Cara a cara

El 23 de septiembre las elecciones generales de la Central de Trabajadores Argentinos dejarán a la vista la relación de fuerzas entre los dos proyectos políticos que hasta ahora convivieron en unidad en el seno de la CTA. A casi 20 años de su creación, las diferencias políticas e ideológicas entre ambas líneas se traducen sin filtros en el apoyo o la oposición al gobierno nacional.

El próximo 23 de septiembre habrá elecciones generales para elegir a la conducción nacional de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), y a las respectivas conducciones provinciales y municipales. Se trata de un acto eleccionario que se lleva a cabo cada cuatro años y que, hasta el momento, en la corta pero intensa historia de la Central obrera, se ha ido desarrollando con la más absoluta normalidad, en cada una de las oportunidades que se llevó a cabo.

¿Qué tiene, entonces, de especial esta elección como para justificar una nota dedicada a ella? Tiene de especial que, por primera vez, habrá dos listas con claras chances de disputar la conducción de la CTA, dado que los distintos sectores que la dirigieron históricamente no pudieron acordar una lista de unidad.

Esta elección, al tratarse de una votación general y directa (por los estatutos que posee la Central), tiene muchos puntos de contacto en común con las elecciones que se llevan a cabo cada dos años, para cubrir cargos electivos de la representación política estatal.

En ese marco, la elección en la Provincia de Buenos Aires será, sin dudas, determinante. La lista que realice una buena votación (y gane) en el conurbano y en el resto de la provincia, seguramente tendrá más chances de ganar la elección nacional. Pero más allá de las especulaciones electorales, la votación en la provincia es muy importante, además, porque la CTA nació en la Provincia de Buenos Aires. Más precisamente en la zona sur del conurbano bonaerense.

La Central de Trabajadores Argentinos va a cumplir, el año que viene, veinte años de existencia. Parece mentira que haya pasado tanto tiempo desde aquel diciembre de 1991 cuando se realizó el «Encuentro de Burzaco«.

El «Encuentro de Burzaco«, fue una reunión de dirigentes y organizaciones sindicales que se juntaron en el camping que la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) tiene en esta localidad del sur bonaerense, para socializar de alguna manera las experiencias de descontento que venían experimentando con las posturas que habían tomado en aquel entonces las conducciones de los Sindicatos más importantes de la Confederación General del Trabajo (CGT) frente a las políticas del menemismo.

El 17 de diciembre del 91, el Encuentro de Burzaco finalizó con un documento, en el cuál estos dirigentes y organizaciones de la clase trabajadora se planteaban seriamente la posibilidad de no seguir ligados a la todavía única central obrera de nuestro país, porque consideraban que se estaban agotando todos los canales de diálogo hacia el interior de la CGT, que como tantos otros factores de poder durante aquellos años, llevaba a la práctica una suerte de “alineamiento automático” para con las políticas neoliberales.

Visto a la distancia parece increíble, pero así fue. Desde la Dictadura Militar que no se experimentaba en las filas del Movimiento Obrero Organizado una genuflexión (con olor a traición) similar a la que cometieron dirigentes de la talla de Oscar Lescano, Armando Cavallieri, Andrés Rodríguez, Juan José Zanola, Carlos West Ocampo, Rodolfo Daer, y tantos otros más. Paradójicamente, cuando los organizadores del Encuentro de Burzaco convocaron al mismo, los dirigentes complacientes con el menemismo llegaron al colmo de insinuar que lo que pretendían aquellos era “dividir a los trabajadores”. La mafia por lo menos se maneja con códigos. Estos ni siquiera eso tenían.

El documento de Burzaco contenía las bases de los pilares político-sindicales que luego fueron desarrollados por la CTA. Hablaba de “un nuevo modelo sindical”, y enumeraba los principios por los cuales se empezaría a regir la nueva corriente sindical que funcionaría a partir de ese momento:

Autonomía Sindical con respecto al Estado, los patrones y los partidos políticos.
Democracia Sindical , rechazando las estériles divisiones y el sectarismo.
Apertura a otras organizaciones sociales que expresan las múltiples demandas de los sectores populares y que reflejan la realidad de los cinco millones de argentinos con problemas de empleo.
-Revalorización de la
ética gremial atacando la corrupción y los pseudos-pragmatismos con el que dirigencias caducas terminan legitimando el ajuste.

(Nota del Autor: las negritas son originales del documento. Burzaco, 17 de diciembre de 1991).

Entre los nombres de los que estuvieron presentes en aquel encuentro fundacional, podríamos citar a Víctor De Gennaro, Mary Sánchez, Ricardo Peidro, Pedro Wasiesjko, Roberto Feletti, Ariel Basteiro, Jorge Giles, Marta Maffei, Alberto Piccinini, Osvaldo Sorrentino, Raúl Dellatorre y Cayo Ayala, entre muchos otros.

Al año siguiente del Encuentro de Burzaco, se llevó a cabo en Rosario el «Congreso de los Trabajadores Argentinos», donde se adoptó la sigla CTA. En un principio la CTA estuvo conformada principalmente por organizaciones sindicales que nucleaban a trabajadores del sector público (docentes y ATE), pero enseguida fueron afiliándose diferentes sindicatos del sector privado también.

En el 7° Congreso nacional de delegados, se modificó el estatuto de la organización y se cambió el nombre por Central de Trabajadores de la Argentina.

El resto es historia más o menos conocida: la persistente lucha contra el modelo neoliberal, la resistencia al desguace del Estado, la Marcha Federal, los piquetes, la Carpa Blanca, el eterno reclamo por la Personería Gremial, las experiencias del Frente Grande y el Frepaso, la Alianza, la caída de De La Rúa, y la llegada del kirchnerismo.

En el medio de todo eso, encuentros y desencuentros que siempre se balancearon en pos de mantener la unidad de la Central, que no era otra cosa que sostener la unidad de los trabajadores.

Sin embargo, algo se rompió, hasta llegar a una situación de donde parece difícil retornar. Y eso también es historia más o menos conocida, porque es historia reciente. A continuación, dos de los candidatos de la lista 10 de la Provincia, que a nivel nacional lleva a Hugo Yasky como candidato a Secretario General, nos cuentan cómo es este presente que atraviesa la CTA, qué expectativas tienen para esta elección, y cuáles son las cosas que realmente se ponen en discusión en medio de este proceso electoral. Revista ZOOM intentó hasta el cierre mismo de la edición obtener las respuestas de los referentes de la Lista 1, que encabeza Pablo Micheli a nivel nacional y Cachorro Godoy en la provincia. La entrevista acordada se convirtió luego en un cuestionario a ser respondido vía mail. Pero las respuestas jamás llegaron y los llamados telefónicos para reclamarlas tampoco fueron contestados.

Roberto Baradel, candidato a Secretario General CTA Provincia de Buenos Aires (Lista 10, “CTA de los trabajadores”).

—¿Cuáles creés que fueron los factores que más incidieron para que no se haya podido acordar una lista de unidad?

—Porque hay una visión muy esquemática y creo que no hay una vocación de mayoría sino una vocación testimonial de un sector de la CTA que pretende convertirla, de alguna manera, en la pata sindical de un proyecto político que nosotros definimos como absolutamente minoritario, con una visión que no engloba a la clase trabajadora, ni busca la unidad de la clase trabajadora, sino que pone a la clase trabajadora al servicio de determinados proyectos políticos. Pero políticos partidarios y, como decía antes, un proyecto minoritario.

Por eso creemos que es fundamental que la CTA siga avanzando y desarrollándose como una verdadera central de trabajadores donde están representados los sectores de la actividad privada, los sectores estatales y los movimientos sociales, pero respetando y conteniendo la diversidad en el marco del proyecto político que está viviendo Latinoamérica y la República Argentina.

—¿Qué importancia tiene para vos la elección en la provincia de Buenos Aires respecto de la elección nacional? ¿Te parece que la lista que haga una buena elección en la provincia tiene muchas más chances de ganar la elección nacional?

—Sí, creo que sí. Es lo que estamos evaluando y estamos muy bien en la Provincia de Buenos Aires. La lista diez (10) en la Provincia representa y contiene a todos los sectores sindicales y movimientos sociales, y al sector privado de toda la Central de Trabajadores Argentinos. Así que creo que hay un alto grado de representatividad de la lista 10, y que es fundamental no solo para el triunfo de la lista 10 a nivel nacional, sino también para profundizar y desarrollar a la CTA, teniendo en cuenta que la Central provincial numéricamente es una de las más importantes, y ha estado en las calles en las luchas más importantes que ha tenido nuestro país. Igual que otras Centrales de las provincias.

—Sea cual fuere el resultado de la elección, ¿pensás que la Central corre algún riesgo de fractura?

—Creo que no, pero el resultado de la elección va a determinar si realmente vamos a construir una Central de mayorías que articule todos los sectores bajo un proyecto de unidad de la Clase Trabajadora argentina o una Central absolutamente minoritaria, testimonial y que aspire a ser el furgón de cola de un proyecto político minoritario.

Fabián “Moncho” Alessandrini (ATE), candidato a Secretario Adjunto CTA Provincia de Buenos Aires (Lista 10, “CTA de los trabajadores”)

—¿Cuáles crees que fueron los factores que más incidieron para que no se haya podido acordar una lista de Unidad entre los sectores que condujeron históricamente a la CTA?

—Todo empezó a partir de la 125, eso marcó un antes y un después. Nosotros en Plaza de Mayo y De Gennaro recibiendo a Bussi en ATE. Nosotros creemos que estamos en un momento de ofensiva del campo popular, que hay políticas de este gobierno que son reivindicaciones históricas de esta Central, como la recuperación del sistema jubilatorio; la Asignación Universal por Hijo; la nueva ley de medios; políticas de Derechos Humanos; etc. Podríamos decir que siempre hubo diferencias en la Central, pero también queda claro que desde el otro sector no tenían voluntad de construir una lista unitaria, ya que en función del armado político partidario necesitan una Central opositora que esté al servicio de ese proyecto político. Ellos últimamente vienen planteando autonomía del gobierno y de los patrones, pero no es casualidad que se estén olvidando también de plantear autonomía de los partidos políticos. Lo que en esta elección se está discutiendo es una Central sectaria y expulsiva o una Central de todas y todos, que proyecte construir Unidad de la Clase para convertirse en una Central de Masas.

—¿Qué importancia tiene la elección en la Provincia de Buenos Aires respecto de la nacional?

—En esta elección es muy importante el resultado en la Provincia de Buenos Aires, ya que junto con Santa Fe son las dos provincias donde está la mayor cantidad de afiliados de la CTA, por lo tanto podríamos decir que es imposible pensar ganar la nacional si no se gana en provincia de Buenos Aires.

—¿Estás de acuerdo con que algunos sectores de CTA conformen un partido político desde las entrañas mismas de la Central?

—Nosotros entendemos que los compañeros tienen derecho a militar en el espacio político que quieran. La Central tiene que estar por arriba de todo eso. Si no es así, va a seguir pasando lo que hoy nos sucede: que es un elemento más por el que no se pudo concretar la Unidad. Por eso nosotros decimos que la Central es autónoma de los gobiernos, de la patronal y de todos los partidos políticos.

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