En ocasión del Día del Niño, el portal de periodismo ciudadano Carta de un chico que cobra AUH a uno de clase media publicó este original texto que reproducimos.
Me dirijo a vos en este día del niño. Seguramente para vos es un día del niño más, con nuevos regalos; en mi caso es muy distinto, como en pocos casos me enteré que me iban a regalar un juguete. Anoche mientras me dormía, calentito ahora, escuché a mis papás que hablaban del regalo, sacaban cuentas para ver a cuál llegaban… a mí me costó dormirme.
Hasta ahora, para mí, al igual que todos los chicos del barrio, el día del niño lo esperamos porque los hombres de la unión vecinal organizan el festival, donde nos juntamos todos, tomamos chocolate, comemos facturas, golosinas y jugamos y, si tenés suerte, te puede tocar algún juguete en los sorteos que realizan. Pero en casi todos los casos te volvés a la casa con las manos vacías, aunque contento de haber podido vivir un día distinto junto a los chicos del barrio y las mamás que siempre acompañan. Pero ahora estoy muy ansioso, mis padres pueden comprarme un juguete, ¡¡¡no sabés qué alegría!!!
Los otros días me sentí un poco mal porque escuché a tu papá. Fue en el almacén. Criticaba la asignación universal. El decía que eso crea vagancia. Decile que no, a nosotros nos está yendo muy bien, y ahora mi papá puede trabajar más tranquilo porque la plata nos alcanza un poco más. El es empleado de albañil. Ahora hay mucho más trabajo, y entre la asignación y el trabajo nos estamos comprando cosas que nunca tuvimos. Ahora todos tenemos frazadas, no sabés antes… ¡Qué frío! Nos teníamos que juntar todos para estar más calentitos.
Perdoname si soy un poco egoísta y pienso nada más que en mi situación y a ustedes les va peor que antes, porque también lo escuché decir que “nos sacan la plata a nosotros, los que trabajamos, para dárselas a estos vagos”. Te cuento que en mi barrio casi todos cobramos asignación, y es cierto que algunos padres se emborrachan, no trabajan y se gastan la plata en el casino, pero es la minoría, te lo aseguro. Esos tampoco trabajaban antes y, es cierto, hasta les pegan a las mujeres, pero la mayoría de los papás trabajan y algunas mamás también. Muchas salen a trabajar de empleadas domésticas y algunas en fábricas. Ahora hemos mejorado. Mi mamá me contó que mi papá no tuvo posibilidad de estudiar. Apenas terminó la primaria tuvo que salir a trabajar porque tenía que ayudar en la familia, por eso estamos así. Ahora está más contenta porque si esto sigue así yo voy a poder seguir estudiando y ser alguien en la vida.
Te invito a que visites el barrio, hay gente trabajadora y muy buena. Los otros días mi papá, junto a unos vecinos, nos armaron una canchita para jugar a la pelota. Podés venir, acá nadie te va a hacer nada, seguro.
El otros días me dio mucha alegría cuando llegaste con el auto nuevo a la escuela. ¡Qué autazo!! Apenas salí de la escuela, fui a contarle a mi mamá y se puso muy contenta. Yo le contaba que era un auto nuevo, colorado, ¡bárbaro!! “Ojalá que algún día me invite a dar una vueltita”, le dije.
Debe ser muy feliz tu familia, por lo del auto, digo. Aunque siempre me llamó la atención que nunca vi a tu mamá y a tu papá juntos ir a buscarte a la escuela y siempre van serios. Así es la gente importante, dice mi mamá. “Tienen mucho trabajo, horarios distintos, responsabilidades, y por eso no pueden ir juntos”. Claro, como mi mamá no trabaja siempre va ella conmigo y cuando mi papá llega a horario van juntos. Es algo lindo, sabés.
En serio, decile a tu papá que está equivocado. La mayoría del barrio trabaja, hay algunos vagos nomás, pero no sabés lo mucho que hemos mejorado ahora. ¡¡Qué mal la pasábamos antes!! En muchos casos, no podía hacer la tarea porque no teníamos luz en la casa y cuando se hacía tarde nos teníamos que ir a dormir, porque no teníamos con qué calentarnos. Al otro día, el maestro me retaba… qué le iba a decir yo, ¿qué no tenía luz? No, ni loco , se iban a reír todos. Una vez lo escuché al maestro decir: “estos vagos irresponsables”… me dio mucha rabia, pero no dije nada, se lo conté a mi mamá y me dijo que a la autoridad hay que respetarla.
Ahora la cosa es distinta. Mis papás fueron a votar a la presidenta y se alegraron mucho por el resultado. Yo no entendía mucho, pero me gustó algo. Me dijeron que si sigo estudiando mucho, en la secundaria me van a dar una netbook… ¡¡¡Qué alegría!!! Ahora me dan más ganas de ir.
Bueno, me despido de vos con un abrazo y quiero decirte de nuevo que vengas al barrio, no te va a pasar nada y te vas a divertir mucho. No sé por qué no venís, ni me contestás las cartas que te he mandado antes, no entiendo.