Medio Oriente: Israel contra Palestina, conflicto global

Estado actual de la situación, y un análisis profundo del conflicto desde el inicio hasta el día de hoy. ¿Con qué elementos y estrategias se lleva a cabo esta guerra? ¿Cuál es el objetivo de Israel, y el de la ofensiva de Hamas? ¿Cómo será el rol del resto de Medio Oriente? Por Guillermo Caviasca, especialista. Fotos Télam

El 7 de octubre de este año 2023, la fuerza que gobierna la Franja de Gaza, el Movimiento de Resistencia Islámica Hamas, a la cabeza de un conjunto de organizaciones palestinas realizó un ataque sin precedentes sobre el territorio israelí, dejando unos 1200 muertos y tomando unos 250 rehenes civiles y militares. Siendo de esta forma el ataque que más profundamente ha golpeado al Estado israelí en las últimas décadas.

A partir de ese momento el Estado judío movilizó masivamente sus fuerzas (más de medio millón de soldados) e inició una campaña que ha entrado en su cuarta fase. Primero, debió recuperar los territorios ocupados por los palestinos. Es necesario señalar que estos no tenían la idea ni la capacidad de permanecer aferrados al territorio ocupado, sino que luego de desalojar o destruir a las fuerzas israelíes que rodeaban Gaza y ocupar o destruir las infraestructuras judías de la zona, se fueron retirando en combate. Segundo, las FFAA israelíes se desplegaron en torno a Gaza y en el resto de las fronteras de Israel. Especialmente en el Líbano y las alturas del Golán, alejados de Gaza, se encuentran otros miembros del “Eje de la resistencia”: fuerzas como Hizbollah, capaces de desafiar al Estado judío. Iniciando un bombardeo sistemático para la destrucción de la infraestructura gazatí.

Una vez acordonado Gaza, el gobierno israelí, tocado fuertemente en su credibilidad y con la idea de “vengar” en forma bíblica la afrenta de haber hecho tambalear al mito de la invulnerabilidad del territorio, se lanzó con un plan de guerra cuyo límite aun no sabemos. Pero que pareciera orientarse a destruir por completo la franja de Gaza y producir una limpieza étnica o algo similar. Luego de muchos días de bombardeos (inicialmente la mitad norte, para producir la emigración a la mitad sur) las fuerzas israelíes se lanzaron al ataque.

Forman parte de esta ofensiva dos divisiones mecanizadas, una de paracaidistas y una de reservistas de infantería para enfrentar a unos 40000 o 50000 combatientes palestinos, algunos muy bien preparados otros menos, pero todos con armas de infantería, especialmente fusiles y lanza cohetes anticarro RPG mejorados.

La estrategia para los palestinos –si nos remitimos exclusivamente al campo de batalla— era esperar a los israelíes en posiciones urbanas bien preparadas con sus cuatro brigadas de combatientes, que actúan divididas en grupos pequeños con varios lanzacohetes protegidos por fusileros. En general se han visto imágenes de combatientes palestinos bien preparados que saben moverse profesionalmente y cumplen sus objetivos. Sin embargo, los israelíes han intentado evitar meterse directamente en la ciudad aprovechando su superioridad militar y control aéreo total. Conscientes de que una fuerza preparada en terreno urbano equilibra la visible disparidad, los israelíes lanzaron sus dos divisiones blindadas, para rodear la ciudad de Gaza, estableciendo un cerco por los cuatro puntos cardinales. Avanzaron por la costa respaldándose en su dominio absoluto del mar y dividieron el norte de la Franja del Sur intentado vaciar el norte de civiles y considerando combatientes y posibles blancos legítimos a todas las personas que permanecieran en la ciudad.

En más de un mes de combates directos, el ejército judío ha sufrido unos 150 muertos declarados y una gran cantidad de material perdido; son visibles especialmente los ataques palestinos exitosos contra blindados. A pesar de ello el ejercito judío avanza paso a paso, pero no consigue aún ocupar la ciudad donde la resistencia palestina continúa sin visos de disminuir (suponemos que mientras haya un espacio de Gaza sin ocupar y que las redes de túneles continúen funcionando, la resistencia seguirá con la misma intensidad). Los israelíes a medida que avanzan, si consiguen establecer su control firme sobre una porción de territorio, desarmarán las estructuras subterráneas de los palestinos. Sin embargo, han iniciado una cuarta fase, lanzando una ofensiva en el sur de la Franja, esto habla de su dificultad para controlar la situación. O quizás es que sus objetivos son tan altos (exterminar la resistencia, o a los palestinos en general) que no van de la mano con una posible mesa de negociaciones y con la idea de alguna situación autónoma palestina en Gaza. Pero a pesar de la conocida determinación judía cuál relato bíblico, lo cierto es que la guerra esta sobredeterminada por otros factores externos a los sangrientos dioses de hace 3000 años.

Se habla de más de 20000 palestinos muertos muchos niños y mujeres. Es imposible saber la cantidad de soldados palestinos caídos. Israel habla de 5000, sin embargo, teniendo en cuenta que consideran combatientes a cualquier hombre, deben ser muchos menos y la mayoría civiles. De hecho, mucho de los rehenes (presumimos que la mayoría de los que aparezcan muertos) lo fueron por acciones israelíes. Por ejemplo, recientemente tres jóvenes salieron de un reducto de Hamas bombardeado con una bandera blanca. Y fueron asesinados por sus compatriotas. Lo señalamos para indicar que la idea israelí es de máxima: exterminar a Hamas sin importar costos. Eliminar la Franja como entidad física, política y social.

Según datos de las Naciones Unidas, más de 40000 edificios administrativos han sido reducidos a escombros. De acuerdo con los reportes periodísticos 305000 unidades residenciales han sido destruidas o dañadas, 335 colegios y universidades, 197 mezquitas, 102 ambulancias y 26 de los 36 hospitales en Gaza son lugares donde se amontonan personas heridas sin posibilidad de recibir atención. Lo que nos hace pensar si la ciudad seguirá existiendo después de la guerra.

Los israelíes señalaron con claridad que todos los gazaties del norte debían trasladarse al sur. Pero ahora, según la ONU, con la ofensiva en el sur, unas 600000 personas se encuentran nuevamente bajo orden de evacuación y la sensación general es que ya no tiene a dónde ir. Según señala a BBC consultando a especialistas israelíes “los objetivos no han cambiado, Israel sigue buscando destruir Hamás, a sus líderes, sus arsenales y matar tantos terroristas que pueda encontrar (…) Israel está siendo más cuidadoso en sus bombardeos que en el norte”. Intentándose hacer eco de las sugerencias occidentales. Pero los mismos norteamericanos señalan: las afirmaciones israelíes son poco creíbles. De hecho, existe una “brecha” entre la intención de Israel de proteger a los civiles y “los resultados reales que estamos viendo sobre el terreno”, tal como señaló el secretario de Estado de EE.UU., Anthony Blinken. O como señala otro analista al escuchar a los gobernantes de Israel y sus argumentos: no es posible en pleno siglo XXI invocar ese libro de horrores que es el Antiguo Testamento para ordenar a un ejército a que destruya sin piedad a un pueblo entero, a que “maten tanto a hombres como a mujeres, infantes y lactantes, bueyes y ovejas, camellos y burros…”

Sin embargo, los paracaidistas judíos han iniciado una maniobra similar a la de la mitad norte en las poblaciones y asentamientos del sur. Rodeando y destruyendo paso a paso las edificaciones para también eliminar todo vestigio de organización política social y militar palestina. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) van señalando “zonas seguras” y así cientos de miles de palestinos deben huir de un lugar a otro en campamentos sin nada, a riesgo de ser considerados terroristas y blancos legítimos. Debemos señalar que Israel hace uso del marco doctrinario de la guerra contrainsurgente, en la que el limite entre lo civil y lo militar es muy difuso, y las “reglas de la guerra” suelen ser dejadas de lado. Pero el caso es que Gaza, a diferencia de cualquier otro escenario, es un pequeño lugar cerrado donde viven millones de personas, del cual no se puede escapar ni puede ser evacuado. Que Israel les ofrece a los gazaties huir a Egipto o ser reducidos a parias o blancos legítimos. Y eso va más allá de la involucración de cada gazatí en las operaciones de defensa de su ciudad o de la naturaleza de una guerra asimétrica y/o irregular.

Un habitante de la Franja de Gaza llora sobre el cuerpo de un familiar muerto.
Foto: AFP a través de Télam

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Paralelamente se radicalizan los ataques de Israel contra los palestinos en Cisjordania. Y a su vez combate con Hizbollah en la frontera con el Líbano donde ya hay mas de 100 muertos. Los objetivos israelíes parecen no tener límites: han lanzado un “ultimátum” a los libaneses para que desmilitaricen 7Km de frontera. Lo que es imposible sin una ofensiva militar. No sabemos si Israel puede llevar adelante un conflicto en el Líbano en paralelo (o después) de Gaza, la guerra se puede prolongar muchos meses. No sólo por sus recursos militares (que son muchos, pero dependen del sostén de EEUU) sino por sus recursos económicos que son muchos menos y también dependen de otros; por apertura de vías de comunicación y comercio; la contención de las potencias regionales; y neutralización de la opinión y organismos internacionales. Todos esos factores se deterioran para Israel con el tiempo, cargando sobre los EEUU una tarea muy grande en un momento geopolítico mundial complicado.

Hamas juega con el tiempo y sentar a Israel a una negociación de dos Estados. Es claro que la acción palestina rompió la inercia que parecía llevar a la extinción de su causa. Con eso  conmocionó al mundo, pero lo que más importa: a los países musulmanes. Éstos fueron interpelados en forma total para cambiar su actitud conciliadora respecto de Israel, e intentar la crisis de los “Acuerdos de Abraham”, principal pieza política de las relaciones internacionales judías para cerrar una etapa de su historia como país aislado en la región.  

Lo que hace que los gazatíes puedan vencer y romper el cerco no es una gran maniobra militar, sino una maniobra estratégica que se de en el plano de las potencias y aliados regionales, que sometan a Israel a una presión militar, económica, de relaciones internacionales, de “opinión” que la obligue a abandonar la ofensiva. Si en Stalingrado los alemanes cayeron en una trampa y los rusos los derrotaron con una amplia maniobra exterior a la ciudad: la Operación Urano. Los israelíes puede que les suceda también. Lo que pasa es que “la trampa”, no esta en manos de Hamas resolverla: aquí la “Operación Urano” depende del compromiso de los otros grandes actores regionales: Irán, Turquía, Egipto, Arabia Saudita, inclusive Qatar. Y, obviamente, la decisión de los EEUU de aguantar el apoyo a Israel –con el desgaste de que los objetivos israelíes sin ninguna regla de humanidad ni proporción les produce—, y con los costos enormes que para EEUU (implicado en varios conflictos) impone.

La acción de Hamas, sin dudas preveía una reacción de Israel con toda su fuerza. O sea, una acción como la que se está desarrollando. Así es de destacar, que las previsiones de una acción más decidida del mundo árabe musulmán no se han confirmado en forma en que afecte claramente a Israel. De hecho, los Estados musulmanes en diferente grado se han manifestado muy críticos, pero ninguno ha cruzado el limite de la condena durísima y la amenazada de hacer algo más que diplomático, pero hasta ahora solo en grado de amenaza. Lo mas activo son “organizaciones no estatales” del “Eje de la resistencia”, Hizbollah y diferentes milicias de la región.

Aunque es de destacar que un actor de este Eje ha conseguido mediante su intervención causar mucho daño a occidente con un mínimo esfuerzo y riesgo: Los Huties de Yemen. Estos, mediante misiles, drones y abordaje de buques comerciales que circulan por el mar Rojo han dado un golpe muy fuerte al comercio mundial, acrecentado los costos de los productos y energía (aún más) que se consumen en Europa. Sin dudas parecieran haber hecho mas daño a occidente que todos los países musulmanes juntos, colocando a EEUU en la disyuntiva de tener que organizar otra coalición con envío de fuerzas frente a Yemen, un sobresfuerzo riesgoso para una potencia con tantos frentes abiertos.

La clave de la capacidad de Israel de sostener su ofensiva prolongada y de prever una guerra en el Líbano se basa en su convicción sobre el decidido y contundente apoyo de los EEUU. Este apoyo implicó el despliegue inmediato de dos grandes portaviones el USS Gerald R Ford y el USS Eisenhower. Cada uno encabeza un grupo de ataque con hasta 90 aviones, un crucero, varios destructores y una serie de barcos de apoyo a desembarcos, de escolta y apoyos varios. Además, de varios miles de hombres embarcados para acciones en tierra. Una fuerza muy destacada, lo más avanzado de la flota de EEUU. El objetivo de esta fuerza, a la que hay que sumar las fuerzas de las bases inglesas en Chipre, más las fuerzas navales inglesas y francesas ya desplegadas, es intimidar a los demás países y fuerzas árabes de la región y limitar la contestación contra Israel. Este “paraguas” da cierta seguridad al Estado judío contra los países más fuertes que hoy son (en potencia) una seria amenaza en caso de una escalada bélica.

También EEUU (y Europa, principalmente Alemania) sostienen a Israel con recursos financieros. Y las municiones, los misiles de la “cúpula de acero”, los repuestos para sus armas y sus aviones de combate, provienen principalmente de EEUU. Como también la decisión firme de la potencia del norte de mantener abierto el comercio de Israel con el resto del mundo, cosa que hace entrar en la ecuación nuevamente a los yemeníes.

Pero por más que occidente acepte más o menos compungidamente que los civiles palestinos muertos son un costo a sumir, no puede ser indefinidamente. Más aún, si la capacidad operativa de la resistencia palestina parece no disminuir y Hamas se mantiene tanto militar como políticamente.

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¿Cuál es la “gran estrategia” de Israel? ¿Qué piensan los dirigentes judíos para la paz posterior a la guerra? Tal como señalaban los teóricos militares más destacados, la guerra no es un objetivo en sí mismo, siempre hay una idea del orden y paz posterior. No sabemos si Israel tiene objetivos realistas. La destrucción total de Hamas y que Gaza nunca más vuelva a ser lo que fue, son las afirmaciones más relevantes. Esto se suma a la visible estrategia de colonización de Cisjordania que no cambia y, ahora, a la idea de recuperar una “Franja de seguridad” en el sur de Líbano. De hecho, son objetivos tan altos que nos hacen dudar de que sean realizables. Primero porque prolongan en el tiempo el conflicto en forma indefinida. Producen el distanciamientos y enfrentamiento con los países de la región, con los que Israel venia “normalizando” relaciones. Por otro lado, los palestinos no van a desaparecer. Las organizaciones más radicales, frente a una opción como la que implica la estrategia israelí de eliminación, encontrarán nuevos reclutas sin dudas. Por último, EEUU y occidente, están en un límite frente a políticas tan descarnadas. O sea, un límite “ético” que afecta a sus sociedades. Además de un límite militar y económico en general en el contexto mundial de conflictos.

¿Cuál es la “gran estrategia” de las organizaciones de la resistencia palestina? Dieron un puñetazo en la mesa que hizo saltar por los aires en orden en Medio Oriente. Con el objetivo de activar a los actores externos para establecer una mesa de negociación que reconozca a los palestinos como un pueblo con derecho a un Estado independiente en base a algo parecido a los acuerdos de Oslo. De hecho, Hamas ha aggiornado mucho sus opciones. Reconocer a la Organización para la Liberación Palestina (OLP) como la organización de todos los palestinos y reconocer fronteras de 1967 (lo que implica un cierto reconocimiento indirecto de Israel). Una propuesta que todos los países del mundo podrían apoyar.

Creemos en definitiva que las posiciones de los actores regionales musulmanes (Irán, Turquía, Egipto, saudíes, Qatar, etc.) y las potencias occidentales, especialmente los EEUU, son fundamentales para que la batalla desarrollada en Gaza se resuelva por un movimiento estratégico que obligue a las partes a una solución negociada. Esto en el campo de batalla no se va a resolver positivamente. Hamas no puede ganar a las FDI, pero Israel, aunque gane conquistando un barrio tras otro, perderá estratégicamente durante décadas. Sin embargo, la dirigencia israelí parece empeñada en un mandato bíblico del “gran Israel” fuera de toda otra consideración.

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