Por Causa Popular.- El triunfo de Evo Morales en las elecciones bolivianas puso sobre la mesa las diferencias de fondo que existen entre los países que se muestran aliados para enfrentar el ALCA. Los dos primeros países que visitó “Evo” luego de su contundente victoria, significaron una clara muestra de la prioridad que su gobierno le otorgará al eje La Habana-Caracas en la política exterior de Bolivia. Las declaraciones del canciller brasileño Celso Amorín dejando en claro que su país no adhiere al “sesgo anti-estadounidense” que mostraron Chávez y Morales en Caracas, y las discusiones al interior del gobierno uruguayo, luego de la firma de un tratado de protección de inversiones con los Estados Unidos y la posible negociación para acordar un tratado bilateral de libre comercio, son las primeras diferencias entre los aliados de la región que la radicalización del eje por el ALBA deja entrever.
A poco más de una semana para la visita del presidente electo de Bolivia, el gobierno brasileño buscó diferenciarse de Cuba y Venezuela, y a través de su canciller, emitió señales claras de que no cambiará su política externa, y no se adherirá al “sesgo anti-estadounidense” comandado por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Tras un encuentro entre el presidente Luiz Inacio “Lula” da Silva con 60 jefes de misiones diplomáticas brasileñas en el exterior, el canciller Celso Amorín, expresó que su país no pretende abandonar las buenas relaciones que mantiene con Estados Unidos, pese a la “amistad” con Chávez y Morales.
El canciller respondió de esta manera las preguntas de los periodistas sobre la alianza tácita concretada esta semana por Morales y Chávez en una “lucha antineoliberal y antiimperialista”. Para que queden dudas de que “Brasil es Brasil”, el canciller del gigante económico del sur, expresó las diferencias estratégicas con la alianza “antineoliberal y antiimperialista”: “no tenemos que preocuparnos por esa alianza. Hay una política fuerte con Bolivia y Venezuela, así como tenemos excelentes relaciones con Estados Unidos. Internamente, nuestro enfoque es reformista -en clara contraposición con la denominada revolución bolivariana-, de mejora social y, en el área internacional, buscamos asociaciones (nuevas), sin perjuicio de las actuales”, expresó el ministro.
Según el canciller, las autoridades brasileñas “no abandonaremos nuestras buenas relaciones con Estados Unidos ni abandonaremos nuestra amistad con los presidentes Hugo Chávez y Evo Morales”.
En este sentido Lula da Silva no faltará en la ceremonia de investidura de Morales en la Presidencia de Bolivia, en el marco de su política de impulsar las relaciones con los vecinos sudamericanos y profundizar los lazos con países en desarrollo.
Diferencias en Uruguay por el modelo a seguir
Las diferencias que en la semana se expresaron hacia adentro del gobierno uruguayo, también deben enmarcarse en el nuevo escenario que abre la alianza entre los dos principales productores de gas de la región: Bolivia y Venezuela.
Tanto Uruguay como Paraguay, los socios más pequeños del Mercosur, amenazan desde hace meses con tomar distancia del Mercado Común del Sur, y acercarse a los Estados Unidos.
En la última cumbre de los países que lo integran, ambos presidentes dejaron en claro que debía agotarse un modelo de integración que beneficia sólo a Brasil y la Argentina -ver Causa Popular del 12 de noviembre de 2005.
Según una nota publicada por el diario Clarín en referencia a declaraciones realizadas por el ministro de economía de Uruguay publicadas por el semanario Búsqueda el jueves 5: “Montevideo pretende firmar este año acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y China, lo que según una decisión del Consejo del Mercado Común del Sur no es técnicamente posible. Y dijo que su modelo económico favorito era el de Chile, diferenciándose del camino tomado por la Argentina.”
Según reprodujo este matutino, Astori expresó en el semanario uruguayo que “Un tratado de libre comercio con Estados Unidos no sólo potencia posibilidades de inversión sino que puede generar incrementos notables en el nivel de actividad”, luego agregó que era partidario de “comenzar a negociar cuanto antes posible”, en 2006, ya que el tema “había vuelto a la agenda”.
De hecho, informó que el gobierno uruguayo ya se lo ha planteado a Washington “mediante conversaciones informales”.
Estas contundentes declaraciones del ministro de economía del gobierno del Frente Amplio, luego serían desmentidas por el canciller de Uruguay, Reinaldo Gargano. Éste, ratificó con la misma contundencia que Astori lo había negado, que “el programa” de su gobierno es mantenerse en el Mercosur y rechazar negociaciones para ingresar al ALCA.
Las declaraciones cruzadas de ambos funcionarios, no deben ocultar la referencia que hiciera Astori, al modelo chileno, que al menos el economista dice estar más dispuesto a seguir.
Es importante recordar que las palabras del titular de la cartera económica oriental, se produjeron a sólo una semana de que el Congreso de su país aprobara el Tratado de Protección de Inversiones con Estados Unidos, que provocó una fuerte crisis en el Frente Amplio que encabeza el presidente Vázquez.
El modelo chileno al que se refiere Astori, no es ni más ni menos que un modelo económico llevado adelante por un gobierno socialista, que al interior deja intactas las bases del modelo neoliberal, y en política exterior se alía directamente con los Estados Unidos, país con el que firmó un Tratado de Libre Comercio (TLC).
No importa la orientación política de quién gane la presidencia de un país, Chile es un ejemplo de que el modelo neoliberal puede seguir bajo otro ropaje.