Por Periódico Nuestra Lucha.-
La historia del Hotel BAUEN no está muy lejana a la de muchas empresas y fábricas en Argentina como por ejemplo la sureña Zanon. Lo que las acerca hoy día, no es solo la lucha de los y las trabajadoras desde la ocupación de los inmuebles y la autogestión de los mismos, sino también ese pasado oscuro, cuando los intereses económicos privados y la dictadura militar trabajaban de la mano. El hotel BAUEN, 1978 fue construido en plena dictadura con fondos del Estado.
Luego de pasar por manos de Yurcovich, actual propietario del BAUEN Suite, pasa por manos del grupo chileno Solaria por la suma de doce millones de pesos (o dólares en tiempos de la convertibilidad) de los cuales sólo paga cuatro millones. En diciembre del 2000 el hotel se declara en quiebra y pasa a ser manejado por los síndicos hasta febrero del 2001 cuando cierra sus puertas y los trabajadores pasan de los grandes salones de lujo a la calle.
Allí empieza la lucha en las calles porteñas y en Marzo del 2003 se decide recuperar el Hotel apoyados por el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas. La historia continúa pero con “puntitos” B.A.U.E.N. se conformó como la cooperativa de trabajo “Buenos Aires Una Empresa Nacional”.
Y después de abrir sus puertas al público con 30 trabajadores, también las abrió a trabajadores desocupados del Movimiento 26 de Julio y a familiares de los trabajadores hasta conformar una plantilla actual de 105 puestos de trabajo.
La cooperativa pide la explotación del inmueble al Gobierno de la Ciudad. Por ahora solamente tienen la tenencia legal del inmueble pero han tomado la decisión política de ponerlo a trabajar.
Las decisiones allí las toma la asamblea, cada socio tiene un voto y es allí donde la mayoría decide, todavía no se han puesto la difícil prueba de tomar decisiones por consenso.
Fabio y Horacio comentan que todo el proceso ha sido muy rico y un gran aprendizaje para los trabajadores donde antaño no había conciencia de lo que era un delegado ni una asamblea. Hoy allí se discute sobre los derechos laborales, se decidieron los salarios de los trabajadores (equitativos, no igualitarios) teniendo en cuenta la antigüedad en la lucha.
Este fue un tema de gran debate en la asamblea y aunque algunos no se fueron conformes con el resultado creen que los salarios a veces se compensan con las horas extras que pueden hacer los trabajadores que menos salario reciben.
El bar: un laboratorio político
Fue construido por la cooperativa y además de generar puestos de trabajo, han abierto las puertas tanto a militantes como a personas que no lo son. El ambiente brillante, casi cegador de las luces, espejos y pasamanos de bronce contrasta con una diversidad poco vista en otros ambientes.
Haciendo una deriva por las mesas podemos encontrar reuniones de algún MTD conversando sobre el siguiente plan de lucha, en otra mesa jóvenes estudiantes de cine discuten sobre la coordinación descentralizada del BaFREEce, obreros de Zanón pegan la oreja al televisor para escuchar las últimas noticias sobre la lucha del Hospital Garraham, en la mesa contigua tres señoras de edad hablan de sus años de juventud y un turista despistado pide una Coca-Cola.
No podemos dudar que de semejante mezcla pueda surgir un riquísimo ‘coctel’ imposible de encontrar en cualquier bar de Buenos Aires.