Dos días después de la navidad pasada la Confederación General del Trabajo (CGT) ganó la calle ante el decretazo del primer presidente de la historia anarco-capitalista. La reacción fue inmediata e inesperada para aquellos que no superamos los 45 años. Nunca vimos una CGT tan activa. Fue el caluroso 27 de diciembre la movilización al Palacio de Tribunales para bancar con el cuerpo (se estrenaba nuevo protocolo de seguridad) la denuncia firmada por el triunvirato que dirige la CGT (Moyano, Daer y Acuña), que busca, por la vía legal, impedir la aplicación del mega DNU. Anteriormente la calle había sido ganada de noche por cacerolazos espontáneos, con cortes de calles en avenidas, en las principales ciudades del país cuando el presidente anunció su decretazo. Diciembre fue agitado y enero muy al palo para los dirigentes sindicales cegetistas. Desde reuniones con los bloques legislativos, gobernadores, juristas, más la propia vida interna sindical. La conducción y organización de la resistencia a las medidas antiobreras del gobierno de Milei pasa por los líderes sindicalistas y parece que va ir más allá, como un anticipo de la reconfiguración inevitable del espacio donde militan políticamente que es el peronismo.
Revista Zoom entrevistó a Gerardo Martínez, secretario general de la UOCRA, dirigente sindical determinante para el movimiento obrero argentino, responsable de conducir a los trabajadores de la construcción y un gran recorrido militante. Fue bautizado por un emblema del movimiento obrero: Saúl Ubaldini, por integrar los “jóvenes brillantes”, en los 80, junto a José Luis Lingieri y Andrés Rodríguez. Martínez también es quien posee la llave en la Organización Internacional de los Trabajadores (OIT) que depende de las Naciones Unidas, el ente donde se reúnen Estados, empresarios y trabajadores. Un tridente global por el trabajo.
El día de la entrevista su jornada estuvo entre reuniones de alto voltaje político, además de los preparativos del encuentro con las regionales cegetistas de todo el país: “Fue una buena reunión con las regionales de CGT”, dice y agrega: “Se avaló la posición del consejo directivo. Vamos al paro y movilización masiva para el día 24, a partir de las 12, a la Plaza De Los Dos Congresos, para que los parlamentarios actúen en consecuencia de lo señalado por diversos juristas sobre la inconstitucionalidad de este decreto. A su vez se hará una movilización de cada regional, por provincia, mostrando la capacidad y red de representación que tiene la CGT en todas las jurisdicciones del país. Es decir, queremos presionar tanto a los gobernadores, como a los legisladores nacionales, que no se hagan los distraídos y que actúen en consecuencia sobre lo que significa el desguace que provoca el DNU y la llamada ley ómnibus”, definió Martínez.
Para el dirigente de la UOCRA, el presidente Javier Milei: “Busca avanzar sobre la voz del pueblo –que es la Cámara de Diputados, la voz de las provincias, la Cámara de Senadores—, a través de un DNU que es cuestionado inclusive por juristas destacados, partidarios y no partidarios, porque raya con aspectos centrales de nuestra Constitución Nacional. La Argentina es una república organizada donde el valor de las instituciones tiene un papel importante. Este DNU prácticamente está dando la espalda al parlamento y se está tomando la suma del poder al anular unas 300 leyes, que provocan una reacción de los trabajadores y la sociedad en su conjunto. De la política esperamos que los parlamentarios de las distintas fuerzas políticas tomen conciencia de la inconstitucionalidad del DNU y no lo voten. Sí discutir ley por ley, pero no en formato container. Los resultados en los procesos electorales no son quizás lo que uno hubiera deseado. Pero uno debe respetar a aquel que gana con legitimidad, por el voto soberano, para ejercer la conducción política de la Argentina. Una cosa es la legitimidad y el respeto a esta. Y otra cosa es que, en esa legitimidad, uno tenga que aceptar cualquier medida o desarrollo de país. Si no coincidimos con esas medidas o mirada estratégica la democracia nos da la oportunidad de generar una reacción. Así como reaccionan en el mundo global y local los distintos intereses como el sistema financiero, el sector agro-industrial, el sector industrial y, por supuesto, los trabajadores y trabajadoras que tienen su representación fundamental para sus demandas en la CGT. Respetamos la legitimidad de quien ganó, pero esa legitimidad no da la posibilidad de que se tome la suma del poder público. La democracia es el poder ejecutivo, parlamentario y judicial”.
La obra pública no se detiene
La construcción es una actividad que en cualquier país del mundo es considerada madre. Esto quiere decir que al observar un país una de las cosas que se mide es la industria de la construcción. El gobierno de Milei junto con los medios de comunicación masivos fustigaron a la obra pública con la calificación de “gasto”. Pero para Martínez “Es una inversión”. Y agrega: “Nos reunimos con los funcionarios del actual gobierno y logramos que las obras que dependían de los organismos multilaterales, como el Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) se mantuvieran, al igual que las obras en ejecución y proyección. No se paralizarán. Y aquellas obras expuestas a ser licitadas serán analizadas en términos concretos para ver cuál se iniciaría. Pero nos dijeron que todo depende de los recursos del gobierno”.
-El presidente reivindica el modelo indemnizatorio de la UOCRA. ¿Es trasladable a todas las actividades?
Nuestro método es muy claro y eficaz para las características de la industria de la construcción. Sobre todo, por la temporalidad y porque en una obra participan distintos gremios (primero se hace excavación, luego submuración, vienen cementistas, armadores, carpinteros, se hace instalación de revestimientos). Estos gremios no están desde un principio hasta el final. Cubren distintas etapas. Entonces nuestros trabajadores y trabajadoras están en un sistema que se adecua a estas circunstancias para encontrar una formalidad laboral. Nosotros incorporamos tecnología. Hoy existe una tarjeta inteligente, con microchip y banda magnetizada, con la historia laboral del trabajador, hoy tenemos registro con base de dato con la historia laboral y en cada alta de una empresa de la construcción automáticamente se dispara ese ingreso a la AFIP, obra social y al sindicato si ese trabajador o trabajadora quiere ser afiliado a nuestra organización sindical. A nosotros este sistema nos funciona. Ahora a mí me supera si funciona en otras actividades. Pero si se avanza debe ser bajo entendimiento paritario, no por ley, debe ser analizado por actividad y acordado vía convenio. No reivindico que sea un sistema utilizado en todas las actividades. Soy respetuoso de la soberanía de cada actividad y la determinación de sus convenios colectivos.
-Hace tiempo venís señalando que la Argentina poniendo al cien por ciento sus fuerzas económicas activas, igual dejaría un 30 por ciento de la población afuera. ¿Cómo crees qué se resuelve?
-Poniendo el mercado interno al cien por ciento no tenemos capacidad para resolver el cien por cien de nuestra demanda. De allí que me animó a decir que una de las alternativas es transformarnos en un país exportador. Lograr más ingreso de dólares de los que salen. Para ello necesitamos una mesa de trabajo. De consenso. Una mesa de todos los sectores que buscan ganar mercado, ir al mar de la globalización. El tema es ir en canoa o trasatlántico, para superar los vendavales de la globalización que no es perfecta como bien dice nuestro Papa Francisco.
-¿Qué pensás de los que trabajan sin derechos, que algunos definen como “informales”, que vos apoyaste con proyectos inclusive presentados a Sergio Massa cuando era presidente de la Cámara de Diputados?
-Este es un debate internacional. En la Organización Internacional del Trabajo (OIT) existe un capítulo sobre la economía social, productiva, estamos en debate por sacar un convenio, o recomendación, a nivel internacional porque es un fenómeno en países desarrollados y en vías de desarrollo. Consideramos que todos debemos acceder a los mismos derechos de la formalidad, una política que contenga a todos los sectores, formales e informales.
-¿Cómo está el movimiento obrero organizado argentino en comparación con el resto del mundo?
-Argentina está dentro de los diez países del mundo de mayor nivel de membresía, de afiliados. Entre esos países están Alemania, Francia, Inglaterra, Bélgica, países nórdicos. Los Estados Unidos hoy tiene un 10 por ciento nada más de afiliados de toda la masa de trabajadores y trabajadoras. En España un 15 por ciento. Italia un 25 por ciento. Acá en la región Brasil tiene menos que nosotros. Si vos comparás el concepto de justicia social en Brasil está cuatro peldaños abajo que nosotros. Estando en el tercer gobierno de Lula y no firmó el convenio 87 de OIT de libertad sindical. En México la cosa está mal. Hay una crisis sindical muy grande. Cayó mucho porque los sindicatos se convirtieron en “contrato de protección”, que significa que a los delegados los nombra el sindicato y no lo eligen los trabajadores. En las condiciones sociolaborales no participa el trabajador involucrado sino el sindicato desde una oficina. Se burocratizó mucho y se perdió la relación directa con el trabajador. Esto es una deformación de los sindicatos, de la libertad democrática de elegir su delegado. Que son los cuerpos orgánicos de la institución. Después esos delegados si no están de acuerdo con la conducción de su sindicato pueden armar una agrupación y presentar una lista. En la UOCRA he tenido elecciones con tres listas. Cada cuatro años renuevo mandato.
-El cambio de autoridades del sindicato de los trabajadores de la economía popular (UTEP) se realizó en la CGT. Estuviste en primera fila ese día. ¿Hay algún avance de ese vínculo?
-La relación es de mucha hermandad. La CGT pretende ante esta circunstancia ser la voz de los trabajadores formales y también de quienes quieren trabajar y no consiguen trabajo. Por lo tanto, ahí estamos involucrando a compañeros que no están dentro del sistema formal. Planteamos un proceso de transición. Este es un fenómeno global. Se ve con la cantidad de miles de migrantes yendo a Europa o a los Estados Unidos. Es un gran desafío. Una pelea internacional. Debe haber un nuevo contrato social en el mundo. El consenso logrado luego de la revolución industrial hoy no está en plenitud. Las variables de la producción han generado muchos cambios. Debe haber un nuevo rediseño en ese sentido.
Peronismo
-¿Al peronismo cómo lo ves después de la derrota del balotaje?
-El peronismo tras ser derrotado por Raúl Alfonsín convocó a un proceso de renovación de primera generación. Por lo tanto, nosotros pensamos que este resultado obtenido en las últimas elecciones debe provocar en el peronismo un proceso de renovación de segunda generación. Creo que estamos en ese camino.
El peronismo en el último tiempo, de manera paulatina, transformó de manera particular el concepto de movimiento en una confederación de partidos provinciales. A tal punto es tan grave la situación que se hablaba de “espacio político”, no se hablaba de “movimiento nacional”. Se reaccionaba como espacio político. Definición táctica y estratégica, donde cada provincia aún siendo peronistas tenía su propia definición sobre su programa de gobierno o su postura en el debate político. Creo que debemos recuperar la matriz peronista, una concepción movimientista, con el valor institucional de los gobernadores, intendentes, el movimiento sindical (que es la columna vertebral, porque sin trabajadores no es peronismo). Nuestros políticos en los últimos tiempos ningunearon al movimiento sindical. Los resultados de ese proceso están a la vista. Nosotros queremos restaurar valores de la esencia del peronismo como movimiento nacional. El partido es la herramienta táctica para el desarrollo de ganar un gobierno, pero lo estratégico es el concepto de movimiento nacional.
-Del gobierno de Milei se dice que tiene mucho de los gobiernos del peronismo neoliberal de los noventa. ¿Vos qué decís?
-No es similar a Menem. Más allá de sus locuras respetó el contrato social y más allá de sus cambios existía la división de poderes y el diálogo interactivo de los sectores. Además, contaba y respetaba el encuadramiento dentro del partido justicialista.
La fe
-La última vez que te vi estabas en Plaza de Mayo el día que asumió el nuevo arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva.
Al Padre Jorge lo conozco por haber trabajado el consumo problemático, sean drogas ilegales o legales en el mundo del trabajo. Con él trabajamos en Villa La Cava, junto a monseñor Ojea, en San Isidro, siempre una relación admiración y respeto. Por eso nos pareció espectacular cuando el Papa Francisco lo designó arzobispo de Buenos Aires. Es una luz de esperanza. Con una base pastoral y entendimiento muy llano de los problemas de la Argentina. De una iglesia junto al pueblo, los humildes, los pobres y creo que eso es muy importante.
-Perón tenía una fuerte creencia católica, de hecho, pasó por la orden de La Merced, Evita fue terciaria franciscana. ¿Crees que el peronismo además de alejarse del movimiento sindical o no tenerlo en cuenta hizo algo similar con la fe?
-Creo que caíamos en el mercantilismo político. Perón siempre decía que no debíamos ser parte de la partidocracia liberal. Por eso se constituía con un movimiento nacional y con una doctrina con base en la doctrina social de la iglesia. Caímos en el juego de la partidocracia liberal. Por eso decía más delante de esta conversación que muchos de nuestros políticos hablaban de “espacio”, no decían que somos parte del movimiento nacional peronista donde Perón constituyó este movimiento nacional integrando el protagonismo de la mujer, de los jóvenes, del sindicalismo. Eso es el movimiento nacional.
Gerardo Martínez cuenta que su fe católica llega por su madre que lo bautizó, siendo hijo único. “Todo lo que soy se lo debo a mi mamá. Ella se separó cuando tenía un año y medio. Me crié con mi mamá. En casa había una foto de Perón, Evita y la Virgen de Luján” se confesó. Luego siendo adolescente estudió como técnico mecánico en el ENET Nº 1 de San Fernando, allí fue presidente del centro de estudiantes, con Lanusse de presidente de facto y luego entró a la universidad tecnológica.
-Sobre las acusaciones sobre tu figura vinculada a servicios de inteligencia de la última dictadura militar. ¿Qué explicarías de tu historia en el momento más oscuro de la Argentina?
-En la época de la dictadura uno de los gremios intervenidos fue la UOCRA. Había un coronel a cargo. Todos los que teníamos militancia estábamos sometidos a todo un esquema muy particular, con prepotencias, situaciones muy raras. Fue lo que ocurrió con Malvinas. En ese momento tenía cierto liderazgo y propuse poblar las islas para construir barrios con gente nuestra. De ahí viene una situación rara, confusa, y donde se hablaba de que aquellos que teníamos esos planteos éramos parte de un área vinculada a los secretos de Estado en procesos de guerra. Pero esto quedó aclarado en el marco de la justicia. Nosotros en esa etapa estábamos en el ubaldinismo. Éramos “los jóvenes brillantes”. La UOCRA estaba en las principales movilizaciones para que se vaya la dictadura. No fue Alfonsín, fue el movimiento sindical. Dos momentos como el 7 de noviembre de 1981 con la consigna “paz, pan y trabajo”, de Vélez al santuario de San Cayetano, y el 30 de marzo de 1982 la movilización a Plaza de Mayo, lo demuestran.