Bases yanquis en nuestras fronteras: ¿por qué no se habla?

Por Enrique Oliva, especial para Causa Popular.- ¿Sabía usted, estimado lector, que el 26 de mayo del año pasado el Congreso del Paraguay aprobó secretamente la entrada de tropas norteamericanas a su territorio con inmunidades diplomáticas, y que seis días después, el 1º de junio, llegaron los primeros 500 soldados aerotransportados sin escalas desde Estados Unidos, instalándose en la base militar Mariscal Estigarribia?

Los diarios paraguayos, argentinos, brasileños y uruguayos, es decir los del Mercosur, ante tamaña sorpresa, demoraron muchos días en enterarse. Solo les dieron unas pocas líneas a la información y después callaron.

La Operación Paraguay

El operativo fue rapidísimo y tuvo lugar luego de veloces tratativas secretas a alto nivel. Ningún legislador paraguayo ha dicho una sola palabra al respecto, como tampoco las autoridades de Brasil, Uruguay y Argentina. Todo respondió a un largamente premeditado plan yanqui para ocupar espacios estratégicos suramericanos, varios años antes del atentado a los Torres Gemelas. Es decir, nada que ver con la posterior Guerra Antiterrorista.

¿Tampoco sabía usted que en los años 80′ Estados Unidos proyectó y financió la mencionada base paraguaya, con una pista de 3.800 metros de longitud, apta para los más grandes aviones de guerra como los bombarderos B.52, los enormes transportes Hércules C.130 y los Galaxy C.5?

La base está equipada para albergar 16.000 hombres.

No obstante los hechos concretos mencionados, Washington los desmintió una y otra vez. Algunas fuentes hablaron del interés yanqui por el acuífero guaraní, pero todo demuestra se trataría de un plan militar apuntando a la Triple Frontera y Bolivia.

Un tiro por elevación contra Argentina y especialmente contra Brasil, éste con importantes intereses en la región

Tampoco es casual que, a poco de instalarse los norteamericanos en la base, fuera visitado ese país por la Secretaria de Estado Condoleeza Rice y luego, el 16 de agosto pasado, viajó a Asunción, con escala en Perú (donde también presiona para obtener inmunidades), el súper halcón Donald Rumsfeld.

Antes, había estado discretamente en Washington el vicepresidente del Paraguay Luís Castiglione entrevistándose con Dick Cheney (hombre obsesionado con la Triple Frontera) y lo más granado del gobierno yanqui belicista.

Como Argentina y Brasil objetan terminantemente que países extraños al Mercosur instalen en sus respectivos territorios bases militares permanentes, el gobierno de Paraguay responde que “se trata de un acuerdo de solo 18 meses”. Pero… “renovable”.

¿EEUU quiere una base en uruguay?

El bien informado sitio de Internet argenpress.info el 17 de diciembre pasado, encabezaba una nota así: “El jefe del Comando Sur de los EEUU, general John Craddock dijo estar interesado en instalar en Uruguay una base regional, para preparar militares con destino a las misiones de paz de la ONU”.

Esta novedad la trajo el diario El País de ese mismo día, donde el general habla de una reunión en Miami con “altos jefes militares latinoamericanos”, dando solo los nombres de algunos de los participantes uruguayos.

Lo curioso es que la idea de una base en el país oriental había partido del ex ministro de Defensa Yaman Fau, el ex director general de la Secretaría del Ministerio del Interior Jorge Juroff y el senador conservador Gustavo Penadés. Estos aclararon que “participaron del encuentro, hablando a título personal, y no en nombre del gobierno de Tabaré Vázquez”. Pero, “antes, según El País, Panadés y Fau habían planteado la posibilidad de instalar una sede regional en Uruguay, a lo que Craddock indicó que ‘es algo en lo que estaba pensando’”.

Es de imaginar que Tabaré Vázquez nunca aprobaría un proyecto semejante.

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