Argentina transita por un sendero de incertidumbre económica que se traduce en una mirada de corto plazo. En ese camino el ordenamiento de las variables macroeconómicas aplaza compromisos productivos y sectoriales ya que, de acuerdo al esquema planteado por el oficialismo, es necesario reponer dólares en las reservas del Banco Central e implementar una reducción del déficit fiscal.
Con la acumulación en moneda extranjera que provocó el Programa de Incremento Exportador y la puesta en marcha de planes para bajar el gasto público, el gobierno concentra su atención en el impacto de las medidas sobre los precios domésticos. Hasta el momento, según las estadísticas del INDEC para septiembre, los números no parecen cejar en su escalada, aunque en la cartera económica descartan que la desaceleración se resuelva con una devaluación brusca del tipo de cambio.
Oscilaciones
En el universo de las pymes la postergación se insinúa levemente y los efectos de la crisis tienen distintas repercusiones. Al analizar indicadores de actividad, resulta difícil aventurar predicciones para el futuro de la pequeña y mediana empresa. Lo que sí puede observarse es que desde abril se consolida mes contra mes una ligera retracción de la actividad. Sin embargo, el impacto sobre el acumulado del año no alcanza a revertir la curva de recuperación comenzada a la salida de la pandemia.
Una mirada integral del rendimiento de las pymes nos ofrece un cuadro de oscilaciones en varios niveles. Hay actividades que crecen y generan puestos de trabajo, aunque buscan evitar que la expansión se contraiga ya sea por la dificultad de obtener insumos importados o por el impacto en la suba de las tarifas energéticas. Aquellas empresas que producen para el consumo popular se resintieron como resultado de la pérdida del poder adquisitivo, aunque esperan un repunte ante circunstancias especiales como el mundial de fútbol.
En agosto, según los datos difundidos por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las pymes tienen una mejora interanual de 1,2% (agosto 2021 a agosto de 2022), mientras que en el acumulado del año el crecimiento es de 2,6% (de enero a agosto de 2022). El trabajo elaborado por CAME es el resultado del análisis productivo de 394 industrias y las cifra más sobresaliente indican que “el 66,7% de los sectores relevados creció en la comparación anual y el 50% lo hizo en la comparación mensual”.
Al ser consultados sobre el informe, desde la entidad son cautelosos respecto a las cifras positivas del último mes. Detallan que, comparado con julio, la industria pyme registra una pequeña retracción, mientras que, al cotejar los valores interanuales, el crecimiento actual se explica por los bajos niveles del año anterior cuando la actividad operaba bajo las restricciones de la pandemia. Con la evaluación de septiembre, el rendimiento puede empeorar ya que la comparación interanual se haría sobre los meses de mayor actividad (septiembre, octubre, noviembre, diciembre de 2021)
Hablamos con algunos empresarios y referentes de pequeñas y medianas empresas para conocer de cerca la realidad de las pymes. Leandro Natali es el responsable de la Delegación Rosario de la Asamblea de pequeños y medianos empresarios (APYME) y protesorero a nivel nacional de la entidad que reúne a industriales, comerciantes, prestadores de servicios y cuentapropistas. César Crocitta es economista especializado en macroeconomía y asesor de Pymes Sur, una Asociación Civil cuyo principio rector es la defensa de la industria nacional. Raúl Hutin es empresario textil de la zona de Moreno, Vicepresidente de la Unión Industrial de Moreno y miembro de la Central de Entidades Empresarias (CEEN).
Para Leandro Natali la trayectoria de las pymes industriales desde la pandemia hasta la actualidad atravesó diferentes momentos y exigencias: “El principal problema durante la pandemia era que no se podía fabricar productos por la falta de consumo. Pero a mediados de las restricciones empezó a levantarse la actividad y arrancó una fuerte necesidad de producción. Ahora el problema coyuntural es el de las restricciones a las importaciones”.
Natali matizó la tendencia descendente en los rendimientos de las empresas. Consideró que no puede tomarse sólo el mercado interno como variable para dar cuenta del estado de situación ni ponderar la capacidad instalada como signo evidente del crecimiento: “Hay muchas empresas que no trabajan para el mercado interno, son exportadores o trabajan para industrias grandes. Esas empresas hoy tienen otra situación. Por ejemplo, el incremento de la capacidad ociosa hay que analizarlo por rubro. No está directamente relacionado a que la empresa que trabaja más, vende más”.
Raúl Hutin aportó una reflexión de clara naturaleza política. Para el empresario textil el desempeño de las pymes hay que evaluarlo teniendo en cuenta la situación del país: “El contrato electoral quedó lejos allá en el tiempo, pero estamos sacando las papas del fuego de una urgencia que la veíamos complicada. Massa está logrando objetivos concretos y eso es importante”.
Para Hutin debe primar una mirada sensata: “Yo tengo que ser pragmático y resolver los problemas de la gente. Por ejemplo, estoy en desacuerdo con el dólar soja, pero lo entiendo pragmáticamente porque nos resuelve un problema fundamental. Lo mismo con el incremento de la tasa de interés, tema que discutí con el “Vasco” (de Mendiguren). No hay que hacer de estos temas un mundo porque cuando la sábana es corta, si todos empezamos a tirar, la rompemos. Cada uno tiene que saber dónde aprieta el zapato porque si no sacamos entre todos el carro del barro estamos liquidados”.
César Crocitta eligió otro camino. En sentido opuesto a Hutin, el economista enfatizó que la situación puede agravarse por el rumbo que está tomando el gobierno, ya que el costo que tiene la suba de la tasa de interés es alto: “Cuando vos subís la tasa de interés sube el costo financiero de los productos por ende suben los precios. Hoy la tasa de interés es un componente primordial en cualquier cadena productiva. Si vos tenés que fabricar un producto a entregar en 90 días tu precio de venta va a ser el precio del costo más los márgenes de utilidad, más el costo financiero. Es problemático”.
Retracción
Otro de los aspectos que llama la atención son los datos del Índice de Ventas Minoristas Pymes, un relevamiento mensual elaborado también por CAME sobre la base de 1.157 comercios de todo el país. Es de suma importancia valorar estas estimaciones ya que las pequeñas y medianas empresas representan el 70% del consumo del mercado interno.
Según el informe, que cuantifica los niveles de consumo, en agosto, las ventas minoristas cayeron 2,1% respecto al mismo mes del año pasado. Ahora bien, en comunicación con este medio, voceros de la entidad aclararon que “no podemos comparar los rendimientos de agosto del año pasado porque ahí el consumo se reactivó con el stock disponible. La industria se recompuso sólo cuando salió a la venta el stock que tenía guardado”.
Las estimaciones consignan que “tres de los seis rubros relevados vieron reducir sus ventas en la comparación interanual”. Además, señalan que “si bien los comercios trabajaron con mayor certidumbre, con precios relativamente más estables, el consumidor fue medido al momento de realizar compras”. En esta línea también se direccionan los comentarios sobre la rama textil: “La observación general es que se sintió la falta de dinero en la calle para sostener ventas, especialmente en el rubro indumentaria”.
La pendiente en materia de consumo comienza a dibujarse con mayor claridad. En mayo las mismas mediciones detallaron que todos “los rubros relevados registraron un retroceso en las ventas por el incremento de costos”. En julio, cuatro de los seis rubros relevados redujeron sus ventas interanuales. “La variación de precios y los problemas de reposición de mercadería, inquietaron a comerciantes y consumidores”, alertaron.
Sobre este aspecto, Natali aportó que “hay una variación negativa de la venta minorista atribuible a que los sueldos no compensan la inflación” y que “el mercado interno va a sentir una caída en la actividad”. El dirigente de APYME insiste con el grado de oscilación que se verifica en la pequeña y mediana empresa: “Hay rubros que exportan mucho y siguen trabajando, y otros rubros van a ir quedándose repercutiendo en el mercado minorista”.
Hutin fue optimista a pesar de las estadísticas y prefirió enumerar las medidas necesarias de acuerdo a la importancia de las pymes en la estructura productiva del país: “El 75% de la mano de obra ocupada le pertenece a las pymes, el 95% de las empresas somos pymes, el 50% del PBI lo construimos las pymes. Vos no podes pensar que el país puede funcionar a partir de las exportaciones primarias. Tenemos las condiciones necesarias y suficientes pero hay que poner plata en el bolsillo de la gente, sólo así podremos recuperar el mercado interno”.
Para Crocitta las medidas del gobierno apuntan a la contracción del consumo ya que afectan uno de los medios de pago más difundidos entre los consumidores: “El recorte que hace el estado se está empezando a sentir porque los cambios en el ahora 12 con tasas de interés muy elevadas hace que la gente deje de usar la tarjeta. Sin lugar a dudas, la suba es un fenómeno que influye y desactiva el consumo. Se desacelera la actividad”.
Ante los formadores de precios, política redistributiva
En otra entrega de zoom, Aldana Montano relativizaba la existencia de herramientas antiinflacionarias claras en un “programa de estabilización” asediado por las exigencias del Fondo Monetario. Una posible respuesta al planteo es que responder a las exigencias del fondo es la herramienta que el gobierno emplea como ancla para morigerar los incrementos.
La estrategia consiste en que el ajuste sobre el gasto y la moneda surta efecto sobre las expectativas económicas para generar una desaceleración.
En el sector tienen otra opinión sobre el orígen de la inflación y las medidas para recomponer la situación. Veamos el relevamiento trimestral elaborado por APYME en mayo para saber cuál es el diagnóstico de esta y otras entidades sobre el orígen de la inflación.
En el trabajo se anunciaba que en mayo las empresas transitaban un proceso de recuperación, pero soslayaba que, tanto en los niveles como en el grado de inversión, empezaba a percibirse un freno. ¿Qué causas identifican como determinantes para la desaceleración de la recuperación? El informe responde: “Los aumentos injustificados de precios y el normal abastecimiento de los insumos difundidos, que son aquellos productos y materias primas que constituyen el factor productivo básico para cada actividad, están a lo largo de los distintos segmentos de las cadenas de valor”.
Esto quiere decir que la suba en los precios radica en la estructura productiva misma. Condicionado por el ingreso de divisas de exportaciones de granos y otras materias primas, “los incrementos en los precios parten desde la base misma de sus procesos productivos” como resultado del traslado de los valores de comercialización internacional al plano local.
Este fenómeno sólo es posible, explica la investigación de APYME, bajo condiciones de cartelización y abuso de posiciones dominantes de empresas monopólicas y oligopólicas, mayormente extranjerizadas.
Las pequeñas y medianas reclaman que el incremento de los precios mayoristas impactan en los costos de producción, pero también afectan a los comercios minoristas, cuya capacidad para absorber los aumentos es mínima. Mientras se traslada a precios el incremento de costos, se produce la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores.
Al ser consultado sobre este punto, Natali ofreció una respuesta contundente: “Para nosotros sigue faltando la redistribución que es lo básico para el mercado interno. Si vos no le sacas los impuestos al que más tiene, terminas sacando planes sociales o educación, porque de algún lado tenés que achicar. Como vos no le exigís a los grandes terratenientes que paguen impuestos, pedís más crédito, y eso a mediano plazo tiene efectos en la distribución del producto bruto sobre la población. Para nuestra política no sirve porque en nuestra visión es necesario una distribución de la riqueza lo más equitativa posible. No es sólo una visión política, nuestras empresas se nutren del mercado interno, porque sí vos le sacas al más chico, obviamente en algún momento nuestras empresas no van a tener venta”.
El asesor de Pyme Sur, Crocitta, fue un poco más allá al detallar cuáles entiende que son los errores en el rumbo económico del oficialismo: “Vos podes frenar la actividad. El gasto público es el motor de la actividad económica. Es inyección de dinero, en las empresas y en la familia. Cuando el gobierno está gastando es transfiriendo ingresos desde el estado al resto de la sociedad. Cuando lo retrae hace que caiga la actividad económica. Sí a eso le subís la tasa de interés, a su vez haces subir los precios de los productos y eso impacta en el consumo. Están implementando una política económica equivocada”.
Ante el “dólar Qatar”, el dólar productivo
La semana anterior fueron días de agitadas reuniones en el Palacio de Hacienda. Es que tanto el ministro de Economía, Sergio Massa, como su par de Comercio, Matías Tombolini y el secretario de Industria y Desarrollo Productivo, José Ignacio de Mendiguren, atendieron uno de los reclamos de larga data entre las pymes. El pedido apunta a resolver el problema de la tenencia de dólares que requiere la pequeña y mediana empresa para garantizar las importaciones de insumos necesarios.
Si bien el reclamo se vincula con la dinámica específica de los empresarios locales, toca una arteria sensible de la macroeconomía Argentina: como administra el BCRA la escasez de divisas y qué destino piensa darle a las reservas acumuladas luego del “dólar soja”.
La discusión se da en medio del debate sobre la implementación de un tipo de cambio especial para las compras en el exterior con tarjeta o por E-Commerce e importaciones de bienes suntuosos. Varias cámaras que agrupan a medianas empresas reclamaron airadamente la necesidad de restringir el acceso a las divisas para lo que los medios traducen como dólar Qatar.
Una de las organizaciones que puso el grito en el cielo fue la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA) que difundió un comunicado donde manifestaba: “No puede ser que estemos reclamando en este momento de coyuntura, donde es conocida la problemática de acumulación de reservas, la posibilidad de gastar los dólares en ítems que no sean para producir bienes y servicios de Industria Nacional”.
Para esta semana se aguardan anuncios en el régimen de importaciones ya que desde el Palacio de Hacienda admiten que el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI) no sirvió para hacer un uso racional de las divisas.
Según informaron desde el oficialismo, la idea es reducir los plazos para acceder a los dólares en cuentas necesarias para pagar insumos importados y ampliar los cupos permitidos para dichas importaciones. El diseño de la política busca reducir remarcaciones de precios preventivos y desactivar medidas cautelares que meses atrás permitieron importación de artículos que el gobierno considera no esenciales.
En su cuenta de twitter Sergio Massa comentó: “Este SIMI va a dar previsibilidad a las pequeñas y medianas empresas de nuestro país, ya que contará con fecha de pago al mismo momento de su aprobación. Así, las empresas van a poder planificar sus procesos productivos con orden y certidumbre».
Al respecto Hutin comentó que fue protagonista de un ofrecimiento de sobrefacturación para traer maquinaria del exterior: “Vinieron a ofrecerme una máquina y me dijeron que me salía gratis. Entonces comentaron que había que facturarla tres veces. Una era para ellos y otra para que a mí me salga gratis la máquina. Si eso me lo ofrecen a mi que no soy nadie, imaginate lo que le debe haber sido esto con las grandes empresas”.
En este escenario, el empresario textil de Moreno reclama mayor presencia y control del estado: “Se necesita la mano firme del estado. Si no podemos parar las cautelares porque el partido judicial juega fuerte, mandale el control en el momento en que entra la mercadería. Hace todas las denuncias que correspondan y corregí la sobrefacturación porque nos está generando agujerosa enormes que todavía no hemos logrado cerrar”. Por último añadió: “Hay que cambiar el concepto de la SIMI oculta. Es necesario darle al sistema transparencia y continuidad para que cada uno sepa cómo va su trámite. Indiscutiblemente darle preferencias a aquellos que aportan a la producción nacional, que se produzca en el país y que tengan urgencias como faltante de materias primas básicas”.