Por Diego Citterio en colaboración con Colectivo Gallo Negro
Febrero es el mes del carnaval una fiesta popular que atraviesa siglos y siglos de historia, hay quienes asocian la fiesta a orígenes pre cristianos en tiempos del Imperio Romano, vinculado a las fiestas paganas realizadas en honor al dios Baco. Pero en nuestro país la fiesta está vinculada a la liturgia cristiana, sobre todo al inicio de la cuaresma el miércoles de ceniza posterior a la celebración del carnaval, la etimología de la palabra nos señala el “abandono de la carne” que es la prescripción religiosa del tiempo de la cuaresma, la penitencia y el ayuno.
Es una fiesta popular que se celebra en todo el mundo occidental, en algunos países de distintas formas y en el nuestro en particular según las regiones tiene su particularidad. En Jujuy si afinamos el ojo y reducimos la escala podemos ver que los modos de celebración y ritualización son muy distintos tan solo a menos de 200 kilómetros de distancia.
Puna y Quebrada de Humahuaca
El carnaval en la Puna y la Quebrada de Humahuaca comienza el día Jueves anterior al miércoles de cenizas, con la fiesta de las mujeres tradicionalmente conocida como Jueves de Comadres. Una celebración que reúne a las mujeres de distintas edades donde se reúnen a compartir la mesa, cantar coplas y bailar, reforzando un vínculo – el compadrazgo –que es un vínculo elegido. En la tradición carnavalesca el jueves de comadres significa la ruptura del orden patriarcal. Las coplas se cantan en círculo, con el ritmo marcado por el sonar de las cajas. La bebida principal que beben las comadres en la Puna y la Quebrada es la Chicha de maíz, una bebida fermentada durante varios días.
Luego de esta celebración, el Carnaval grande comenzará el día sábado, con lo que se conoce popularmente con el “desentierro del Diablo o del Carnaval”. En las localidades de la Quebrada y la Puna las encargadas de organizar los desentierro son las comparsas, colectivos de personas que se adjudican un nombre de fantasía como la Unión Obrera, Pocos, pero Locos, Los corazones Alegres etc.
Estas comparsas convocan a quienes quieran participar del desentierro en el “mojón” donde está enterrado el Pujllay o Diablo. Ese mojón es un montículo de piedras donde el año anterior fue enterrado un muñeco con forma de Diablito. Y que volverá a ser desenterrado para dar inicio al carnaval. Es por eso que muchas veces el dicho popular es que el diablo anda suelto y las personas transgreden las normas bebiendo, disfrazándose y subvirtiendo el orden, como dice una vieja canción de Serrat “el noble y el villano, el prohombre y el gusano, bailan y se dan la mano, sin importarles la facha”.
El desentierro del diablo genera la mezcla entre hombres y mujeres todos están allí para celebrar. El diablo andará suelto unos días hasta que la comparsa convoque al entierro.
Mientras tanto durante esos días, la comparsa hará su festejo en su lugar acondicionado e invitará a las personas que concurran a participar en su local junto a los conjuntos musicales contratados para la celebración. Otros días concurrirán a otras locales o “fortines” a confraternizar con otros integrantes de otras comparsas.
En el momento del entierro también habrá lugar para el agradecimiento a la Pachamama, por las cosechas realizadas y pidiendo por las que vendrán. Ritual que se repetirá en agosto cuando se cumpla el ciclo anual.
El carnaval se despedirá el martes de Chaya, día en el que se agradecerá por los bienes logrados, los cambios obtenidos en bienes materiales, es muy común ver el miércoles autos con serpentinas, papel picado y talco, ya que es la forma en que su dueño “chaya” el bien conseguido.
Las Yungas
A 200 kilómetros de distancia en la misma provincia de Jujuy en los departamentos de Ledesma, Valle Grande y Santa Barbara encontramos otra celebración para el tiempo del carnaval vinculada a las comunidades guaraníes, la Fiesta Grande o el Arete Guazú.
Es una fiesta donde se rinde homenaje a los ancestros agradeciendo las cosechas y las futuras siembras. En cada casa o rancho un conjunto de músicos o “atikeros” animan la fiesta al ritmo de la danza del Pim-Pim.
Al pie de un árbol se coloca una cruz cubierta de taperigua (acacia amarilla) y varias tinajas con chicha, hojas de coca, botellas de alcohol y de vino para ofrendar a los kaa iya (Amos del monte).
Al momento de la invocación, todos los presentes tienen uno o dos cigarrillos en la mano que serán ofrendados a los kaa iya. Luego de los discursos, los presentes se van turnando y amontonando para agradecer, pedir y dar. Al terminar, todos se ubican en una hilera e ingresan bailando donde conforman un gran círculo o una ronda colectiva alrededor de la cual varias parejas danzan. De a poco, la escena ritual se va cubriendo de mascaritas de distintos tamaños y contexturas físicas, humanos y no-humano
Las representaciones simbólicas a diferencia del carnaval de la Quebrada y la Puna están marcadas con las imágenes de animales, como la pelea entre el toro y el tigre. El toro representa al conquistador español (lo foráneo) y el tigre o yaguareté simbolizan lo americano, el triunfo siempre es del Yaguareté que seguirá peleando por sus tierras.
Al finalizar los días festivos del arete, no debe quedar ninguna máscara en la casa porque podría traerle alguna enfermedad a la familia. Por eso, se tiran al río todas las máscaras, para que la corriente de agua se lleve todo. Lo mismo las personas, deben sumergirse en el agua para limpiar su cuerpo de todas las impurezas. Se prepara comida, para que el agüero se lleve, y así despedirse hasta el año siguiente.
Es una fiesta distinta vinculada al monte y la naturaleza, celebrada por las comunidades guaraníes que se encuentran en la región de las yungas jujeñas.
El carnaval tiene distintas formas y sentidos, en Jujuy a pocos kilómetros podemos ver las diferencias y similitudes.