H.I.J.O.S. denuncia apriete contra una de sus militantes

El 10 de agosto, Lucía Extremera, integrante de la agrupación H.I.J.O.S. fue objeto de amenaza por dos individuos armados. Según un comunicado difundido por este organismo de derechos humanos: “De manera violenta la apartaron por una calle poco transitada, obligándola a mirar para abajo para no ser identificados. Es ahí cuando la apuntan con el arma y le dicen “ya jodieron con lo de Patti y ahora joden con el Turco Julián”.

Según relata la denuncia, “cínicamente, y haciendo gala de prácticas que nos recuerdan al Terrorismo de Estado, uno de ellos pregunta “¿la matamos?”. Mientras que el otro le responde “no, dejá, que se lo vaya a contar a los otros”. Y dirigiéndose a ella le dice “avisale a tus compañeros, y te decimos a vos también, que si siguen jodiendo… ya me están rompiendo mucho las pelotas, ya están molestando demasiado”.

Esta no es la primera amenaza que reciben, según señalan en un comunicado: “En estos últimos meses hemos sido objeto de persecuciones e intimidaciones, no solo a integrantes de la agrupación de la regional Capital sino también en otras provincias del país.”

Si bien aun no se conoce dónde fueron las amenazas y qué juzgado interviene en caso, la agrupación dijo que no van a permitir que “estos personajes que actúan desde las sombras operen con total impunidad. Sabemos que los cómplices del Terrorismo de Estado están intranquilos. Es el pasado quien los persigue. No somos nosotros su pesadilla, es el pasado quien los acorrala. Es la Justicia, que aunque lenta, los está buscando.”

Para H.I.J.O.S. los ataques que están recibiendo son parte de “un entramado nefasto que es difícil de desarmar: hemos visto como en el juicio a Julio Simón, alias el Turco Julián, el fiscal Pedro Perotti fue acusado en 1984 de presenciar interrogatorios bajo tortura en una comisaría de La Pampa. Hemos visto como en el Congreso de la Nación hubo representantes del Pueblo que acordaban con la incorporación como legislador del torturador confeso Luis Abelardo Patti. Y así muchas, pero muchas pruebas más de que no es fácil romper con la impunidad.”

El ataque es una grave señal del malestar de buena parte de la mano de obra desocupada que suponía que había llegado la hora del olvido. Para los militantes agredidos, “esta es una clara muestra de que no podemos construir futuro digno si no resolvemos nuestro pasado de miedo y terror. Es una clara muestra de que aquel pasado sigue presente. Y seguirá muy activo hasta que la Justicia no actúe. Como sociedad no podemos permitir que este tipo de prácticas del pasado se hagan presente y que convivan con nosotros. Toda la sociedad vuelve a alterarse por la aparición de prácticas violentas y mafiosas. Repudiamos estas prácticas que nos recuerdan a las mismas de las que fueron víctimas nuestros padres. Esa es una de las maneras de despegarnos de aquel pasado. Exigimos al Gobierno que investigue todos y cada uno de los episodios intimidatorios que recurrentemente están apareciendo en estos días.”

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