—Permiso.
—Pase, Bernuncio. ¿Qué pasó? Llegó tarde.
—Tuve el acto del nene en el jardín, Sr. Fischer. El pibe actuaba por el Día del Inmigrante.
—¿El qué?
—El Día del Inmigrante, hoy es 12 de octubre.
—Bernuncio, ¿de qué habla? El 12 de octubre es el Día de la Raza.
—No, eso era antes. Ahora ya no.
—Pero, Bernuncio, si el Día del Inmigrante es en septiembre.
—No, es hoy.
—Le digo que no, me acuerdo patente porque cuando éramos chicos, en La Boca, siempre se hacía una fiesta de las distintas colectividades para el Día del Inmigrante. Y se bailaban danzas típicas con trajes tradicionales. Y era seguro a principios de septiembre.
—Yo no lo quiero contradecir, Fischer, pero hoy la Directora del jardín explicó que el Día de la Raza no corre más.
—¿Cómo que no corre más?
—Le digo que no, de las tres carabelas ni se habló. Y los chicos estaban vestidos como usted dice: unos de italianos, otros de españoles, otros de rusos. Y al final se juntaron en una ronda y cantaron Que se vengan los chicos.
—Qué raro…
—¿Por qué no lo guglea? Va a ver…
—Estaba en eso…
—¿Y?
—No, Bernuncio… ¿Ve? Hoy no es el Día del Inmigrante. Ahora el 12 de octubre se festeja el Día del Respeto a la Diversidad Cultural.
—¿Diversidad lo qué?
—Es un decreto presidencial del año pasado. Para que se respete la diversidad étnica y cultural de todos los pueblos. Como dice la Constitución.
—Como el Día del Inmigrante…
—Sí, pero no… Es otra cosa. Esto es porque hablar del descubrimiento de América era una mentira.
—¿Cómo mentira? ¿Colón no descubrió América?
—Colón sí.
—¿Y entonces?
—Pero América existía desde antes.
—Sí, estaba llena de indios.
—No, Bernuncio. Eran pueblos originarios de esta tierra. ¿Ve? Por eso es que cambiaron el nombre del feriado. Porque hay gente como usted que sigue pensando que acá había indios, y que antes de Colón no había nada.
—Mucho no había…
—Se equivoca, Bernuncio. Los incas, los mayas, los aztecas…
—Pero de eso no quedó nada.
—Justamente. No quedó nada porque los conquistadores los liquidaron para quedarse con la plata y con la tierra.
—¿Y eso qué tiene que ver con el respeto por la diversidad de los pueblos?
—Tiene que ver poco. Los españoles no respetaron nada.
—¿Pero en el acto del jardín los españoles bailaban de la mano con los otros?
—Bueno… la idea es que todos tenemos que respetar a todos.
—Ah… pero ¿y los indios?
—Fue un genocidio, Bernuncio.
—¿Por eso en el acto no había ningún nene vestido de indio?
—No, Bernuncio… Yo qué sé lo que entienden los maestros.
—Mire, Fischer, yo de chiquito tuve que actuar en la escuela un 12 de octubre. Había un telón que tenía pintadas la Santa María, la Niña y la Pinta. Yo hacía de español. Y mi primo Atilio, Carlitos y el Cacho Fuentes hacían de indios.
—Es lo que nos enseñaron a todos los de nuestra edad.
—Pero, ¿y ahora? ¿A dónde quedaron los indios? ¿Quién les habla de los indios a los pibes?
—Supongo que mientras preparaban el acto, las maestras algo habrán comentado.
—Mucha diversidad cultural, pero se cargaron a los indios.
—Lo importante es no seguir festejando como una fiesta patria la fecha donde comenzó la conquista.
—Puede ser…
—Bueno, Bernuncio. Vaya, que hay mucho laburo…
—Sí. Señor, si vuelve Ramón, ¿qué le digo?
—Dígale que no estoy, que venga otro día.
—Pero, Fischer, todas las semanas le hago el mismo biribiri. El paragua ya se dio cuenta que le está esquivando el bulto.
—Que se joda.
—¿Por qué no le afloja unos mangos y listo? Laburar, laburó.
—No te metás a defender a la negrada, Bernuncio.
—Fischer…
—¿Qué querés Bernuncio?
—Usted, de chico, ¿de qué se disfrazaba para el Día del Inmigrante?