AGRICULTURA FAMILIAR: CONGRESO CAMPESINO PARA MARCAR AGENDA

El 40 % del territorio argentino es propiedad de 1200 terratenientes, es decir aproximadamente 65 millones de hectáreas de nuestro país. Cuáles serán los ejes fundamentales de discusión en el Congreso por la Tierra, la Producción y Nuestra Casa Común que arranca el 11 de marzo.

El sábado 11 y domingo 12 de marzo se llevará adelante el Congreso por la Tierra, la Producción y Nuestra Casa Común en las instalaciones del Centro Recreativo Nacional (CERENA), Presidente Néstor Kirchner, que está ubicado en Av. Ingeniero Fernández García s/n, municipio de Ezeiza, provincia de Buenos Aires. Y, un día antes, el viernes 10, tendrá lugar la Feria de la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena, en la Plaza del Congreso (Av. Entre Ríos, entre Av. Rivadavia e Hipólito Yrigoyen, en CABA). 

Entre los ejes convocantes que abordará el Congreso sobresale uno de importancia mayor que afecta de manera aguda al desarrollo de este sector –verdadero productor de los alimentos que se consumen a diario y que sin embargo se lo invisibiliza desde los centros hegemónicos—: la distribución de las tierras productivas. En uno de los documentos convocantes y abierto para el debate se exponen claramente cuáles son los puntos precisos de esta afectación nefasta.

Según datos aportados por el Registro de Tierras Rurales de la Nación (RNTR), el 40 % del territorio argentino es propiedad de 1200 terratenientes, es decir aproximadamente 65 millones de hectáreas de nuestro país. Como contracara, casi un 40 % de nuestros compatriotas (cerca de 18 millones de personas de un total de 55 millones) no tienen acceso a tierras o vivienda propia. Sabemos conceptualmente que la concentración de la tierra existe y quienes son los principales concentradores, pero, generalmente desconocemos todos los datos y números de esa concentración. En ese sentido las cifras que aporta el RNTR nos dicen que, la Argentina tiene 266.711.077 hectáreas de tierras rurales con posibilidad de explotación agropecuaria, ganadera, vitivinícola o minera. De acuerdo con esos datos un 5,57 % (12.520.826 ha) de ese territorio rural argentino hoy está en manos de grandes capitales extranjeros. En esa extranjerización los capitales estadounidenses llevan la delantera con la posesión de 3.042.680,69 ha. Seguido por italianos con 2.310.384,94 ha. Y, cerrando, se ubican los españoles con 2.136.340,68 ha. El resto se lo reparten británicos, uruguayos, canadienses, franceses, holandeses y chilenos, por citar algunos.

Esta concentración que parece no tener fin –pues se continúa con la práctica de desmontes, corrimiento de la frontera agropecuaria con desalojos y usurpaciones violentas—, es una fuente generadora de conflictos que, cuando se resuelven, en la mayoría de los casos tienen siempre al mismo perjudicado: la agricultura familiar, campesina e indígena, pequeños y medianos productores, y todas las comunidades agrícolas. A la vez que incide de manera desastrosa en la producción de alimentos. En la actualidad, los grandes terratenientes y grupos económicos del agronegocio, muchos de ellos agrupados en pooles de siembra, concentran el 80 % de la producción de soja y el 85 % en trigo. Esto nos muestra que un pequeño oligopolio de empresas con capitales extranjeros concentra la producción de los alimentos que, como en el caso del aceite, alcanza una concentración del 90 % en solo tres empresas. En ese sentido, ya deja de ser alarmante para convertirse en un fenómeno desolador que un país que produce alimentos para más de 400 millones de habitantes el 36.5 % sea pobre y que entre los niños de 0 a 17 años, la pobreza alcance al 51.5 % global. Por lo cual, no se puede obviar y tampoco permitir que inmensas capas de sectores populares vivan en la inseguridad alimentaria.

Si la concentración de la tierra en manos de unos pocos será uno de los puntos centrales del Congreso, lo será también la agricultura familiar campesina e indígena que está involucrada como actor principal, al igual que el sector de la pesca artesanal que también se ve afectado. En torno a este último aspecto la Argentina, como país dependiente, ha perdido soberanía nacional sobre el territorio marítimo y terrestre. Como pasó con Vicentín y la gran oportunidad de tener una empresa testigo en el comercio exterior de granos, hoy en manos de extranjeros. Otra muestra de ello es la extranjerización de la cuenca del Río Paraná y la no apertura del Canal Magdalena, en donde de 21 terminales portuarias 16 son de capitales extranjeros. De ahí la importancia de la existencia y coordinación del “Foro por la Recuperación del Río Paraná” que propone la discusión del modelo productivo, la creación de una empresa estatal a cargo de la hidrovía y la derogación del Decreto N° 949/20. A esa afectación, antes señalada, hay que añadirle las sequías, producto de la desforestación y desertificación de los suelos, producidas de manera inexorable por la agroindustria, con sus consecuencias inmediatas atroces, como la bajante de los ríos y arroyos donde esta actividad se desarrolla, mermando así la producción y el trabajo. Suena a perogrullada, pero siempre que se habla de extractivismo, hablamos también de políticas expulsivas de población. En un año electoral y donde se decidirá el futuro del país por los próximos cuatro años, es saludable la realización de este congreso que marcará los rumbos a seguir y debería marcar también la agenda del nuevo Instituto de la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena, una vieja aspiración de las organizaciones campesinas concretadas por el gobierno de Alberto Fernández.

VOCES CONGRESISTAS

“El congreso es importante porque estamos en un momento complicado, tanto con la situación climática, como política y económica del sector más sufrido y más golpeado en la Argentina por todo lo que viene pasando. La inflación, el costo del gasoil para poder trabajar la tierra a un costo elevado, el costo de la electricidad muy elevada y con la sequía que nos viene golpeando también este año. En el Congreso iremos viendo todo eso e intercambiar un poco las ideas con los compañeros y compañeras de la agricultura familiar, de las pescas artesanales y chacareros de todo el país. Iremos viendo los distintos abandonos de este gobierno y también, para visibilizar quienes son los verdaderos dueños de la tierra”.

Roberto Solano. (Federación Nacional Campesina)

Es importante poner de relevancia la importancia social y la dimensión política de la agricultura familiar de desenmascarar a los poderosos, comprometer a nuestros compañeros y a la sociedad toda, para implementar una agenda a favor de los agricultores familiares con base en la cultura de los pueblos originarios.

Rosa Lucía Molloja (Movimiento Plurinacional Madre Tierra)

El congreso es importante porque servirá para poner en evidencia  la gran explotación a los compañeros y compañeras de la pesca artesanal de todo el país, que son sometidos por las grandes corporaciones y encima, sobre llovido mojado, porque se le suma la gran bajante del río Paraná y esto hace más difícil la tarea diaria que hacen los compañeras y compañeros pescadores.

José Ramírez (Federación Argentina de Pesca Artesanal)

COMPARTÍ ESTE ARTÍCULO

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

Recibí nuestras novedades

Puede darse de baja en cualquier momento. Al registrarse, acepta nuestros Términos de servicio y Política de privacidad.

Últimos artículos

Elecciones en Estados Unidos: “Trump obligó a los demócratas a responder a la agenda que él impuso, y dejó los argumentos de Harris en la anécdota.” Por Eric Calcagno
El gobierno nacional anunció, con beneplácito de las autoridades locales, el loteo de terrenos estratégicos en distintas lugares de la provincia, especialmente en la capital y Rosario. Una especialista pone en tela de juicio el anuncio, sospecha de futuros negocios y cuestiona el procedimiento de Milei y la anuencia del gobierno comarcal. Por Paola Bagnera.
La nueva dirección del PJ tiene la oportunidad de presentar una alternativa que refuerce el modelo productivo y desafíe la primarización económica. El reto central será encontrar una cohesión interna. Por Antonio Muñiz