a la globalización, que puede incluir en el mundo laboral de Argentina a no más de 10 millones de trabajadores. Por otro lado, el modelo de industrialización tradicional, reformulado en el siglo XXI, le propone a la Economía Popular la espera también: “cuando crezca la industria te vamos a llamar y te vamos a traer para trabajar como obrero industrial como se hizo en los 50”. ¡Pero el tema es que eso también se agoto! Entonces ninguno de los modelos da una solución concreta a la Economía Popular, y ante esto el devenir concreto y empírico fue que el Estado fue planteando soluciones parciales con la política social. Volvió a una política social que creció de manera desproporcionada y poco coherente, cuando lo miramos como a un todo, con muchos problemas intrínseco en la política social, porque se le pidió más de lo que la política social puede dar. Entonces estamos con una política social sobre-dimensionada en lo que hace a transferencias de ingreso con problemas internos de cohesión y consistencia, y con dos proyectos de desarrollo en donde la Economía Popular no encuentra su lugar. Por eso nosotros buscamos un Estado que empiece a ver a la Economía Popular como parte de un proyecto de desarrollo, en donde la solución no sea la espera, sino que sea el desarrollo inmediato, porque ya no hay mas tiempo para la espera.
* Redactor de Revista Zoom. Director del Instituto Generosa Frattasi